SLAYER + ANGELUS APATRIDA
MADRID – 2 DE JUNIO 2017
LA RIVIERA
La vigencia y poder de convocatoria de los clásicos siempre resulta sorprendente. En un fin de semana «complicado» donde el macro-evento del concierto de Guns n’ Roses eclipsaba todo lo demás, Slayer, los thrasers por excelencia, fueron capaces de llenar una sala Riviera, mayoritariamente de público carroza , (40 y alrededores como este que escribe) , pero donde también había espacio para jóvenes acompañados de sus padres, generaciones unidas por el amor al headbanging.
ANGELUS APATRIDA
Los encargados de abrir la noche fueron los albaceteños Angelus Apatrida, que cómo ellos mismos dijeron, siempre les llaman para telonear a «sus primos» Slayer; lo cierto es que estilísticamente no se me ocurre una opción más acertada, un thrash de vieja escuela de ese que no deja ni un segundo de descanso.
Angeuls hicieron un buen concierto, no excesivamente largo, en el que presentaron temas de su último trabajo «Hidden Evolution», pero también hubo cabida para cortes viejos de «Give’Em War», «The Call» o «Clockwork».
«Inmortal», «Violent Dawn», «Vomitive» y «Of Met and Tyrants» fueron las primeras en sonar, donde pudimos ver una banda entregada, aunque eso sí, con un sonido aceptable pero mejorable. Sin mucha cháchara que había que aprovechar el tiempo, sonaron «End Man», «Give’em war» y «Serpents on Parade», donde recordaron que en breve editarán el directo que grabaron este mismo año en Madrid y la Sala Chango.
Tal y como comentaron, tenían también un fin de semana completito, ya que salían hacía el aeropuerto para tocar en Canarias, y luego vuelta para seguir la gira con Slayer en Coruña. Para finalizar, un «You are next» que dejó calentito al público.
SLAYER
Ya hemos dicho que el tirón de Slayer sigue intacto. Sus seguidores son de ese público fiel que no renegará de la banda de su juventud; la banda lo sabe y musicalmente han sido también fieles a un estilo al que muchos renunciaron. De los llamados Big 4, sin duda son los más puristas… con lo positivo y negativo que ello conlleva.
Y es que si no eres muy fan, un concierto de Slayer puede hacerse cuesta arriba, al menos es un poco ciclotímico, del subidón enérgico de los primeros temas se pasa a otra sección más aburrida en la que todo te suena un poco parecido, para de vez en cuando reengancharse con la potencia de temas clásicos, para una vez más sufrir déficit de atención, y eso sí, acabar en todo lo alto con los grandes hits del final.
«Repentless», «The Antichist», «Disciple» y «Postmorten» firmaron un concierto atronador, donde la siempre imponente figura de Kerry King se llevaba todos los flashes. «Hallowed Point», «War Ensembre», «When the Stillness Comes» y «You Against You» fueron las siguientes elegidas, buen sonido, no muy alto, y todo sonando en su sitio. Tom Araya no necesita de grandes virtuosismos con su voz, así que ayudado de los típicos efectos de eco, clavó los temas, y Gary Holt dio perfectamente la réplica a la guitarra de King, sin duda, gran elección para sustituir a Hanneman.
No se caracterizaron por su locuacidad, y es que desde el principio del concierto hasta el final del mismo, no dijeron ni una palabra al público, los temas iban encadenándose irremediablemente y sin descanso, así sonaron un aclamado «Mandatory Suicide», seguido de «Fight Till Death», «Dead Skin Mask», «Hate Worldwide», «Pride in Prejudice», «Take Control», «Seasons in the Abyss» y «Born of Fire».
No hubo ni conato de retirada para que llegaran los bises, donde sonaron los mejores temas de la noche con «South of Heaven», un apoteósico «Raining Blood», «Black Magic» y el siempre esperado «Angel of Death». Tras él, ahora sí, las palabras de Tom Araya en perfecto castellano donde dio las gracias a todos por acompañarles en esa gran noche.
Slayer es como una cerveza fría en un día caluroso, no será el producto más gourmet del mercado, pero siempre obtienes lo deseado.
Juan José Díez