Alice Cooper: sentando cátedra más allá de la senectud (Barcelona) – Septiembre 2019

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ALICE COOPER + BLACK STONE CHERRY

BARCELONA – 8 DE SEPTIEMBRE 2019

SANT JORDI CLUB

Hay artistas que no llegan a los 71 años, otros llegan mermados, otros siendo una caricatura de lo que fueron… Otros llegan bien a esa edad, otros muy bien… y luego está Alice Cooper. Ayer, un anciano con gorro de copa y con la cara pintada hizo disfrutar a más de medio Sant Jordi Club que vivió uno de los conciertos del año. ¿Cuál es su secreto? Hay varias respuestas: por un lado, la banda que lo acompaña. Es espectacular ver el nivelazo que tienen, esos coros reales y la suma de personalidades y actitudes. Nita y Ryan Roxie llenan el escenario por si solos. Otra respuesta es el excelente y variado show de variedades que entretiene y da pausa para que el maestro descanse y pueda cambiarse de modelito. Para eso están también las piezas instrumentales. Y finalmente cabe resaltar que a nivel de voz los temas de Alice Cooper tampoco han tenido una excesiva exigencia. Mr. Fournier se basta con ser él mismo así que poco o nada ha perdido tras sumar siete décadas.

Black Stone Cherry dan ejemplo de cómo aprovechar el telonear a los grandes

Para muchos tan interesante era el show de Alice Cooper como la posibilidad de poder ver a Black Stone Cherry. Los de Kentucky vinieron el pasado año, pero no les había visto sobre un escenario desde el lejano Kobetasonic en Bilbao en la década pasada. Cómo ha crecido el grupo y qué enorme poder poseen sus canciones en las que mezclan ese toque grunge con el rock sureño. Una apisonadora sónica que arrasó con todo en “Burnin’” y en la que el combo demostró que la actitud es una de sus mejores bazas de directo. Encadenaron tema tras tema sin respiro con un excelso Chris Robertson en “Me and Mary Jane”. Tras guitarristas de movilidad constante, un baterista aplastando los parches con una fuerza descomunal y un teclado perfectamente audible que le daba mucha clase al grupo. Se agradece cuando el cabeza de cartel no recorta el sonido al telonero.

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Se me ganaron cuando atacaron ese maravilloso single que es “Blind Man”, tema que les puso en el mapa en 2008. Se atrevieron a hacer un momento de armonía vocal conjunta muy bien llevado. “In My Blood” es una balada medio tiempo destinada a abarcar a un público mayor. A destacar el enorme telón con el logo del grupo, la gorra de Chris y esos tapetes hippies que adornaban su descarga. Creo que con “Blame It on the Boom Boom” se llevó de calle el show. Infalible single que sirvió para convencer a todos los asistentes, que también disfrutaron con el alma grunge de “White Trash Millionaire” en la que cantó de forma solista el bajista Jon Lawhon. Hubo dobles voces incluidas en de los intrincados riffs de “Lonely Train”, atacados de forma bestial por parte de grupo, pero sobreactuados por parte de un John Fred Young a que también se atreve a cantar. Un percusionista-roadie hizo varias apariciones a las congas para darle más color incluso.

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Felicidad y mucho feeling en “Cheaper to Drink Alone” siendo un tema comercial con reminiscencias a Aersomith y con una pandereta de acompañamiento. Hubo un suspiro con ciertas connotaciones cristianas, un breve solo de música sacra y un agradecimiento de Ben Wells con un “que Dios os bendiga”. No hubo tiempo para más empalmando con una furibunda “Family Tree”. Orgía de guitarras final con un solo de teclado que dejó a banda y público satisfechos. Lo de Black Stone Cherry fue el perfecto ejemplo de cómo aprovechar el tiempo y ganarse los fans con sangre, sudor y decibelios. Os aseguro que para muchos de los asistentes estuvieron ante una revelación.

Alice Cooper cumple con todas las pesadillas esperadas

El show no tiene parangón y sigue siendo una auténtica fiesta. The Coop sabe lo que la gente quiere y sin aparente esfuerzo consigue trasladarte a su mundo de fantasía durante hora y 20 minutos. Sí, lo único criticable es que el concierto pasa volando y necesitas media hora más de clásicos y joyas ocultas. Tras dos temas pregrabados de ambiente cayó un telón que fue retirado por soldados medievales de cascos brillantes. Tienen muy claro que los tres primeros temas son para que los fotógrafos hagan su trabajo y el show que acontece en el primer tema es extasiante. No sabes ni dónde mirar porque Cooper sube hasta lo alto del castillo con su sombrero de copa, aparece un “Eddie” gigante con zancos y el grupo posa debajo formando en línea. Ha pasado un mundo, pero sólo era “Feed My Frankenstein”. Diversión, espectacularidad y clásicos, justo lo que uno puede esperar del rock n’ roll. La fiesta sigue con la preciosa “No More Mr. Nice Guy” con toda la sala coreando como loca.

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El castillo en si no es algo novedoso, pero sí lo es la torre con ventana y las lámparas de araña en el techo. Nita Straussmerece aplausos y miradas. Es una bestia del directo, un ángel rockero que toca como un diablo, y el resto que forma el combo no se queda atrás. Es posible que la banda actual de Cooper sea la más completa y perfecta. Nita bailó con Chuck Garrica lo Pulp Fiction entre risas. Es impresionante ver cómo el grupo disfruta deambulando por el escenario, subiendo, bajando y cantando. Aquí no hay pregrabados que valgan. Y qué maravilla es que hayan recuperado un trallazo del tamaño de “Bed of Nails”, tanto como la gema oscura que es “Raped and Freezin’”. “Fallen in Love” es lo único que cae de su nueva obra Paranormal, y cumple expediente, pero poco más. A destacar esos coros de Ryan Roxie y esa maestría del divo con la armónica. En ese momento las luces de fondo eran rojas y los focos verdes cayendo en picado. Todo ello para luego agarrarse a un pedazo de historia como es “Muscle of Love”, maracas en mano. Cooper parece que sigue divirtiéndose y su voz se mantiene en excelentes condiciones.

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“I’m Eighteen” emergió con The Coop armado con una muleta ortopédica. Tiene gracia que este señor cante que tiene 18 cuando supera los setenta. Cada canción tiene su numerito y en “Billion Dollar Babies” llueven billetes y le montan una catapulta que dispara confeti al respetable. Excelente el grupo a los coros y con la elegancia que siempre le transfiere su sombreo de copa y su espada. Tocaba que la sala se derritiera con “Poison” y así fue, con el rey del shock rock con el látigo en la boca. El público se bebió el dulce veneno e inundó la sala de móviles. De verdad que hay muchos momentos cansinos. La gente no se da cuenta que al grabar reduce su visión y se pierde muchas cosas que suceden en vez de disfrutar, aparte de reducir la visión del que tiene atrás. Luego Nita apreció en lo alto del torreón, encapuchada y luciendo velocidad dactilar. Enamoró más todavía a todos sus muchos fans.

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Uno de los grandes momentos de la noche fue el de recuperar algo tan grande como es “Roses on White Lace”. Benditos tiempos en los que Alice se acercó al heavy metal sin pudor alguno. Otra de las inesperadas sorpresas fue “My Stars”, que lució como pocas. Descanso para la estrella y protagonismo espectacular para todo el grupo en un enlace continuo de temas en formato instrumental que sirvió también para preparar numeritos varios.

El mix teatral final es el clímax

Impactante el mix de varios temas, aunque me dolió que muchos de esos temazos quedasen a medias. Se empezó con el “Devil’s Food” del mítico Welcome to My Nightmareen versión instrumental. Quedó fundida con “Black Widow”, con su mítica cadencia y con un Glen Sobel a la batería que no se queda corto ante el empuje del resto de miembros del grupo. Se dio paso a la balada “Steven” y curiosamente pensé en ese momento que se ha prescindido del percusionista. Luego vino el bebé gigante, la camisa de fuerza con la enfermera (juraría que no era Calico) y la decapitación por guillotina. Mira que he visto veces el numerito, pero es siempre espectacular. Impresionante cuando se queda el grupo solo encargándose de las voces de “I Love the Dead”. Reaparición en “Escape”, otra de los fundamentales de Welcome to My Nightmare y finiquitado todo con la potente “Teenage Frankenstein”, con el “Eddie” con zancos haciendo su aparición estelar.

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Quedaban los bises y la primera fue, como no podía ser de otra manera, “Under My Wheels”. ¿El mejor tema de Alice Cooper? En mi sector empezó este debate mientras disfrutábamos de una ejecución perfecta que siguió con una invasión de burbujas para adornar la hímnica y generacional “School’s Out”. Me fastidia siempre que la mezclen con el “Another Brick in the Wall”, pero no me voy a quejar. Pelotas gigantes que terminan petadas por un Alice que volvía a empuñar el sable y que aprovechaba para hacer las presentaciones de rigor. Luego las luces y la sensación de que había pasado todo en un suspiro. Hora y 20 minutos, pero posiblemente para que el espectáculo sea tan mayúsculo hay que dosificar los shows a este minutaje. Si viniera cada año nos haría felices y a los que se perdieron el concierto que sepan que está en el Top 5 de 2019. ESPECTACULAR…

TEXTO: Jordi Tàrrega (Barcelona)

FOTOS: Irene Kilminster (Madrid)

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1 comentario

  1. Excelente crónica Jordi. Todos tremendos! Yo añadiría la pregunta de por que no estuvo lleno a reventar, está en mucha mejor forma que algunos de su quinta y llenan estadios, me jode, la verdad. En fin, ellos se lo perdieron!
    *La novia-enfermera es su mujer Sheryl. Enhorabuena por el artículo

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