GRÄCE – Hope

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GRÄCE – Hope

Frontiers Music

7,5/10

Por Andrés Aranguren.

Conocí de la existencia de Isra Ramos allá por 2015-2016 (aún iniciándome en el mundo del metal), cuando Alberto Rionda anunció el regreso de Avalanch con el catalán a la voz.

Desde entonces, le he seguido la pista muy de cerca en todo lo que ha hecho y o proyectos en los que ha colaborado, enamorado de su voz, de su manera de cantar, de componer y de interpretar lo que las canciones dicen. Por eso tenía tantas ganas de este Hope, que además se sale un poco de lo que Isra nos tenía acostumbrados.

Junto a Alberto Román (guitarra), Jordi Costa (guitarra), Jared Camps (bajo) y Joel Marco (batería) nos ofrece una travesía espacial que combina, con auténtica maestría, el metal con sonidos electrónicos. El disco nos ofrece once temas muy variados pero con un hilo argumental en concepto y sonido muy compacto. Pero, como digo, sin llegar a cansar.

Atreyu es el pistoletazo de salida del primer disco de la banda. En su día fue también el primer sencillo, con un comienzo electrónico evocador, seductor, elegante. Anima a seguir escuchándolo, porque es algo novedoso. Un teclado, con una melodía recurrente y pegadiza que acaba en la fuerza de todo el conjunto de la banda, donde vamos a encontrar un bajo muy sólido, una batería muy viva y dinámica y unos riffs y solos metaleros. El clímax lo marca, por supuesto, por la voz de Isra.

El segundo tema cuenta como invitada con Jessie de Ankor, The Nowhere Man. Por el estilo de su banda y como canta ella, es la invitada perfecta para batallar con Isra en este tema. Voces distorsionadas, estrofas con cambios de melodía y hasta guturales por parte de Jessie.

El siguiente Blind Love tiende a ser algo más lineal en los estribillos. Es un tema un poco más oscuro, perturbador. Da esa sensación de tema diferente. Incluso suena más moderno que el resto. Los solos de guitarra, sublimes.

En The Sinner encuentro la canción más metalera del álbum. Guitarras duras y una batería frenética. No esperemos un metal al estilo judas priest, es un metal moderno, donde se notan las influencias de las que siempre habla Isra, como Kamelot o Avantasia..La voz de Isra juega muy bien con ese efecto robotizado en el comienzo, pero sin abusar. El estribillo es tremendo.

La siguiente en sonar es Snow White, un auténtico temazo. Vemos aquí terrenos más informales, con un bajo constante y coros animados que abrazan muy cálidamente a la voz principal. Mira que lo que siempre me ha gustado de Isra es la fuerza y la garra con la que cantaba en Avalanch, Amadeüs y sobre todo lo heavy que sonaba en Alquimia. Pero este es sin duda mi tema favorito del disco. Me transmite muchísimo buen rollo y no me canso de escucharlo, y eso que es el menos rockero.

De un tema divertido y desenfadado, pasamos a un auténtico himno metal como es Evergarden, que por si fuera poco podemos escuchar en ella a Ronnie Romero. Un tema power, cañero y que ambas voces forman un dueto que eriza la piel.

Fiona un medio tiempo muy suave, que empieza con Isra y un sintetizador. Sonidos futuristas, un tema directo, melódico y fácil de escuchar. Sin embargo, no está en mis favoritos. Me recuerda a una escena de despedida de alguna comedia romántica americana. Es un tema muy bonito, pero sencillo. Si bien es cierto, Isra se sale interpretando tanto sentimiento.

Después de este tema directo, llega Together, que vuelve a meter detalles ocultos, cambios de ritmo, sintetizadores cubriendo a las voces, y nuevamente unas guitarras potentes. Muy rollo rock americano, potente y con un Isra desgarrado por completo, sin perder la ternura en ciertos pasajes antes del estribillo.

Otro tema con aires bailongos y divertidos es Atomic Heart ,que es un tema pegadizo pero empieza de una manera siniestra, con una estrofa, en mi opinión algo repetitiva y forzada. Sin duda la canción mejora con los coros que se incorporan a la vez que entra la banda con un ritmo no demasiado acelerado. Me gusta mucho la parte electrónica después del estribillo.

Invencible es probablemente la más épica del disco. Es la que más me ha hecho sentir ese viaje espacial al que nos evoca la banda. La letra es preciosa, sumandole nuevamente la interpretación y personalidad única de Isra hacen que sea un tema digno de estar a la altura de bandas punteras europeas. Mensaje optimista con guitarras melódicas y unos arreglos que cuadran a la perfección.

Para terminar este viaje por la galaxia nos despedimos con Hope, un corte de poco más de un minuto, donde la voz al desnudo de Isra se acompaña de una guitarra acústica. Me gusta mucho el concepto y sé que Isra puede realmente lucirse aquí, sin embargo no me ha acabado de llegar tanto como, por ejemplo, con su versión de La Leyenda de Gambrinus que hizo para el aniversario de Saurom o la versión acústica de Luz.

A Isra no hay que descubrirlo a estas alturas de la vida. Sabemos que es un gran cantante, un gran compositor y sinceramente, en mi opinión, por encima de ambas está su capacidad de transmitir e interpretar lo que canta. En este primer disco de Gräce ha plantado la primera semilla de lo que puede llegar a ser esta gran banda.

Si te gusta Isra, por supuesto, escúchalo, pero no te esperes escuchar el Isra heavy y cañero de Alquimia, Avalanch o Amadeüs. Este concepto es algo más íntimo, accesible, sencillo (ojo, a su vez complejo). Pero no son esas composiciones de seis minutos que acostumbra el power metal. Se ha alejado un poco de esa vertiente, manteniendo evidentemente las influencias, pero ofreciendo una alternativa que desde luego es una oportunidad para él y sus acompañantes.

Buen disco, buenos temas y buena banda. Los próximos pasos será ver la puesta en escena y cómo defenderlos en directo. Por el momento, tenemos 46 minutos de viaje estelar y letras que nos vendrán bien para practicar el idioma.

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