NIGHT – HIGH TIDES – DISTANT SKIES
THE SIGN RECORDS
9,2/10
Lo que empezó como una de las muchas agrupaciones de la nueva ola de heavy metal tradicional, a principios de década, ha terminado derivando definitivamente hacia el más refinado rock setentero. Los suecos Night se fueron apuntando paulatinamente al carro de este revival del retro-rock que hemos visto producirse en los últimos tiempos, hasta el punto que nos dejaron una obra maestra en 2017 llamada Raft of the world, un álbum de calidad excelsa y difícilmente superable.
3 años después, Night se instauran definitivamente en el citado subgénero con este nuevo High tides – Distant skies, en cual la tónica no se centra especialmente en aquella atmósfera épica predominante en su predecesor: la seguiremos encontrando puntualmente, pero serán otras sutilezas y sonidos refinados los que marcarán la diferencia. Se trata de una evolución natural en la que abren paso a nuevas influencias, adquiriendo así una distinguida personalidad. La creatividad y la calidad que atesora este cuarteto parece no tocar techo, lo mismo que ocurre también con sus compatriotas Hällas.
Shadow gold y sus excelsas melodías de guitarras gemelas captan nuestra atención desde los mismos primeros compases, dando paso así a un animado rock/hard rock setentero con cierta retirada de blues. Introducen algunas dinámicas interesantes, como el breve apagón en el que el nuevo batería Linus Fritzson se queda solo para que luego vuelva a arrancar la música. En Burning sky los suecos atacan con un sonido marcadamente directo y épico, tirando de la fórmula que tan bien les resultó en Raft of the world, pero a la vez en momentos puntuales se salen de ello para alojarse de pleno en el rock de los 70 (incluso uno de los riffs me recuerda vagamente a Burnin’ for you de Blue Öyster Cult).
A estas alturas de disco ya queda claro de que aspiran a igualar o incluso superar la maravilla que publicaron hace 3 años, y se reafirman en ello con la pequeña joya Crimson past: delicada y tranquila, entran en juego las guitarras acústicas y un teclado para invocar una ambientación etérea y relajante. Dejan entrar matices de Blue Öyster Cult, Dire Straits o incluso Creedence Clearwater Revival y hacen de ella una canción de “carretera perdida en la montaña”, que merece ser escuchada con sumo detenimiento.
Galling in the black tira de riffs consistentes a la vez que reconocibles, al más puro estilo Thin Lizzy. Nuevamente las guitarras acústicas se abren paso a mitad de canción, para luego atacar un crescendo y un solo de guitarra de los que te arrancan una sonrisa de la cara por su claridad y buen gusto. Tal y como sucedió en trabajos anteriores, Night siguen haciendo de su trabajo a las guitarras lo más destacable de su propuesta. La labor que realizan tanto Sammy Ouirra como Oskar Andersson, bebiendo directamente del legado que bandas como Thin Lizzy o Wishbone Ash dejaron en su día, vale su peso en oro.
A la vez que directa y potente, Running away también deja lugar a la sutileza de su melódico estribillo y el nuevo uso del teclado, el cual se instaura definitivamente como un nuevo elemento del sonido de Night. Otro solo de guitarra de traca que sorprende por su cambio de tonalidad repentina nos vuelve a avasallar para dejar paso a la cabalgante y aventurera Here on my own.
Lost in a dream es un redondo homenaje al legado de Blue Öyster Cult y Yes, culminado por un majestuoso estribillo excelentemente complementado por la voz doblada, un recurso que los suecos utilizan asiduamente. En sumo contraste, Give me to the night se nos presenta como un veloz trallazo, siendo la más “heavy” del disco con diferencia. Me recuerda sutilmente a aquellos jovencísimos Night que nos dejaban temas de puro heavy metal como Gunpowder treason o Stand your ground, pero está claro que ahora mismo el nicho musical que ocupan es muy diferente y mucho más madurado.
Finalmente, Under the moonlight sky se posiciona como el indiscutible hit del álbum. Un esplendoroso himno que mezcla los característicos riffs melódicos del grupo, elementos sinfónicos y un estribillo que de aquí a que vuelvan los conciertos en directo la gente ya se sabrá de memoria.
Night opositan para disco del año con este nuevo larga duración, un puesto que estará tremendamente reñido este año y que dará para muchas opiniones dispares. High tides – Distant skies es un álbum generosamente dinámico y lleno de color, no se hace aburrido en ningún momento a causa de su propia variedad y del buen gusto que se gastan los músicos al componer. Me agrada ver que los suecos, además de hacer lo que mejor saben hacer, han sabido dar un pasito más allá y realizar un trabajo que no sólo es fiel a su propia esencia, sino que a la vez la enriquece.
Marc Paradell