Crónica: Scorpions desafían al paso del tiempo en Madrid – Julio 2024

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SCORPIONS + PHIL CAMBPELL & THE BASTARD SONS

MADRID – 16 JULIO 2024

WIZINK CENTER

Tras anunciar su retirada con una gran gira de despedida en 2010, Scorpions protagonizaron una recogida de cable memorable y decidieron seguir con su carrera. Desde entonces, han editado 2 discos más y realizado un buen puñado de giras, lo que sin duda certifica que la banda sigue con ganas.

Pero el paso del tiempo es inexorable y afecta incluso a leyendas como ellos, tomando todos consciencia de que no son eternos y que más pronto que tarde, acabarán retirándose. Y es que hoy por hoy, la banda es un festival de contrastes, por un lado destaca la energía desbordante de Mikkey Dee (60 años), capaz de insuflar un plus de energía a la banda con su efervescencia a la batería, y por otro lado tenemos a un Klaus Meine (76 años) que ya está para pocos trotes, parco en dinamismo, algo tembloroso, pero cuyo mayor aval es una voz que afortunadamente sigue cumpliendo.

A medio camino tendríamos al dúo de guitarristas Mathias Jab (68 años) y Rudolph Schenker (75 años), siendo este último un pilar fundamental en cuanto a imagen, capaz de emanar esa fuerza escénica tan característica y tan necesaria para una banda de rock; a efectos de carisma es el arma fundamental de Scorpions, por no hablar que su desempeño a las seis cuerdas está fuera de toda duda.

Este tipo de bandas clásicas con más de 40 años de carrera a sus espaldas siempre cuentan con el poder de la nostalgia a su lado, logrando que el público que creció con su música acuda de forma masiva a la llamada de sus directos para rememorar tiempos mejores. El Wizink Center se llenó de 15.000 almas ansiosas de escuchar los temas del «Love At First Sting (1984)» que daba título a esta gira.

Y es que, ¿qué rockero de más de 40 años no ha vibrado con cortes como «Bad Boys Running Wild», «Coming Home», «Crosfire», «Big City Nights» o «Rock You Like a Hurricane»? En un show de Scorpions hay momentos para todos, los puristas pueden disfrutar con cortes instrumentales -también clásicos- como «Coast to coast», se puede caer rendido ante la energía de «Blackout» y como no, pagar el peaje de las manidas baladas que dieron fama a la banda («Still Loving you» y «Wind of change» que afortunadamente no intentó cantar en español).

También sonaron otros temas como «Make it real», «Send me an angel», el acústico «Delicate Dance» -curiosa guitarra acústica en forma de flying V de Rudolph- o «The Zoo».

Al final un concierto de Scorpions es un acuerdo tácito entre público y banda, ofreciendo el grupo justo lo que el público demanda, marchándose todos con una sonrisa a casa y conectando con su yo adolescente de décadas pasadas. Win-win para todos.

Abrieron la noche la banda del otro miembro superviviente de Motörhead además de Mikey Dee, el guitarrista Phil Campbell y su nueva banda formada por tres de sus hijos (Phil Cambbell and the bastard sons), un producto que rinde pleitesía al rock clásico que les otorgó la fama y una escusa válida para volver a escuchar temas de Motörhead de uno de sus integrantes (sonaron «Born to raise hell» y «Ace of Spades») en un show muy corto de únicamente 6 temas donde además de los hits de Motörhead hubo espacio para «We’re the bastards», «Freak Show», «High Rule» y «Strike The Match».

Si no fuera por ser quien es, pasarían desapercibidos, e incluso así, la gente apuró el tiempo y acabaron tocando para un Wizink aún a medio gas. Habrá que dar tiempo a esta banda para que se labre su propia identidad, hoy eclipsada por el pasado glorioso de Phil.

¿Habrá sido esta la última gira de Scorpions? Veremos….

Buenos tiempos para los amantes del metal clásico que en las últimas semanas han podido disfrutar de iconos como Judas Priest (y Saxon), Metallica (por partida doble) y Scorpions.

Juan José Díez y S.A Sánchez

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