CRÓNICA: PARADISE LOST + SOEN (Madrid)

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PARADISE LOST + SOEN

MADRID – 5 OCTUBRE

SALA PENÉLOPE

Con el aval de un gran disco bajo el brazo, los británicos Paradise Lost se presentaban en directo en la capital. Resulta cuanto menos curioso, pero en sus conciertos de los últimos años, la banda se ha pateado casi todas las salas de Madrid. En 2003 fueron  las salas Caracol y Divino Aqualung, Arena en 2005 y 2009, La Riviera en 2008, y ahora la sala Penélope, un sala que ya he manifestado en más ocasiones que no me parece la más apropiada para conciertos de metal.

Pero más allá de los inconvenientes que pueda plantear el recinto, era una ocasión ideal para testar si el directo del grupo estaba a la altura de su legado y de su buen último disco.

SOEN

Antes de la actuación de los británicos, llegó el turno de la megabanda SOEN. Para los que como yo, desconocieran hasta la fecha el pasado de esta banda, os diré que es un supergrupo formado por grandes de la escena como Martin López a la batería (ex Opeth), Steve DiGiorgio al bajo (ex Death, Testament y Sadus), Joel Ekelöf a la voz (ex Willowtree) y el fundador, Kim Platbarzdis a la guitarra.

Y en efecto, que pedazo de grupo, no siempre al juntar a unos galácticos se obtiene un resultado grandioso. No es el caso de Soen, es una banda soberbia, rebosante de calidad, y aunque al hablar de su música es imposible despegarse de la comparación con Tool, lo cierto es que esa música pausada, oscura y rebosante de detalles y giros inesperados te cautiva a la primera.

Gran responsable de ello es la voz de de Ekelöf, sobria y sin estridencias, pero de una elegancia innegable, al igual que el estilo magistral de López a la batería.

Todo sonó a la perfección, en su sitio, cristalino, ideal para disfrutar de todos los matices que ofrece su música. Lógicamente sin una larga trayectoria a sus espaldas, la actuación se basó en los temas de su único disco «Cognitive», sonando «Fraktal», «Fraccions», «Delenda», «Last Ligth», «Oscilation», «Canvas», «Slithering» y «Savia», unas delicias que supieron a poco.

Es una banda que lo tiene todo, buenas canciones, un directo a la altura y un poder escénico acorde a las peculiares caracterísiticas de su música. Sobresalientes.

PARADISE LOST

Sus últimas actuaciones no me habían convencido del todo, por una cosa o por otra siempre les sacaba un «pero», ya fuera un setlist desequilibrado, un Nick Holmes demasiado pasota o un sonido regulero, siempre había algo decepcionante, afortunadamente esta vez tuvimos un concierto de Paradise Lost con todo en su sitio.

El sonido irreprochable, el setlist acorde al gusto de la mayoría con un poco de todo (aunque siempre habrá quien le reclame una mayoría de canciones de su época más Doom), y hasta un Nick Holmes simpático y comunicativo. Vale que se ahorrara buena parte de los registros guturales de otras épocas, pero como la edad no perdona a ninguno, lo pasaremos por alto, aunque siendo objetivos hay que reconocer que cantó buena parte del concierto con su voz más neutra, auque eso sí, de forma magistral.

Greg Mackintosh aportó su habitual dosis de feeling e intensidad, y Aaron Aedy, como siempre, apoyó con esa pose y movimientos en los que parece que vive al 200% cada nota; el único que estuvo más apagado fue Steve Edmonson.

Comenzaron con «Desolate», «Honesty in death» y «Erased», para de ahí pasar a «Encantment», «Soul courageous», «In this we dwell», y «Praise Lamented Shade» y «Pity the Sandness». Como hemos dicho, todo sonaba bien y el público coreaba y recibía las canciones con ganas, si bien la gente se mostró mucho más ardiente cuando empezaron los primeros acordes de «As i Die», cuyo estribillo fue ejemplo perfecto de comunión con la banda.

Algo parecido ocurrió con otro hit como «One second», -hay clásicos que nunca fallan-, de ahí de nuevo un viaje hasta la actualidad con «Tragic Idol» para hacer la primera retirada a la hora exacta de concierto con «The Enemy».
Hasta aquí, excluyendo lo corto de la actuación, pudimos ver a unos Paradise Lost en gran estado de forma. Quedaban los bises y alguno de esos temas irrenunciables en su repertorio, así llegaron «Embers Fire», su último single «Fear of Impending Hell», «Faitn divides us – Death unites us», y el estallido y guinda final «Say Just Words», sin duda, la más esperada de la noche.

Poniéndonos quisquillosos lo único que se les podría reprochar fue la escasa hora y cuarto de concierto, el resto simplemente para quitarse el sombrero.

Texto: S. A. Sánchez

Fotos: Juan José Díez

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