CRÓNICA: Noche Victoriosa en Madrid – Fabio Lione’s Dawn of Víctory + Alterium – Septiembre 2025

0

Fabio Lione’s Dawn of Victory + Alterium

Sala Revi Live (Madrid)
Viernes – 26 Septiembre 2025
Z! Live On Tour

En una década que, parece ser, viene marcada por estilos modernos, riffs pesados y voces guturales, no fuimos pocos quienes quisimos rememorar aquellas melodías victoriosas y épicas sobre un manto de orquestaciones grandilocuentes y estructuras neoclásicas. Un puñado de temas que marcaron una época y, algún otro puñado por parte de la banda invitada, que bebe de aquellas influencias pero emerge con un aire fresco y ritmos más complejos.

La sala Revi Live de Madrid fue testigo de una velada que combinó la frescura de una banda emergente como Alterium con la vuelta a España de la voz del metal Italiano, el proyecto Fabio Lione’s Dawn of Victory, que recupera gran parte del espíritu de Rhapsody.

Como enamorado de Lione, confieso que llegaba a esta cita con ilusión y cierto nerviosismo. No siempre es fácil revivir canciones que marcaron una época sin sentir el vértigo del paso del tiempo. La buena noticia es que la experiencia superó cualquier expectativa. La tercera vez que veo a Lione, quizá la que con menos medios, y sin embargo en la que más le he visto brillar.


ALTERIUM: una grata sorpresa

A las 20:30 horas, los italianos Alterium se subieron al escenario con puntualidad. El público todavía se repartía entre la terraza y el interior, pero la sala ya empezaba a caldearse. Su propuesta se apoya en Of War and Flames (2024) y en el EP limitado Stormrage, completados con algún tema inédito, para un total de unos 40 minutos de actuación.

La formación la encabeza Nicoletta Rosellini a la voz, acompañada por Paolo Campitelli (guitarra y teclados programados), Alessandro Mammola (guitarra), Luca Scalabrin (bajo) y Dario Gozzi (batería). He de decir que venía a ciegas con esta banda, y la sorpresa fue grata y máxima. Me gusto la propuesta, si bien el show fue in crescendo, al inicio lo noté algo frío y con los miembros algo tímidos y vergonzosos.

El arranque con Drag Me to Hell recordó inevitablemente a Dragonforce, aunque pronto mostraron su vertiente más melódica. Hear My Voice, destacó por el contraste entre los teclados programados y la voz clara de Rosellini. Luego llegó Sirens Call, más pausada y atmosférica, y Crossroads Inn, con un aire medieval que fue preparando el terreno para Firebringer, quizá la canción más redonda de su set.

La puesta en escena fue sencilla, pero efectiva: lona trasera, luces bien medidas y el detalle simpático del pie de micro convertido en espada. El público respondió con entusiasmo a Stormrage, dedicada al personaje favorito de Nicoletta en World of Warcraft.

El final del concierto se reservó para Raise Our Jar, Shadowsong y Sui, donde el peso de las programaciones se notó más, aunque la sección rítmica y la energía de la banda lo compensaron con creces. El cierre con Of War and Flames dejó una sensación clara: ALTERIUM son jóvenes, tienen recorrido por delante, pero ya saben cómo conquistar a una sala que en gran parte los estaba descubriendo por primera vez.

Por poner un pero, y sabiendo qué tipo de bandas estamos viendo, echo en falta al menos un teclista que se eche a las espaldas tantas pistas de secuencias. Pues por momentos la banda estaba “parada” y no paraba de sonar música. Cierta magia se pierde con las secuencias, pero se compensa en la enorme calidad del quinteto.


Fabio Lione’s Dawn of Victory

Tras la pausa técnica de rigor, a las 21:30 horas comenzó lo que muchos esperábamos con ansias. Fabio Lione’s Dawn of Victory reunió a músicos fundamentales en la historia reciente de RHAPSODY: Alex Holzwarth a la batería, Patrice Guers al bajo, Dominique Leurquin a la guitarra y Justin Hombach como guitarrista principal, junto a la voz inconfundible de Lione.

La sala ya contaba con más fanáticos en su interior y el ambiente era muy bueno.

La intro In Tenebris desembocó en Dawn of Victory, y fue como viajar de golpe a los primeros años dos mil. La sala respondió de inmediato, coreando cada estribillo. Wisdom of the Kings mantuvo la intensidad, con Guers incansable recorriendo el escenario y Holzwarth entregado a la batería como en sus mejores tiempos.

Siguiendo con The Wizard’s Last Rhymes, abreviado pero igual de disfrutable. A estas alturas, Fabio ya alternaba frases en español, italiano e inglés, mostrando complicidad con todos. Ese detalle, sumado a su carisma, hizo que la conexión con la sala fuera inmediata.

La parte central del repertorio fue un viaje directo a la nostalgia: The March of the Swordmaster, con el público acompañando en coros; Riding the Winds of Eternity, tan épica como siempre; y Land of Immortals, que sigue sonando demoledora incluso 25 años después. En The Magic of the Wizard’s Dream, Fabio imitó las líneas de Christopher Lee y logró uno de los momentos más emotivos de la noche. Este hombre podría emular a cualquier tenor internacional.

No faltaron joyas como Warrior of Ice, desatada tras la intro Ira Tenax, o el respiro festivo de The Village of Dwarves, donde Lione recordó a Turilli y Staropoli con cariño. Eternal Glory fue otro punto álgido, coreada hasta el final. Y en Lamento Eroico el propio Fabio pidió repetir coros junto al público, consciente de que esa canción tiene un valor especial para todos. Sin embargo para mí, aquel día, fue la que peor sonó.

La recta final llegó con un trío imbatible: Holy Thunderforce, la majestuosa Symphony of Enchanted Lands (con la colaboración de Nicoletta Rosellini en las voces femeninas) y Unholy Warcry, de la etapa posterior.

Y, como no podía ser de otra manera, el cierre estuvo reservado para los bises: Epicus Furor y Emerald Sword. Ese momento, con toda la sala cantando al unísono, fue la confirmación de por qué estas canciones marcaron a toda una generación de metaleros.

Dejando la sensación de haber asistido a algo especial, me fui en el metro deseando adentrarse en algún videojuego o literatura fantástica tras escuchar tanta epicidad junta. Fabio mejora con los años, y lo rodea un buen equipo. Es cierto que algún tema mítico como Knightrider of Doom se quedó fuera. Pero lo que sonó bastó para revivir la magia de una época dorada. También es cierto que siempre queda esa espinita de ver un teclista con ellos. Y ni qué decir de poder ver algún día a los originarios Rhapsody en reunión.

ALTERIUM, por su parte, demostraron que el relevo generacional está en marcha y que la escena sigue viva.

En definitiva: fue una noche para recordar, una de esas que justifican por qué seguimos yendo a conciertos, buscando reencontrarnos con canciones que nos hicieron soñar y que,  años después, siguen teniendo el poder de emocionarnos como la primera vez.

Crónica: Andrés Aranguren
Fotografías: Javier Paredes

Compartir

Deja un comentario