Un metalero perdido en Mad Cool – Jueves

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MAD COOL

JUEVES – 6 JULIO 2023

ESPACIO DE FESTIVALES DE MADRID

La sexta edición del Mad Cool llegó con un cambio de recinto, pasando del Espacio Valdebebas al nuevo Espacio de Festivales de Madrid situado en el barrio sureño de Villaverde. No lo hizo exento de polémicas, por un lado los vecinos de Villaverde y Getafe se han quejado de los ruidos y molestias que les genera el festival, y como también viene siendo habitual, el plan de movilidad se muestra insuficiente para evitar odiseas en la vuelta a casa de muchas de las 70.000 almas que visitan el festival cada día.

Este debe ser uno de los pocos festivales donde la música no es lo más importante, Mad Cool es una feria de vanidades donde es más importante contarlo que vivirlo, y donde las colas en stands publicitarios de las múltiples marcas patrocinadoras del festival contrastan con esa indiferencia que muchos muestran a los conciertos.

Bajo este prisma, y con un cartel protagonizado por bandas mainstream de esas cuyas reproducciones en las plataformas se cuentan por cientos de millones, los metaleros solemos penar bastante en Mad Cool, vagando en un océano ausente de sonidos duros donde hay que bucear mucho para encontrar elementos metaleramente satisfactorios.

Pero hay que hacer de la necesidad virtud, encontrar sonidos próximos a nuestra pasión musical, e intentar disfrutar. Así llegamos a la actuación de Offspring para constatar que lamentablemente su mejor tiempo ya pasó. Se les nota mayores y faltos de energía (y no es de ahora, llevan años así), ni siquiera tirando de sus mejores hits consiguen borrar esa sensación de que es una banda en retirada cuyo único propósito es hacer caja.

Dexter Holland y Noodles han vivido tiempos mejores, y aunque se mostraron comunicativos en hicieron bromas con el abrasador sol madrileño, les faltó chispa y contundencia. Eso sí, los menos críticos seguro que disfrutaron con «All I Want», «The Kids Aren’t Alright» o «Self Steem». A veces es más sabio una retirada a tiempo.

Lo de Machine Gun Kelly roza el fenómeno fan, las primeras filas se llenaron de fervientes seguidores que gritaron, vibraron y cantaron todas y cada una de las canciones, demostrando la fuerza y pujanza de este icono pop.

Su actuación, adornada con una gran escenografía con una escalera en forma de pirámide que se abre y por la que Machine Gun Kelly desciende en plan regio, tuvo dos partes, una en la que incidió en sus temas más rapeados -y que personalmente me aburrió más- y otra donde las guitarras, la batería y la contundencia ganaron protagonismo, encontrando aquí la mejor versión de su música.

MGK es un artista que destila carisma a raudales, seguro que algo se le ha pegado tras interpretar a Tommy Lee en el biopic de Netflix de Mötley Crüe The Dirt, sabe manejar a las masas con destreza, y acompañado de una gran banda, donde destacó su guitarrista femenina Shopye Lloid, ofreció un gran concierto pese a lo bochornoso de las horas, como él mismo dijo, ¿en serio vivís aquí con este calor?

Donde sí nos encontramos y nos sentimos en casa fue con la actuación de The Nova Twins, todo un espectáculo rebosante de actitud, energía y descaro. El duo rock de Amy Love y Georgia South hicieron explotar la carpa con una descarga de esas que no hace rehenes. Comenzó con algo de retraso -esto ya no se estila en casi ningún festival- pero mereció la pena, y aunque el sonido fue mejorable, nos hicieron vibrar y por fin encontrar en Mad Cool la garra que tanto demandábamos.

Dinamismo, buenos temas, entrega y mucha pasión que nos hicieron saltar, botar y sudar de lo lindo. Conciertazo y sin multitudes. Win-Win. No lo leeréis en muchos sitios, pero sin duda, el mejor concierto del día.

Y en esas llegó el gran momento de la noche y el gran reclamo del día, un Robie Williams que hizo de las suyas y tiró de su amplio repertorio y de su gracejo y carisma para encandilar a una audiencia entregada. En formato big-band, con saxos, coristas, bailarinas y mucho brillo, Robie ofreció un buen concierto donde sus temas míticos lograron encender, aún más, la tórrida noche madrileña, con buen sonido, buenas luces, pantallas y escenografía acorde a la gran estrella que es. No es lo nuestro, pero hay que reconocer al César lo que es del César.

Mañana más… y con más donde un metalero pueda rascar.

Juan José Díez

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