TESTAMENT – Dark roots of thrash

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TESTAMENT – DARK ROOTS OF THRASH

NUCLEAR BLAST

8 / 10

Los chavalotes de Nuclear Blast se han convertido en los nuevos padrinos de Testament y algún que otro compañero de batallas de la bahía de San Francisco en 1985 (Exodus y Death Angel, sin ir más lejos). No hace demasiado publicaron su último disco en estudio, y ahora lo hacen con este directo demoledor que es, como desde su título se anuncia, una especie de reafirmación de la creencia de la banda en sus últimas creaciones musicales.

De todos modos, hay también un repaso a sus primeros cedés, aunque se echan de menos algunas cosas de su época de “The legacy” o “Souls of black”. No importa. Canciones de sus tres primeros discos hay para dar y tomar, y no es por nada, pero todo el mundo tiene muy claro que esos trabajos fueron los que diseñaron el futuro de la banda: su actual sonido y desde luego su repertorio ante un público que les lleva siguiendo en ciertos casos casi tres décadas.

El sonido es casi perfecto, señores, y esperen a oír temas como “Practice what you preach” o “Into the pit”, y uno hace una excursión en el túnel del tiempo cuando escucha a los señores de Testament ejecutar una pieza mítica de los primeros tiempos del thrash metal como es “The new order”… un pedazo de historia, no lo duden.

La banda suena muy potente. El guitarrista Alex Scholnick demuestra aquí por qué es posiblemente el mejor de su instrumento en constreñido redil del metal extremo: un tipo de muchísimo ingenio y un enorme talento puesto al servicio del thrash metal, por suerte para el movimiento. En la tremenda introducción de “Trial by fire” queda patente de qué estamos hablando.

Pero donde la nostalgia se apodera del oyente veterano es en la parte final de la entrega: canciones como “Over the wall” (atención a los fabulosos punteos de guitarra en este corte) han marcado a una generación, y aquí el vocalista Chuck Billy se nos muestra como un músico de los que hay pocos. Este hombre lleva casi tres décadas en los escenarios, ha pasado por todo tipo de problemas entre ellos una peliaguda enfermedad, ha visto pasar a su alrededor todas las modas musicales del metal habidas y por haber; y sin embargo su voz sigue sonando como si tuviera veinte años. Y si no creen esto, estén atentos al final del plástico con la inconmensurable hazaña thrash metal que es “Disciples of the watch”.

No hay que decir que también se aproximan a sus últimos redondos. “More than meets the eye” de su penúltimo plástico deja patente el poderío vocal de Chuck Billy, en “Rise up” abren para el público un concierto donde se van a tocar composiciones de los más recientes artefactos de la banda, además de su repertorio de toda la vida.

Tienen ya repertorio de sobra. Los tiempos oscuros de la banda han pasado. Se avecinan grandes cosas a tenor de lo escuchado. A esta gente le queda cuerda para rato.

Emilio Morote Esquivel

 

 

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