Crónica: Judas Priest, medio siglo de amor con Madrid – Junio 2024

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JUDAS PRIEST + SAXON + URIAH HEEP

MADRID – 18 JUNIO 2024

PALACIO VISTALEGRE

ORGANIZA: MADNESS LIVE

Nuestros ídolos no son eternos aunque lo parezcan. Tras 50 años de carrera -se dice pronto!- nos hemos acostumbrado a ver a Judas Priest enarbolar la bandera del heavy metal gira tras gira, y pese a los inconvenientes, ahí siguen dando el callo sobre el escenario, pero ¿hasta cuando?. La retirada a un segundo plano de su guitarrista Grenn Tipton debido a los problemas derivados del Parkinson nos ha hecho ser conscientes de su humanidad, les ha quitado ese aura de imbatibilidad, así que no queda otra que celebrar todos y cada uno de sus conciertos por si acaso deciden colgar las botas en un futuro reciente.

En el mismo saco podríamos colocar a Uriah Heep otra banda veterana que también firma más de medio siglo de carrera a sus espaldas y cuyos directos siguen teniendo pegada. La actuación de Uriah Heep quedó un poco penalizada por los problemas habituales de sonido de un recinto como el Palacio Vistalegre, donde el sonido rebota demasiado ensuciando prácticamente toda la actuación, pero pese a este lastre, Mick Box, Bernie Shaw y los suyos demostraron su experiencia y saber estar.

Con escasos 40 minutos de actuación no hubo tiempo para mucha floritura ni palabrería, así que más allá de dar las gracias al resto de bandas y loar al espíritu del rock and roll, el tiempo se empleó en tocar cortes como «Save Me Tonight», «Grazed by heaven», «Rainbow Demon» «Hurricane», «Free n’ Easy», «Gypsy», «July Morning» y «Easy Livin'»

Pese a su nombre y su historia, muchos optaron por seguir aprovechando la previa en el exterior del recinto, y su actuación contó más o menos con media entrada, suficiente para aportar el calor necesario para un buen concierto de rock. Nada que reprochar.

SAXON

Con Saxon y Biff Byford uno tiene la misma sensación que con un viejo amigo al que hace lustros que no ves, puede que no hayas mantenido el contacto, que con el paso del tiempo otras músicas hayan llamado más tu atención y que sus discos hayan quedado relegados al fondo del armario, pero basta un acorde de «Heavy Metal Thunder» para encender de nuevo esa llama que está latente en nuestro interior.

Y así, tirando de clásicos como «Crusader», «Wheels of Steel», «747» o «Princess of the Night», Saxon se metieron al público en el bolsillo. Biff sigue con esa simpatía tan característica y ese carisma innato, se metió al público en el bolsillo poniéndose un chaleco lleno de parches que llegó volando desde las primeras filas.

Se hace muy raro ver un concierto de Saxon sin Paul Quin a la guitarra (retirado de las giras en 2023), aunque hay que reconocer que su sustituto Brian Tatler (Diamond Head) hizo un buen trabajo, al igual que su pareja a las guitarras Doug Scarratt. El que siempre transmite mucha pasión es Nibbs Carter al bajo, con su derroche de dinamismo compensa la sobriedad del resto de la banda.

El sonido algo mejor que con Uriah Heep, suficiente para disfrutar otros temas como «Hell, Fire and Dammnation», «Motorcycle Man», «Power And The Glory», «Madame Guillotine», «Denim and Leather» o «And the bands Played ON».

Lo dicho, los reencuentros con viejos amigos siempre te dejan una sonrisa en el rostro.

JUDAS PRIEST

Era 2001 cuando vi por primera vez a Judas Priest, y entonces ya firmaban décadas de carrera. 23 años más tarde, ahí siguen a pie del cañón celebrando las bodas de oro de una gran carrera. No se les llama los dioses del metal por nada. Les pesarán los años, pero siguen firmando discos notables y sus directos no decepcionan. Cierto es que se notan los achaques, Halford se sienta en más de una ocasión para recuperar algo de aire, Tipton ha tenido que dar un paso atrás, pero afortunadamente la savia nueva de Richi Faulkner (en la banda desde 2011) y de Andy Sneap (desde 2018) es más que suficiente para mantener la potencia y la intensidad que demandan unos temas históricos como los de Judas Priest.

Con el logo lleno de focos comandando el escenario, los Judas rindieron tributo a su propia historia, repasando sus temas más icónicos pero reivindicando también su presente con temas de su trabajo más reciente Invisible Shield, únicamente superado en número por los 4 cortes que sonaron de Screaming for Vengeance.

Con 50 años de carrera y multitud de hits, siempre hay discrepancias entre el público en cuanto al setlist, pero esos temas que forman parte de la banda sonora de varias generaciones son ineludibles, «You’ve Got Another Thing Comin» llega rápido para encenden al púlico, y tras «Rapid Fire», un «Breaking The Law» hace combustionar a un público que ya permite remar viento a favor a una banda perfectamente engrasada y con un espectáculo potente tanto en lo musical como en lo visual.

Es curioso como la voz de Halford rinde mejor ahora que hace años, cierto es que canta en un tono más grave y mucho más comedido, pero mantiene su calidad durante todo el show y ya no tiene que recurrir a ceder la voz al público en los estribillos. Incluso pudimos ver su vieja garra en un «Painkiller» que siempre llega rodeado del éxtasis general. ¿Faltó algo? quizá «Metal God», pero como decimos, es imposible hacer un setlist al gusto de todos, menos mal que otros cortes como «Turbo Lover», «Victim of Changes», «The Green Manalishi», «Hell Bent For Leather» (con el típico momento moto), o «Living After Midnight» fueron bombazos con los que se disfrutó de lo lindo.

Scott Travis se atrevió con alguna palabra en castellano y volvió a ser el motor de la intensidad de una maquinaria metálica que sigue atronando con fuerza.

A todo esto, acabó el concierto y Ian Hill seguía sin moverse de su baldosa (da igual cuando leas esto)

Juan José Díez

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