CRÓNICA: HEAVY METAL ESPECTROS XIII – (Murcia) – Febrero 2020

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HEAVY METAL ESPECTROS XIII

MURCIA – 28 Y 29 DE FEBRERO 2020

SALA SPECTRUM / LA NAVE ESPACIO JOVEN

HEAVY METAL ESPECTROS

 

La asociación Heavy Metal Espectros de Murcia celebró los pasados días 28 y 29 de febrero la decimotercera edición de su festival anual. Nuevamente, este año me aventuré por segunda vez a acercarme hasta Murcia para disfrutar de este pequeño festival, el cual iba a estar encabezado en esta ocasión por los legendarios Grim Reaper, los cuales eran el principal reclamo al no contar esta edición con más nombres pesados. A pesar de que el cartel en sí no llamaba tanto la atención como en años anteriores, en los que se puedo llegar a ver a Omen, Alien Force o Mindless Sinner, el ambiente de los festivales organizados por asociaciones de este tipo es siempre un motivo de peso para terminar decidiéndote a ir, pues uno sabe que de un modo u otro lo terminará pasando en grande.

 

VIERNES 28 DE FEBRERO – WARM UP PARTY

Esta vez pude llegar a tiempo para la warm up party celebrada en la sala Spectrum, la cual era de entrada gratuita y que servía de antesala para el evento principal que tendría lugar el día siguiente.

Abrieron esta fiesta de presentación Street Lethal, un grupo bastante consagrado en su Barcelona natal, pero que poco a poco va abriéndose paso con distintas fechas fuera de la ciudad condal. Si de algo sirven festivales como este es para que bandas de su estirpe se den a conocer, y por ello no desaprovecharon la oportunidad a pesar de mostrarse ligeramente más conservadores que en otras ocasiones (quizás digo esto porque ya son muchas las veces que los he visto). El quinteto llegó a Murcia con su primer disco bajo el brazo, Welcome to the row, y dedicaron gran parte de su repertorio a presentarlo combinándolo con canciones puntuales rescatadas de sus anteriores EPs.

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On the run calentó el ambiente y la arrolladora Tyrants los metió de lleno en situación. La base rítmica era ejecutada casi a la perfección por el batería Eric y el bajista Guilty, mientras Criss y Denim formaban un dúo imparable a las seis cuerdas. Hell Rose encabezaba el grupo tirando de tablas y de actitud, y también con sus característicos discursitos entre canción y canción. El público murciano disfrutó de lo lindo de trallazos como Into your mind, Searching the wild o Welcome to the row (la cual muchos ya se sabían de memoria), de modo que seguro que el grupo barcelonés recaudó un cierto número de nuevos seguidores en esta visita.

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El siguiente turno era para una banda ya completamente consagrada. Procedentes de Valencia y con 3 discos a sus espaladas tras una década de recorrido, Jolly Joker demostraron en la sala Spectrum por qué son una banda de referencia en el glam/sleaze metal a nivel nacional. A través de un sonido sucio y macarra, como unos Motley Crue más punkarras, con unos pocos acordes son capaces de montar una auténtica fiesta y poner una sala patas arriba. Aun siendo quizás la banda que menos “pegaba” en un cartel de esta naturaleza (aunque todo es relativo según distintos puntos de vista), les costó nada y menos enloquecer a los que se acercaron a verlos.

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Tirando de experiencia y saber estar sobre el escenario, y moviéndose de tal manera que incluso se hacía difícil poderles sacar una foto decente sin que saliera movida, himnos fiesteros como I am rock n’ roll, Fuck it all, Nasty habits o Rockin’ in stereo funcionaron casi a la perfección. No será una banda de técnica ni de dejar boquiabierto a nadie en el aspecto estrictamente musical, pero la fiesta y el descontrol absoluto que son capaces de desatar valieron oro de cara a realizar una warm up party en plenas condiciones, dejando el listón muy alto. Literalmente arrasaron.

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Finalmente, el cartel nos indicaba la presencia de un artista sorpresa, el cual resultó ser una de las experiencias más bonitas y memorables que pueden suceder en este tipo de eventos: ver nacer una banda. Recordad su nombre: Chantrice. Un proyecto integrado por algunos componentes de la asociación Heavy Metal Espectros, entre los cuales figuran miembros de otras bandas reconocidas como Witchtower, Raging Fire o War Dogs, mantenido en el más absoluto secretismo durante los últimos meses y que salieron a la luz en esta warm up party. Poco tiempo hizo falta para darnos cuenta de la seriedad del asunto: puro sonido de US heavy metal de bellísima factura, increíblemente cohesionado y sólido para ser una banda recién formada y que se enfrentaba a su primera aparición pública.

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Lo cierto es que transmitían la sensación de ser un grupo rodado y experimentado en lugar de mostrar las típicas flaquezas de los recién llegados. Poco puedo decir de su repertorio ya que todavía no se conocen los nombres de sus temas propios (me suena que uno de ellos se llamaba Lights, pero no se fíen mucho), pero sí que puedo decir que tela… Poco es el material propio del que dispusieron al haberse formado tan recientemente, de modo que completaron su actuación con varias covers que nos indicaron la magnitud de lo que pretenden hacer. A la mierda con las cansinas versiones de los mismos tipicazos de siempre. Las canciones a versionar fueron, nada más ni nada menos, Deliverance de Queensryche, Azrael de Crimson Glory y A mansion in darkness de King Diamond. Y tan anchos se salieron. ¡Qué bárbara locura!

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SÁBADO 29 DE FEBRERO

Con la resaca de la noche anterior todavía coleando para muchos, a eso de las 4 de la tarde se iban acercando ya los primeros asistentes del festival a la sala La Nave del polígono de Puente Tocinos. Pronto la imagen típica de coches con el maletero abierto y con la música a todo volumen puesta se adueñó de la situación en el parking exterior. También hubo lugar para que un grupo de personas en un camión equipado con un enorme equipo de sonido se parase en la calle de enfrente y sus ocupantes pusieran reggaetton a todo volumen, con clara intención de “burlarse” de los heavies que allí se encontraban. Obtuvieron las risas de gran parte de los asistentes al festival, junto con algún latazo de cerveza por parte los más “radicales”.

Los barceloneses Löanshark inauguraron la jornada en el momento en el que se abrían las puertas del festival (hay que decirlo, garrafal error). Ante una cantidad discreta de público pero que fue incrementando mansamente a lo largo de la actuación, el power trio salió con sumo convencimiento y sabiendo lo que tenían que hacer para conquistar suelo murciano. No les ayudó en nada, eso sí, el clamoroso descuido del técnico de luces: durante la primera mitad del concierto se vieron obligados a tocar sin ninguna luz frontal, de tal manera que el público tan solo podía ver tres sombras en el escenario.

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En el escaso rato del que dispusieron, Löanshark ofrecieron el repertorio habitual al que ya nos tienen acostumbrados en su ciudad natal, tirando de los magníficos trallazos de su EP The warning sessions y de otras canciones que los que los hemos seguido ya nos conocemos de memoria. Red light blues, Midnight shooter y la tremenda Machinegunner entre otras hicieron mella en el público murciano, que terminó con un buen sabor de boca gracias los sólidos y enganchosos riffs de guitarra de Lögan Heads, la marcada y firme línea de bajo de Aless y la fiabilidad a los parches de Ángel. Sellaron su paso por el Heavy Metal Espectros atacando Heavy metal addicts, fácilmente seguida por los asistentes, y terminando de forma un tanto abrupta con un breve solo de batería.

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Tomaron el relevo poco después los característicos Sacral Rage. Los griegos practican un estilo poco accesible, una mezcla entre heavy, speed y thrash metal técnico, comprable a bandas como Watchtower. Los continuos cambios de ritmo (no se si en algún punto llegan a mantener el mismo ritmo más de diez segundos seguidos) y su obscura ambientación someten al oyente en una especie de trance hipnótico tanto en estudio como en directo, en el cual uno pierde la noción de cuándo termina una canción y cuándo comienza la siguiente. El vocalista Dimitris acentúa esta espiral de locura con su teatralidad y sus inquietantes expresiones faciales, además de sus agudos increíblemente bien proyectados y nítidos.

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A veces cuesta seguirlos al tener este estilo tan sumamente peculiar, que no entra a la primera, pero no se le puede poner ni un solo pero a su directo. Entre mareantes cambios, riffs contundentes y directos, agudos casi perfectos y una base rítmica para enmarcar, Sacral Rage repasaron los dos álbumes que tienen ya en su haber. Destacaron principalmente temas como Encima del mal, la escalofriante Samsara y Waltz in madness, culminando así una de las actuaciones más lucidas de esta edición del festival.

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Turno entonces para la joven banda alemana Blizzen. Autores por el momento de un solo disco, Genesis reversed (2016), y a las puertas de un segundo álbum, el cuarteto alemán realizó una actuación correcta en líneas generales. Sin embargo, para mi gusto pecaron en cuanto a regularidad en la intensidad, tuvieron ciertos altibajos durante su actuación. Al ser una banda de un estilo de heavy metal clásico sumamente genérico, esta irregularidad termina afectando especialmente el resultado final del concierto.

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Por otro lado, hay que decir que la banda no está del todo mal dotada técnicamente. Mención aparte merece el bajista y cantante Daniel Steckenmesser a las cuatro cuerdas, todo un as. Pudimos disfrutar de algunos trallazos contundentes como Trumpets of the gods, pero como he dicho tuve la sensación de que el público en general pedía algo más en los alemanes, de modo que su actuación terminó siendo bastante pasajera.

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Imaginaros por un momento un grupo que combine distintos elementos de todo el espectro que engloba el metal extremo. Desde el speed metal hasta el death, pasando por el thrash y el black. Pues eso nos encontramos con Bütcher, un grupo belga que venía dispuesto a arrasar con todo. El quinteto salió al escenario llevando una especie de corpse paint basada en sangre artificial, llegándola a extender hasta sus brazos, y desde el primer momento el caos se apoderó de la situación. Un enorme mosh pit se abrió en el centro de la pista y se mantuvo incesante durante más de una hora de concierto.

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Bütcher llevan publicados dos álbumes, y el último de ellos vio la luz tan solo un mes atrás. De este modo, fue la ocasión perfecta para que los belgas nos volaran la cabeza con 45 rpm metal, Metallström/Face the butcher o 666 goats carry my chariot, además de atacar temas del primer álbum como Thermonuklear road warrior o Elektrik exekutioner. El vocalista R Hellshrieker se hizo enorme sobre el escenario y dirigió la locura que sucedía tanto sobre las tablas como en la pista llevando su rugiente voz a los extremos. El resto de miembros no paraba quieto y comandaba una oleada de riffs veloces y agresivos junto con una directa e imparable base de batería y bajo. Y, en momentos puntuales y de forma inesperada, introducían algunos pasajes musicales mucho más estilizados, yendo así de un extremo a otro, de lo más guarro a lo más pulcro. Enorme actuación para los amantes de lo extremo.

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Y por último, el esperado cabeza de cartel. Nada más ni nada menos que Grim Reaper, la legendaria banda de la NWOBHM encabezada por Steve Grimmett, la cual publicó tres discos completamente imprescindibles para entender el citado movimiento. La actuación de los de Grimmett tuvo ciertas luces y sombras, dejándonos a muchos con sentimientos encontrados. Vayamos por partes. Al empezar a sonar Venom todo el público entró en masa y ocupó ingentemente las primeras filas, las cuales se volvieron nuevamente una auténtica locura durante la racha de clasicazos que se sucedió en los siguientes instantes. Rock you to hell, Night of the vampire y Lust for freedom caldearon el ambiente entre una audiencia con ganas de fiesta (y que en gran mayoría llevaba ya encima unas cuantas cervezas de más). Steve empezó la actuación con cierta energía, pero poco le duró la mecha teniendo que sentarse continuamente durante el resto del concierto. Entre que el hombre debe tirar de una pierna ortopédica (recordemos que le tuvieron que amputar hace escasos años) y que la noche anterior en la warm up no terminó precisamente bien según algunos testimonios, su normalmente excelente actuación se vio algo mermada (tampoco me agradó que saliera con una tablet para acordarse de las letras…).

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Sin embargo, su concierto a nivel vocal tampoco me pareció ninguna desgracia, si bien en la anterior ocasión que los vi estuvo mucho más fino. También influyó en ello el hecho de que, según en qué punto de la pista te encontraras, la voz se escuchara más o menos. Mucho se podría discutir sobre ello, pero lo cierto es que al público en general poco o nada parecía importarle en el contexto festivo en el que nos encontrábamos. Muchas personas se lanzaron a hacer crowdsurfing e incluso a subirse al escenario para luego volver a arrojarse entre la multitud, causando por momentos cierta incomodidad entre los miembros del grupo. Wrath of the Ripper, Fear no evil y Waysted love siguieron en esta tónica, con el correspondiente momento de relajación en The show must go on y en una cover de Let there be rock de AC/DC (la cual ciertamente podrían haber pasado de largo). Finalmente, y de forma abrupta tras escasos 50 minutos de concierto, Grim Reaper decidieron poner punto y final a su paso por Murcia con su mítico himno See you in hell. Steve Grimmett invitó a subir al escenario a Hell Rose, vocalista de Street Lethal, para que realizase los coros de la canción, mientras la euforia se desató definitivamente en la pista. Tanto fue así que el mismo guitarrista del grupo se mostró visiblemente enfadado por la continua presencia de público sobre el escenario, de modo que todo aquél ajeno a la banda terminó siendo echado de allí.

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Grim Reaper terminaron dejándose en el tintero unas cuantas canciones que me hubiese encantado escuchar. Dead on arrival, Rock me ‘til I die y Suck it and see son algunas de ellas, y la verdad es que me decepcionó la poca duración del concierto y la inclusión de la cover de AC/DC en este contexto. Aún así, este sentimiento se encontraba frontalmente con lo bien que lo pasamos entre todos y por el ambiente brutalmente festivo con el que me encontré. Fue corto pero intenso.

Heavy Metal Espectros ha celebrado su decimotercera edición con un cartel menos lucido a nivel de bandas que en años anteriores, pero a veces esto es lo menos importante. Algo en lo que siempre me gusta insistir respecto a este tipo de eventos es en la hermandad entre los asistentes, el encontrarse a multitud de conocidos entre distintas asociaciones y el conocer nuevas amistades en un ambiente de fiesta y de buen heavy metal de la vieja escuela. A veces, todo esto pasa por encima de lo bonito que un cartel pueda ser.

 

Crónica y fotos: Marc Paradell

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