H.E.A.T – H.E.A.T II

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H.E.A.T – H.E.A.T II

EAR MUSIC

8/10

 

Las aguas han vuelto a su cauce. Después de que en 2017 los suecos H.E.A.T se pegaran un sonoro hostiazo con Into the great unknown, un álbum con el que hice el titánico esfuerzo de escucharlo entero sin mandarlo al garete a la tercera canción, en esta nueva entrega regresan al sonido y al estilo que les colocó a principios de década como una de las bandas de hard rock melódico del momento. No hay más, este es el nicho musical en el que H.E.A.T se mueven cual pez en el agua. Los suecos han retomado el sonido que dejaron aparcado tras Tearing down the walls y le han dado un soplo de aire fresco, endureciéndolo y haciéndolo tremendamente atractivo.

El resultado final de H.E.A.T II (sí, poco se han matado para escoger el nombre) es un disco plenamente llevadero, lleno de potenciales hits de naturaleza puramente comercial. Se podría resumir el álbum como un decálogo de lo que es el 90% del hard rock moderno: una mezcla de hard rock melódico con un toque de AOR aquí y allá, donde abundan los estribillos poperos a más no poder. La primera mitad del álbum es donde se encuentran los cortes más intensos y potentes, mientras que a medida que el disco llega a su fin se entretienen con finuras que giran en torno al AOR, siendo termas en general más suaves. Cierto es que H.E.A.T y otras bandas de su estirpe no tocan muchos más palos, pero la radiofórmula es siempre efectiva para crear álbumes divertidos, entretenidos y que indudablemente albergan mucha calidad.

H.E.A.T II empieza fuerte haciéndonos bailar con Rock your body, cuyo estribillo es tan sumamente popero que por un momento me ha recordado a algún tema de Backstreet Boys, por raro que pueda parecer. Le siguen a lo largo del disco temas sumamente enérgicos y pletóricos como Dangerous ground, Victory o One by one, canciones 100% de carretera ensalzadas por las pegadizas melodías y el imparable acompañamiento vocal de Erik Grönwall. El joven cantante se ha convertido en amo y señor de la banda sueca, ha crecido y madurado de forma meteórica llegando a su punto más álgido en este nuevo álbum (de momento). Demuestra en todo momento estar en plena sintonía musical con el resto de miembros y realiza un enorme trabajo a la voz.

En la misma línea endurecida nos topamos también con We are gods, en la cual introducen una serie de riffs cercanos al blues, al más puro estilo Whitesnake pero conservando su estatus fielmente melódico en todo momento, o Come clean, la cual recupera claramente la línea sonora trazada en sus anteriores Adress the nation y Tearing down the walls. Por otro lado, los suecos nos dejan otras lindezas de AOR más elegantes, como las románticas Nothing to say y Heaven must have won an angel (muy buenas baladas las dos) o la gran Rise, la cual cierra el disco y es para mí el mejor tema que nos dejan.

Me alegra ver que H.E.A.T han sabido enderezar su camino tras el claro tropiezo que supuso Into the great unknown hace tres años, el cual reconozco que me hizo alejarme de este conjunto. Han vuelto a hacer lo que mejor saben hacer, sin más experimentos raros y captando la atención del oyente desde el primer minuto a través de su hard rock de corte melódico y popero. Este álbum es realmente lo que un fan de la banda sueca realmente esperaría de ellos. Bien por H.E.A.T.

Marc Paradell

8.0
  • 8
  • Nota de los lectores (3 Votos) 9.3
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