CRÓNICA: KEEP IT TRUE XXII – Día 2 – Abril 2019

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KEEP IT TRUE XXII

LAUDA-KÖNIGSHOFEN (Alemania) – 26 Y 27 DE ABRIL 2019

TAUBERFRANKENHALLE

 

De vuelta a las andadas… tras la magnífica primera jornada de festival, el despertador volvió a sonar y sin perder mucho tiempo pusimos rumbo nuevamente hacia Lauda-Königshofen. Nos esperaba la segunda y última jornada del Keep It True, la cual se presentaba con ciertas modificaciones. La cancelación de Candlemass permitió un reordenamiento de los horarios, de modo que la jornada empezó un poco más tarde de lo previsto y varias bandas pudieron gozar de más tiempo de actuación a lo largo del día.

Inauguramos nuestra jornada particular con una auténtica rareza. Sacred Rite, banda procedente de tierras hawaianas que publicó 3 álbumes a mediados de la década de los 80, se reunían expresamente para actuar en el Keep It True. En los escasos 45 minutos que tuvieron mostraron un bastante buen estado de forma y de conservación de la gran técnica que atesoraban antaño (a pesar de que el batería original murió en 2002 y el bajista no pudo asistir a la cita). Deleitaron a los madrugadores con delicias tales como Wings of Pegasus, I’ve seen the wizard y The blade, haciéndolas sonar con una virtuosidad que no ocultaba para nada el alma de las composiciones. Esos pequeños caramelitos forman gran parte de la gracia de este festival. ¿Cómo demonios hubiéramos llegado a ver una banda de estas características si no fuera de esta manera?

La machacada de la noche anterior y la previsión de que este segundo día también se iba a hacer durillo físicamente nos invitó a tomárnoslo con mucha calma con las bandas del cartel que no nos atraían tanto. Después de los hawaianos tuvimos ocasión de subir a la grada del polideportivo, desde la cual se ve el escenario perfectamente, y prestamos atención vagamente a la actuación de otra banda de carácter marcadamente técnico como es Witherfall. Un grupo muy escorado hacia el power metal progresivo, instrumentalmente impecable aunque a veces se les vaya un poco de las manos (por otro lado, algo mandatorio en grupos del estilo).

Del mismo modo, también presenciamos des de la grada la actuación de una de las bandas puntales del doom metal épico: los británicos Solstice. Debo confesar que, a excepción de Candlemass y unos pocos más, no estoy muy familiarizado con este género, y de hecho se me acaba haciendo pesado tras una larga escucha. Sin embargo, no tengo reparos en afirmar que su actuación me pareció soberbia tanto a nivel instrumental como a nivel de feeling. Incluso a pesar de que el vocalista era completamente nuevo debido a la marcha del anterior cantante pocas semanas antes! El nuevo encargado de las voces de Solstice logró una actuación vocal excelente, entonando de forma genial canciones como The sleeping tyrant o Death’s crown is victory, y contando con la colaboración final de Jake Rogers (vocalista de Visigoth) en Cimmerian codex. Nada mal.

sacred rite   solstice

A la espera de la traca final del festival nos reservamos en gran medida en los siguientes tres grupos, de los cuales vimos temas contados. Estuvimos presentes en el tramo final de Texas Metal Legion, una superbanda formada exclusivamente por músicos de Texas, entre los cuales destacaba el cantante Jason McMaster (Watchtower, Dangerous Toys). No nos dio tiempo de ver gran cosa, pero nos unimos a la fiesta final cuando versionaron Breaker de Accept mientras los vocalistas hondeaban las banderas de Texas y de Alemania. Seguidamente Midnight hicieron las delicias del público más thrasher con su sonido crudo cercano al estilo de Venom, y Culprit sonaron mejor de lo que esperaba (mucho mejor que en su único álbum, Guilty as charged), pero sin embargo no llegamos a prestarles suficiente atención como para realizar un análisis más profundo.

Para entonces se inició la traca final, primero con Vicious Rumors interpretando de forma íntegra su álbum más emblemático, Digital dictator, celebrando las tres décadas desde su publicación. Los tuvimos en España apenas un mes antes y ya sabíamos que nos iban a volar la cabeza, pero esta ocasión tenía un aliciente que lo iba a hacer todo aún más especial. De esos que ocurren una vez cada “x” tiempo y quizás no se vuelve a repetir, y de esas cosas por las cuales vale la pena visitar el Keep It True: en lugar de contar con el actual vocalista Nick Courtney, los americanos llevaron consigo a Keven Albert, el hijo del mítico vocalista Carl Albert, fallecido en 1995. Los pelos de punta ya cuando el sampler de Replicant anunciaba su llegada al escenario, y más aún al escuchar el tremendo parecido entre la voz de Keven y la de su padre. Literalmente, si hubiese ido a este concierto con los ojos vendados habría llegado a pensar que alguien había invocado el espíritu de Carl Albert y que era él quien cantaba. Un calco la una de la otra, no solo por el timbre sino también por la potencia para llegar a los tonos más agudos y enérgicos. El repertorio de Digital dictator fue una auténtica marcha triunfal para Vicious Rumors: el perfecto acople entre la impresionante voz de Keven y la magistral ejecución instrumental liderada por el incombustible Geoff Thorpe engancharon al público desde el minuto uno. Escuchar himnos como Towns on fire, Lady took a chance o Worlds and machines en estas condiciones y en este lugar fue toda una experiencia. Una vez repasado el reputado álbum de pies a cabeza, todavía hubo tiempo para ver al hijo de Carl Albert defendiendo otros temas de la discografía de la banda americana como Down to the temple, Hellraiser y la esperada Don’t wait for me, interpretada esta vez a dueto junto a Nick Courtney. Creo que todos nos llevamos la sensación de haber visto algo tremendamente especial, y fue todo un acierto contar con este evento para reemplazar a Leatherwolf (quienes inicialmente ocupaban su lugar en el cartel).

vicious rumors   vicious rumors.

Un Keep It True sin ninguna banda de la New Wave of British Heavy Metal no es un Keep It True. Y para esta ocasión disfrutamos de una de las figuras más destacadas de este movimiento, una banda que rompió esquemas en su día con un debut demoledor y tremendamente avanzado a su tiempo. Estamos hablando de Satan. Todo el mundo que me había hablado de ellos sobre su directo me los había puesto por las nubes, casi como una banda infalible, pero no me imaginaba hasta qué punto era así. Dieron inicio a su actuación tal y como lo hace su obra maestra Court in the act, con las legendarias Trial by fire y Blades of steel, desencadenando un poderosísimo directo en el que literalmente clavaban todos y cada uno de los temas. Fue toda una delicia ver como los ingleses lograban trasladar toda la crudeza de su sonido en estudio al directo. Qué decir de las tablas que muestran sobre el escenario y del extraordinario estado de voz de Brian Ross… Quizás estemos hablando de la actuación más impecable de todo el festival. Otra cosa que me llamó la atención fue el hecho de que, a diferencia de lo que ocurre con el 99% de las bandas antiguas, el nivel que demuestran Satan en sus nuevos álbumes es tan excelso que el público no le hace ascos ni mucho menos a escuchar en directo estas nuevas composiciones. Pasmado quedé al ver la respuesta que obtenían con Twenty twenty five, Cruel magic o Incantations. Y es que la magia negra que desprende Satan parece salida de una fuente inagotable: con un estilo tremendamente definido y casi invariable consiguen seguir realizando publicaciones que no dejan indiferente a nadie. Aún así, nada como lo de toda la vida: pusieron el recinto patas arriba terminando con No turning back y una Alone in the dock que fue la mejor cereza sobre el pastel posible. Otra banda que nos pasaba por encima.

satan   satan.

Y para concluir finalmente el festival, turno para los que, de forma casi accidental, terminaron siendo los cabezas de cartel de la segunda jornada. No estamos hablando de un concierto cualquiera, y se palpaba en el ambiente. Había muchísima ilusión por ver el regreso de Sortilège, la banda por excelencia del heavy metal francés de la década de los 80, la cual llevaba en silencio desde 1986. Antes de empezar, un público ardiente de impaciencia ya empezaba a corear algunas de sus canciones para calentar motores. Esta clase de eventos son todo un melón por abrir: ni idea teníamos de si iba a ser un absoluto fracaso o el concierto de nuestra vida, todas las opciones estaban abiertas. Pero cuando dieron inicio con la triunfal Marchand d’hommes casi todas las dudas fueron disipadas de un plumazo: la ocasión era tremendamente especial e iba a ser una gran noche para los franceses. Sortilège se presentaron con 4 de sus 5 miembros originales (el guitarra solista Stéphane “L’anguille” Dumont fue reemplazado por Nicklaus Bergen y Bruno Ramos, los cuales se repartieron el papel) y con una inesperada invitada especial: la vocalista Lynda Siewicz, quien fue apareciendo de forma intermitente en el escenario con el objetivo de entonar los agudos a los que Chriatian “Zouille” Augustin ya no podía llegar, lo cual me parece un gesto muy humilde y consciente por su parte. A pesar de que el mítico vocalista francés cantaba cómodamente la mayoría de estrofas, supo dar un paso al lado a sabiendas de sus limitaciones por la edad. Fueron desgranando una por una sus más conocidas canciones, y si bien tuvieron algún problema de sonido importante mientras entonaban Majesté y la actuación se enfrió ligeramente en los siguientes compases, eso no fue impedimento para que remontaran el vuelo poco a poco hasta culminar una actuación memorable. Por poner algún “pero”, me decepcionó que empezaran Amazone saltándose la intro (para mí lo mejor del tema)… Sin embargo, este pequeño detalle fue compensado con creces a través de Délire d’un fou, Métamorphose y Mourir pour une princesse entre tantas otras. Ya llegando al final, la tremendamente emotiva Quand un aveugle rêve hizo que me saltaran las lágrimas, y similar fue con Chasse le dragon. Finalmente, tras el bis, llegaba el momento para desatar la locura y ponerlo todo patas arriba con Sortilège. Fue el puntazo final a un concierto de reunión histórico que cumplió con las expectativas, siendo de lo más destacado del festival.

sortilege.   sortilege

Hasta aquí llegó mi primera experiencia en este festival, para mí casi inmejorable (solamente hubiese cambiado el tiempo lluvioso para poder disfrutar más de los ratillos fuera, lástima que no esté en manos de nadie). Pasé dos días sumergido de pleno en mi salsa. El Keep It True no es solo el ecosistema perfecto para múltiples bandas de culto dentro del heavy metal más genuino (tanto grupos que llevan actuando desde hace más de treinta años, como grupos que se reúnen tras largos períodos de silencio, como recién llegados que quieren dar sus primeros pasos en este mundillo), sino que también es un lugar de reunión de auténticos fanáticos del género venidos de todo el mundo, quienes en gran mayoría se tratan como verdaderos hermanos. Alemanes, españoles, griegos, holandeses, americanos, japoneses, franceses, rusos… Este es el verdadero espíritu del heavy metal. Rezando me encuentro para que las circunstancias me permitan asistir el próximo año para repetir la experiencia, de la misma forma que recomiendo encarecidamente la aventura a cualquier persona que se la esté planteando.

Crónica y fotos: Marc Paradell

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