CRÓNICA: Pyrenean Warriors Open Air, un oasis en el desierto más allá de la frontera (Septiembre 2021)

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PYRENEAN WARRIORS OPEN AIR
TORREILLES (FRANCIA) – 11 DE SEPTIEMBRE 2021
SITE DE JUHÈGUES

A veces, no hace falta más que cruzar la frontera unos pocos kilómetros para darnos cuenta de lo precario que es nuestro país en muchos aspectos. La crisis sanitaria debida al Covid-19 no ha hecho sino acentuar problemas ya previamente existentes y gestiones penosas, sumándole multitud de problemáticas extra. En el aspecto cultural, que es lo que nos trae aquí, la situación pasa rápidamente de precaria a tercermundista. No es casualidad que numerosas giras anunciadas de cara a finales de este año y principios del siguiente rehúyan de recalar en España, y el pasado fin de semana tuve la enorme fortuna de comprender el porqué. La asociación de heavy metal francesa Pyrenean Metal ha logrado este año montar una mini-edición de su festival Pyrenean Warriors Open Air (PWOA) en Torreilles, con aforo reducido a 400 personas y contando exclusivamente con la presencia de bandas francesas (han titulado esta edición como “French Metal Attack”).

Lejos de las lamentables imágenes que han tenido que dejar por nuestras tierras (forzosamente, no por su culpa) festivales como Ripollet Rock o los múltiples conciertos en salas, una vez pasado el control anti-Covid (en el que se requería el pasaporte de vacunación o, en su defecto, una PCR o test de antígeno negativos), el PWOA se veía de puertas adentro exactamente como cualquier otro evento del estilo antes de la pandemia. Ni mascarillas, ni sillas, ni zona de beber, ni distancia social, ni leches. La pregunta es, ¿por qué a 50 kilómetros de la frontera se puede hacer algo así y en España no? Y la respuesta: por la diferencia entre ponerse serios con el asunto o que todo sea campo y playa. Al fin y al cabo, la implementación de estos controles beneficia al espectador y al promotor en todos los términos, desde la seguridad sanitaria hasta la calidad y el disfrute del espectáculo, pero seguramente la pandilla de zoquetes que dirige este país ni tan siquiera se lo plantee, al menos hasta que en Europa ya se hagan conciertos con total normalidad. Porque en materia de ir dos o tres pasos atrás del resto de Europa sí que estamos completamente al día.

Superada esta (necesaria) queja, centrémonos en lo que realmente importa. El primer festival con cara y ojos al que un servidor ha podido asistir en 2 eternos años. La sensación de haber encontrado, por fin, un oasis en el desierto, ha sido sencillamente indescriptible. Casi me emocioné al aparcar el coche en el parking de la Chapelle de Juhègues y adentrarme en la pineda adyacente para montar la tienda de campaña junto con mis colegas, los que habíamos adoptado la tradición de subir cada año desde Barcelona a disfrutar del PWOA. Si bien la última edición había contado con un cartel apoteósico (Sortilège, Aria, Omen, Mindless Sinner…), esta no podía dejar el listón tan alto por razones obvias. Sin embargo, el cartel no dejaba de ser atractivo e interesante. En tan solo 6 nombres había una buena combinación de bandas legendarias, bandas emergentes y completos desconocidos.

Tras superar el citado control y pasar rápidamente por uno de los dos food trucks que abastecieron de comida a los asistentes, el festival arrancó bajo un sol de justicia de la mano de Lord Gallery, un cuarteto de heavy metal clásico del cual conocíamos bien poco, pero que nos sorprendió gratamente. Ataviados en cuero y tachuelas, como mandan los cánones, se presentaron por primera vez en una actuación en vivo con un desparpajo envidiable (no nos lo creíamos cuando lo dijeron). Sin necesidad de un show bombástico, solo con su presencia escénica y con sus tablas a la hora de defender un heavy metal eficiente y práctico les bastó para conquistar a los presentes.

Lord Gallery es un grupo muy reciente, pero disponen ya de suficiente material en su haber como para llenar más de 30 minutos de repertorio. De hecho, su primer EP de 7 canciones acaba de ser publicado este mismo mes de septiembre a través de Cursed Ritual Records, el cual tuvimos el gusto de saborear intensamente en directo. La misma Lord Gallery, Epidemic hell y Vendean skin brillaron de cara a un público local que parecía tenerlos ya fichados de hace tiempo, sorprendiendo también a los ajenos que los veíamos con curiosidad, pero sin lugar a dudas la canción que mejor recibimiento tuvo en general fue la magnífica Beauty killer. La sensación posterior a su concierto fue la presencia de un quorum generalizado de que habrá que seguirles la pista de cerca, pues el cuarteto apunta a una buena proyección.

Desafortunadamente y por diversos motivos, la única banda a la que no le llegué a prestar su merecida atención fue Crazy Hammer. Se trata de una banda formada en 1987 y que estuvo activa durante 4 años, durante los cuales tan solo grabaron un disco que no fue lanzado oficialmente. Su reciente reunión propició la publicación del álbum Resurrection (2020) y lo cierto es que lo poco que pude escuchar superaba mis expectativas de cara al directo de esta oculta formación. Un vocalista que recordaba vagamente al estilo de Dickinson o Kiske y una instrumentación sólida y contundente. Confieso arrepentirme ahora de no haberme concentrado en su actuación.

Sim embargo, yo tenía muy claro cuál era la banda que más me llamaba la atención. Los bretones Herzel volvían a actuar en el PWOA habiendo publicado este mismo año su primer disco de larga duración, Le dernier rempart. Se palpaba en el ambiente que gran parte del público era ya conocedora de la inmensa calidad que atesora este primer lanzamiento, y que por tanto las expectativas de cara a ver cómo lo defendían en directo eran particularmente altas. Pero hay veces en la que la magia sucede y resulta que un concierto al que vas con altas expectativas termina siendo incluso mucho mejor de lo que uno se esperaba y eso es exactamente lo que ocurrió con Herzel el pasado sábado. De hecho, hicieron falta tan solo unos segundos para darme cuenta de ello y es que un arranque de concierto como el que ejecutaron con La Flamme está solo al alcance de los elegidos. Guantazo en la cara con la mano abierta, el público en el bolsillo a la primera de cambio y sonando con la misma aura épica y batallera que en estudio.

Herzel es una banda de heavy metal épico que bebe tanto de las melodías de Iron Maiden, las composiciones de Warlord o Manilla Road y de la historia medieval bretona, un cóctel inmejorable para un gran despliegue de fuerzas en tierras francesas. Con elevada sobriedad atacaron lo mejor que ha dado de sí su primer disco, como Berceau de cendre, L’epée des dieux, el gran himno de batalla que es L’últime combat o la faraónica Maîtres de l’océan, sin olvidarse de su anterior demo de la que rescataron Nominoë y Unis dans la gloire. Las canciones sonaban una tras otra tal cual eran presentadas en el disco, con el plus añadido de tener delante un público excitado y con ganas de guerra. Todos los miembros del grupo se lucieron a lo grande con sus respectivos instrumentos, pero me gustaría destacar en particular la enorme labor de ambos guitarristas y la actuación vocal rozando lo impecable de Thomas Guillesser. En mi opinión, Herzel realizaron la mejor actuación de todo el festival.

Seguidamente, tocaba el turno de otro de los platos fuertes de la tarde. Tentation, banda formada por diversos componentes de la misma asociación Pyrenean Metal, lanzará también su primer disco el próximo 24 de septiembre a través de Gates of Hell Records, y qué mejor ocasión para presentarlo que en su propia casa. Recuerdo haberlos visto hace ya 5 años en un Metalcova Fest en Barcelona, donde no me desagradaron para nada, pero al escuchar el nivel de los adelantos de este nuevo disco no podía hacer sino esperar una subida de nivel respecto a aquella anterior ocasión. Cosa que se dio y con creces.

Tentation descargaron un heavy metal sólido y potente, de este que provoca la inevitable necesidad de sacudir la cabeza incesantemente, metieron muchísima contundencia y tablas en su directo y se ganaron (aún más si cabe) a su propio público. Lástima que el vocalista no terminase de rendir al 100% en algunos puntos del repertorio, donde le costó alcanzar ciertos agudos, pero la verdad es que en cuanto a instrumentación funcionaron de forma casi impecable. Como he mencionado anteriormente, dedicaron parte del repertorio a presentar su nuevo disco Le berceau des dieux, entre las cuales cayeron sus dos grandes adelantos: Le couvent y Conquérants. Del mismo modo, no faltaron temas de sus anteriores obras como Bruixes o Shaman, ya bien conocidas y coreadas por el respetable. La verdad es que el nuevo directo de Tentation cumplió sobradamente las expectativas de mejora y cuajaron una actuación más que destacada.

Los siguientes en saltar al escenario fueron los co-cabezas Hürlement, la banda “joven” del cartel con más trayectoria con diferencia tras haber lanzado ya 3 discos desde su nacimiento en 2003. Dediqué aproximadamente la primera mitad de su actuación a cenar y los observé desde el puesto de mesas, para luego acercarme y disfrutar de ello con plenitud. Debo decir que Hürlement no son una banda que me gusten especialmente en estudio, pero no cabe duda de que ante mis ojos ganaron muchísimo en directo. Practican un heavy metal directo y sin concesiones, tirando de riffs machacones y rápidos, ideales de cara a una actuación en vivo teniendo delante un público que empezaba ya a notar los estragos del alcohol (como en los viejos tiempos).

Debo destacar por encima de todo la enorme actuación, tanto a nivel vocal como a nivel de frontman, del cantante Alexis, a quien se ha podido ver en otras ocasiones defendiendo en directo los temas de bandas como Blasphème o Sortilège. No me extraña para nada que bandas tan legendarias del metal francés cuenten repetidamente con él, pues presenta un enorme dominio tanto de graves como de agudos y se desenvuelve maravillosamente en el escenario. En cambio, un detalle que no me convenció tanto fueron los solos de guitarra, los cuales no salían del todo bien proyectados, supongo que por algún desajuste de ecualización. Equilibraron el repertorio entre sus tres discos y tuvieron un gran final de fiesta entonando Pavillon noir, Mercenarie y una cover de Maître du metal de sus compatriotas Killers.

Finalmente llegó el turno del cabeza de cartel de la noche. Nada más ni nada menos que uno de los puntales de la escena francesa durante la década de los 80, la banda de heavy/speed metal ADX. No es tampoco la primera vez que pisan este festival, ya los puede ver cuando lo hicieron en 2016 y lo que me encontré seguía una línea ciertamente similar a su anterior actuación. Una actuación correcta en líneas generales, sin más historia, mucha contundencia y agresividad a la hora de atacar la instrumentación y algunos momentos que brillaron con luz propia sobre los demás cuando interpretaron sus más conocidos clásicos.

Me sorprendieron muy gratamente con la inclusión de Sacrifice in the ice al inicio del repertorio, la cual fue ejecutada con enorme agresividad en el apartado instrumental (principalmente las guitarras llevadas por el experto Nicklaus Bergen) mientras que el cantante Phil Grélaud intentaba defender las líneas vocales lo mejor que podía. Sobre esta base fue transcurriendo el resto de la actuación, a medida que iban cayendo auténticos himnos de su época dorada como Déesse du crime, Notre Dame de Paris o L’étranger. Curiosamente, a pesar de que este mismo año ADX ha publicado su undécimo álbum de estudio (de título Bestial), muy pocas canciones cayeron para presentarlo y centraron el repertorio en anteriores publicaciones, lo cual se agradece teniendo en cuenta el contexto old school del festival. Otro dato curioso fue que no terminasen a lo grande con Caligula, pues añadieron a posteriori Division blindée y Tourmente et passion.

Quizás no haya sido, ni mucho menos, la mejor edición del PWOA en cuanto a cartel. Bárbaros fueron los festivales que llegaron a montar antes de la pandemia, pero esta edición será una de las que recordaré con más cariño por haber sido el primer festival de heavy metal con cara y ojos al que he podido asistir después de la irrupción de la pandemia. Y sí, es una pena que haya tenido que cruzar la frontera porque mi propio país es incapaz de ofrecérmelo en condiciones. Crucemos dedos para que la situación respecto a la Covid-19 vaya mejorando de cara al año que viene, en el que se espera con ansia un regreso triunfal del PWOA con la brutal edición que tenían preparada para 2020, la cual cuenta con nombres de la talla de Liege Lord, Fifth Angel, Eternal Champion, Saracen o Atlatean Kodex.

Crónica y fotos:  Marc Paradell

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