CRÓNICA: DREAM THEATER (Madrid)

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DREAM THEATER

MADRID – 16 ENERO 2014

PALACIO VISTALEGRE

La mala suerte marcó las circunstancias que rodearon el inicio y desarrollo del concierto. Un retraso con uno de los camiones del montaje provocó que la apertura de puertas se demorara una hora, y que el gran flujo de espectadores tuviera (tuviéramos) que esperar alrededor de una hora y tres cuartos para poder entrar a Vistalegre. Uno está acostumbrado a los rigores de los inviernos alemanes y castellanos, pero casi dos horas pasando frío de pie no es un calentamiento que anime mucho. En su primera intervención, James LaBrie pidió disculpas por todos los inconvenientes causados, en un buen gesto que otros grupos habrían obviado.

Una vez dentro, la primera sorpresa fue ver la zona de grada cerrada. El que fuera jueves, el precio de las entradas y quizá la falta de tirón del último álbum provocaron que la asistencia total fuera seguramente de las peores en sus visitas a Madrid. Sin proyecciones de apoyo y solo con imágenes del grupo, la banda dividió el concierto en tres bloques.

El primero se basó en canciones de su último disco y temas de sus discos más recientes, con la excepción del monumental “Trial of tears”. La acogida fue buena, sin llegar al delirio, entre otras cosas porque la selección fue equilibrada. Caña con “The enemy inside” o “The shattered fortress”, pausa con “Along for the ride”, temas algo más largos como “Breaking all illusions” o “On the back of angels”, y el momento instrumental de “Enigma machine”, con un solo muy técnico y divertido de Magnini, que acabó metiéndose al público en el bolsillo.

Tras este bloque vino un descanso, tras el que pasaron a la segunda parte, en la que celebraron el vigésimo aniversario de “Awake”. Eso sí, eliminaron “Scarred” por falta de tiempo, como también harían con “Illumination theory”. El resto se movió entre la dureza de “The mirror” y “Lie” y la dulzura y sentimiento con los que interpretaron “Lifting shadows off a dream” y “Space-dye vest”. Rudess, que sacó para alguna canción un curioso teclado curvo, que parecía que se hubiera derretido, tocó estos dos últimos temas respetando mucho el trabajo original de Kevin Moore, lo que me pareció un acierto dado que las bases de teclados son vitales en esas canciones.

La última parte del concierto sirvió para celebrar otro cumpleaños, en este caso el decimoquinto de “Metropolis part 2: Scenes from a memory”. Esta fue la parte en la que el público mejor acogió las cuatro canciones elegidas, que fueron “Overture 1928”, “Strange déjà-vu”, “The dance of eternity” (en la que les vi perderse en una parte durante unos segundos por primera vez en directo) y “Finally free”.

Una vez pasado el cabreo por el retraso y el frío, las sensaciones de la gente al salir parecían de aprobación por lo visto, aunque con conciertos mejores en la memoria. Para mí la banda estuvo muy compactada, quizá con LaBrie llegando algo justo a veces. Petrucci y Myung se movieron algo más que en otros conciertos, y Rudess se fue animando después de empezar el concierto algo molesto con los problemas técnicos. Dejo para el final a Mike Magnini, a quien ya nadie discute. Se mostró como un animal, con gran precisión y mucho más suelto en su relación con el público. En definitiva, para mí acabó mereciendo la pena la espera, aunque entiendo que mucho otros asistentes piensen lo contrario.

Miguel Hernández García (Fiti)

Fotos: Archivo Max Metal (concierto de Madrid 2009)

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