CRÓNICA: Mad Max demuestran potencia y calidad en Barcelona – Septiembre 2019

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MAD MAX

BARCELONA – 12 DE SEPTIEMBRE 2019

SALA MONASTERIO

 

Mad Max, vieja gloria del hard and heavy de los 80, visitó Barcelona el pasado jueves 12 de septiembre. La sala Monasterio acogió aproximadamente entre 40 y 50 personas (más o menos lo que muchos nos esperábamos a priori) que se acercaron para ver el conjunto alemán, poco prodigado en la ciudad condal en los últimos años. Personalmente tenía muchas ganas de verlos, ya que los descubrí hace bastantes años y desde entonces no se habían pasado de gira por Barcelona (sí en otros puntos de España como Valencia, Murcia o en el festival Galia Fest, cosa que me daba rabia al quedarme lejos). Rollin’ thunder (1984) y Stormchild (1985) son, para mí, dos auténticas perlas del heavy metal alemán de la década de los 80.

Sin banda telonera que abriese la velada, Mad Max saltaron al escenario de forma puntual y fueron introducidos por un breve parlamento de su carismático frontman Michael Voss, algo que no suele ser la tónica en la mayoría de conciertos que vemos habitualmente. Nos dieron la bienvenida con la reciente Running to Paradise, perteneciente a su último álbum 35, pero pronto echaron la mirada atrás para atacar viejos hits de su época dorada: Burning the stage y en mayor medida Heroes die lonely fueron despertando el entusiasmo del respetable, espoleado por las ganas y la actitud del cuarteto sobre el escenario, impecable en todo momento.

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Los alemanes poco a poco se fueron sintiendo cómodos y empezaron a destilar todo su potencial, especialmente a través de la figura de Michael Voss, quien además de erigirse claramente como el maestro de ceremonias del concierto también conserva la voz en gran medida y demuestra constantemente a la guitarra sus grandes dotes musicales. No en vano ha participado en múltiples proyectos tanto como vocalista como guitarrista aparte de Mad Max, como la banda de hard rock melódico Casanova a principios de los 90 (de la cual, por cierto, nos hizo un pequeño e inesperado remember durante el concierto), o el más reciente proyecto Phantom 5 junto con el ex Bonfire Claus Lessmann.

Las composiciones más recientes, tales como la misma 35, sonaban con una convicción casi a la par de las más antiguas como Fly fly away o la magnífica Rollin’ thunder. Michael Voss introducía las canciones con breves historias y anécdotas, enfatizando en las que involucraban a otras bandas como Y&T, Pretty Maids o Dokken (canciones sueltas habían sido compuestas junto con algunos de ellos, o con marcadas influencias). Le tocó entretener al público mientras el batería Axel Kruse se veía obligado a cambiar la caja tras tocar Thoughts of a dying man (de los temas más destacados y emotivos de la noche en mi opinión, por cierto), objetivo que cumplió recordando un fragmento de Hollywood angels de Casanova.

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A partir de allí los alemanes encararon un final de concierto donde asaltaron los mejores éxitos del grupo. El público esperaba ansiosamente más material de Stormchild, y así les correspondieron con Never say never y Lonely is the hunter, alternadas con Night of passion y la versión de Fox on the run de Sweet, desatando por fin la fiesta en la pequeña Monasterio. Mad Max culminaron su actuación, como no podía ser de otra manera, con la misma Stormchild.

Una vieja joya del hard and heavy de los 80 que ha ido madurando musicalmente y envejeciendo con la nariz bien alta a pesar de moverse en territorio más bien underground. Esa es, resumidamente, la idea que me llevo de Mad Max tras haberlos podido ver por fin en directo tras mucho tiempo deseándolo. Un concierto entretenido y que marcó una clara línea ascendente. Hicieron sonar lo mejor posible su material más reciente y defendieron de forma sólida su legado de antaño. Bravo por ellos.

 

Crónica y fotos: Marc Paradell

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