Crónica: noche festiva de la mano de H.E.A.T y Crazy Lixx en Madrid

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H.E.A.T + CRAZY LIXX

MADRID – 3 NOVIEMBRE 2023

SALA LA PAQUI

ORGANIZA: MADNESS LIVE

En esto de la música a veces nos complicamos demasiado buscando estilos rupturistas e innovadores, cuando de repente, asistiendo a conciertos como el de esta noche, redescubres que el verdadero sentido de la música en directo es algo de lo más sencillo, pasar un buen rato y disfrutar de la energía que siempre rodea la música en vivo.

Y en ese aspecto, bandas de corte glam como las de esta noche son ideales, grupos directos alejados de cualquier tipo de pomposidad o trascendencia, puro hard rock orientado a la diversión y el buen rollo. Abrieron la noche Crazy Lixx, banda sueca que forma parte de eso que se ha dado en llamar la nueva ola de sleaze sueco, y es una definición perfecta, porque lo suyo es hard-sleaze de corte ochentero, desenfadado, canalla, directo y muy muy festivo.

Sus escasos 45 minutos se hicieron cortos, pero en ellos hicieron buena gala de sus armas, con un Danny Rexon comandando a una banda muy bien engrasada, donde destacó la efusividad de sus dos guitarristas Chrisse Olsson y Jens Lundgren.

La influencia de las bandas angelinas del sunset-strip quedó patente en «Anthem» donde ondeó la bandera americana, elemento visual que se reforzó posteriormente con un Danny enfundado en la máscara de Viernes 13, para con el más puro estilo slasher atacar «XII» y alargar un poco más la festividad de Halloween.

Sonaron bien, imprimieron mucho carácter sobre el escenario, y el público disfrutó de lo lindo. Ideal para abrir boca.

La sombra de Erik Gronwall es alargada, su marcha supuso un duro mazazo para H.E.A.T, pero pese a todo ha perseverado y ha resuelto de forma sobresaliente la marcha de un frontman y cantante tan carismático como Erik. ¿Quien dijo que segundas partes no son buenas? De momento, esta segunda etapa de Kenny Leckremo a las voces -ya fue vocalista del 2007 a 2010- está resultando algo maravilloso.

Pocas veces se ve sobre el escenario a un tipo que irradie tanta felicidad y buen rollo, su simpatía y su energía son de lo más contagioso, y esa forma de convertir el concierto en una especie de clase de gimnasia hace que el público se implique y vibre al máximo.

Viéndolo sobre el escenario, siempre pienso que es lo que le hubiera gustado ser al Sebastian Bach de Skid Row (curiosamente la nueva banda de Erik), ya que éste último también resultaba eléctrico sobre el escenario, pero tanta efusividad acababa pasándole factura a la voz, ahogándose y desluciendo los temas… eso no le pasa a un Kenny que corre, bota, baila pero su voz siempre está de diez, es algo descomunal….. quizá abuse de apuntar con el micro al púbico para que cante los estribillos, pero incluso en esto intenta ser más comedido… esta nueva versión de Kenny es algo digno de ver.

Tampoco le va a la zaga una banda perfectamente engrasada, con el siempre enigmático Dave Dalone bordando las guitarras, un Jimmy Jay aportando caña con su bajo (con el apoyo de Crash a la batería), y Jona Tee encargándose de aportar musicalidad con el teclado a esa amplia colección de himnos que atesora la banda.

El llenazo de la sala Paqui convirtió el concierto en algo ardiente, con la gente implicada cantando con fuerza todos los temas, un Kenny majestuoso que logró que la gente mantuviera la intensidad por todo lo alto, y unos temas que sonaron limpios, directos y con mucho gancho. Con tanto hit es difícil destacar alguno, pero sin duda «Living on the run» fue uno de los que más aplausos se llevó, y eso que hubo mucho temazo donde elegir -«Rock Your Body», «One by one», «Breaking the silence», «Beg, beg, beg», «Point of no return», el bailongo «Back to the rhytm» o «A shot at redemption» por citar algunos-

Lo dicho, conciertazo de esos en los que redescubrir la verdadera esencia de la música rockera.

Juan José Díez

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