RESURRECTION FEST
MIÉRCOLES – 25 JUNIO 2025
VIVEIRO
La apertura de la XX edición del Resurrection Fest llegó por todo lo alto, siendo la jornada inaugural más multitudinaria en la historia del festival que ya se ha convertido en cita ineludible de una amplia comunidad de los amantes de los sonidos duros.
Atrás quedaron las polémicas referentes al nuevo fondo de inversión propietario del festival -que visto lo visto, poco han afectado a la decisión de la audiencia a la hora de asistir al festival, ya que tanto el Resu como otros festivales de la marca están cosechando sus mayores afluencias- y por fin el foco vuelva a la música, de donde nunca tuvo que quitarse.
El XX aniversario se anunció por todo lo alto, y aunque para muchos el cartel no ha cumplido con las expectativas generadas, un cartel amplio, ecléctico y heterogéneo siempre ofrece propuestas para saciar al público más dispar. Lo que está claro es la fuerte vigencia de los grandes clásicos, y es que una vez más, los icónicos y eternos Judas Priest fueron un fuerte reclamo hasta el punto de convertir este miércoles en el más multitudinario de los 20 años de historia del festival.

Ahí sigue la Resurrection City, ya totalmente consolidada, el puesto de merchan oficial y sus colas para conseguir alguna camiseta de esta edición, algún adorno más -como el robot gigante que corona la zona Pandemonium-, y por fin se ampliaron las pantallas del escenario principal, un reclamo que venía solicitándose los últimos años.
ECLECTICISMO Y VARIEDAD: THE SIGNS OF THE SWARM, TRAVO, SPY
En lo musical, la brutalidad de The Signs of The Swarm fue la primera de las actuaciones que vimos en el escenario principal, lastrada por los problemas de sonido de comienzo de la actuación, con cortes y con la voz inaudible, menos mal que poco a poco se fue entonando para acabar convirtiéndose en la habitual orgía de pogos, walls of death, crowdsurfing y demás. Fue su primera actuación en España y sin duda su paso en el resu habrá servido para que los pocos que no les conocían hayan puesto sus ojos en ellos.

Muy diferente fue la propuesta de los portugueses Travo en el Desert Stage, un rock psicodélico más anclado en la herencia setentera, pero que resultó muy interesante para la habitual audiencia outsider de este escenario, y es que eso es una de las cosas buenas de un festival como el Resurrection Fest, donde se abarca un abanico enorme de estilos, y el eclecticismo se convierte en marca de la casa.

Travo tuvo buen sonido, y su show, corto, resultó muy interesante.
Cambiando de escenario, y una vez más de estilo, los habituales sonidos rápido y directos del Chaos Stage -y su mítica carpa- llegaron de la mano de los californianos Spy, que con un hardcore crudo encendió la llama de una audiencia que necesita muy poco para venirse arriba. Ya se sabe lo que ocurre con este estilo, es rápido, contundente y rebosante de energía, pero no se le pueden pedir virguerías técnicas….y en ese aspecto Spy ofrecieron lo que se esperaba de ellos.
Actuación cañera en las que se siente la pasión y el sudor.
PODER FEMENINO: NOVELIST, JINJER, SKYND
Esta jornada inaugural tuvo fuerte presencia femenina en el cartel, comenzando por los franceses Novelist y su metalcore trufado de modernismo. Buen show perfectamente comandado por una gran Camille Contreras, que en perfecto castellano supo guiar a las masas para disfrutar de temas como «Coda», «Prisoner», «Terrorist», «Heretic», «All for nothing» o «Smoke Signals»

También era su primera visita a España, y a buen seguro, no será la última. Sonido limpio, actutid impecable y buenos temas. Poco más se puede pedir.
Los ucranianos Jinjer repetían en el Resu tras su paso en 2022, ahora ya como una banda mucho más consolidada y que ha experimentado un crecimiento exponencial en el último lustro. Lo intrincado de su propuesta musical no les hace especialmente accesibles, siendo la típica banda que requiere de varias escuchas para acabar cogiéndole el puntillo, pero su directo rebosa potencia, y la siempre explosiva y carismática Tatiana Shamaylyuk, con con su excepcional rango vocal, siempre sorprende.

Propuesta visual sobria y protagonismo total de la complejidad de sus temas, «Vortex», «Green Serpent», «Duel», «Hedonist», «Teacher, Teacher», aunque los más destacados fueron «I Speak Astronomy», «Perennial» y siempre magistral y rompedor «Pisces», que aunque no es el mejor tema para terminar un concierto, su cambio de ritmo siempre resulta super efectivo.
Jinjer siempre cumple.
La actuación de Skynd en el Ritual Stage fue muy diferente, una propuesta más rompedora donde la electrónica tiene un papel preponderante, y donde sí, resulta atractiva inicialmente, logrando adhesiones masivas, pero donde resulta difícil escapar de cierto hálito de artificialidad debido al exceso de programación.

Batería, bajo y voz -y las mencionadas bases electrónicas programadas- son las armas con las que Skynd ofreció un show digno, que cuanto menos, resultó curioso y para muchos supuso el punto anecdótico y diferencial del día, pero que más allá de esa sorpresa inicial, deja poco poso.
En este poder femenino también podríamos incluir a Tarja, pero no vimos su actuación porque optamos por la de Pentagram.
JUDAS: LOS CLÁSICOS NUNCA MUEREN
Es impresionante la fidelidad del público a los grandes clásicos. Da igual los años que pasen, la salud de la banda, incluso los cambios de formación sobrevenidos, su presencia siempre es respondida por una afluencia masiva. Un nuevo capítulo de Judas Priest en el Resurrection Fest no iba a ser diferente, y sea por ellos o por todo el festival, el caso es que fue el miércoles más multitudinario que se recuerda.
Su actuación es lo que se puede esperar, un repaso de sus clásicos imperecederos con alguna presencia puntual de temas más modernos, y en definitiva, una celebración de la exitosa carrera de décadas de una de las bandas más grandes del heavy metal.

Hay ingenuos que aún no se creen que Halford cante hoy en día mucho mejor que hace años -ayudado por unos técnicos soberbios que juegan magistralmente con los ecos-, y aunque descansa bastante ofreciendo el micro al público, Halford cumple y temas exigentes como «Painkiller», «Electric Eye» y demás, suenan a las mil maravillas. Aún se hace raro -y triste- mirar al escenario y no ver a ninguno de la dupla de guitarristas originales (K.K Downing o Glenn Tipton), y aunque Richie Fulkner y Andy Sneap clavan los temas, es imposible no sufrir un ataque de nostalgia por los viejos tiempos.

Lo que no cambia es los cabezazos que generan éxitos como «Hell Patrol», «You’ve got another thing comin», «Freewheel Burning», «Breaking The Law», «Nightcrawler», «Hell Bent for Leather» y demás, y es que ya forman parte de la memoria colectiva, y el mero hecho de poder celebrarlas y vivirlas en directo, es un éxito.
No faltó la presencia de la moto, los múltiples cambios de look de Halford -para algo es el Dios del Metal- o una escenografía comandada por su logo, elementos que sirvieron para dar a Viveiro una sobredosis de clasicismo.
El final con «Livin After Midnight», colofón perfecto a una actuación irreprochable donde lo único que se echó en falta es el confeti habitual que acompaña este tema, y por cierto, ha sido una jornada del festival huérfana de adornos y escenografía resultona. La abundancia de fuegos, explosiones y demás de otros años, al menos de momento, han brillado por su ausencia.
Y como viene siendo habitual, y como llevo acabando mis crónicas de Judas todos estos años, «acabó el concierto e Ian Hill seguía sin moverse de su baldosa.«
PENTAGRAM
Manda narices que tras más de 50 años de carrera, Pentagram empiece a ser conocido para muchos gracias a un meme de internet, pero nunca es tarde si la dicha es buena, y si eso sirve para que muchos se acerquen a su doom rocoso, bienvenido sea.
El Desert Stage se quedó pequeño para su actuación, y es que este es un problema que se repite año tras año, este escenario funciona muy bien para propuestas minoritarias, pero en cuanto el público acude en masa, se vuelve incómodo. Aún así, se pudo disfrutar de un peculiar y expresivo Bobby Liebling, que repasó su historia y dejó un buen muestrario de su expresividad para aquellos que iban en búsqueda del meme.

«Live Again», «Starlady», «The Ghoul», «When the screams come», «Dull Pain», «Forever my queen» o «20 buck spin» fueron algunos de los temas que compusieron una buena actuación, ensombrecida sólo por el agobio de un escenario incómodo.
No hubo fuerza para más, había que ahorrar, que quedaban tres días.
Juan José Díez y S.A. Sánchez