En 1989 yo era un crío y la música tampoco era algo tan importante y vital como lo fue después, pero sí que recuerdo el impacto que tuvo en mi el escuchar la canción “El límite”. Una sensación similar a la que experimenté cuando escuché por vez primera “The Final Countdown” de Europe. Ambos temas me parecieron perfectos y me aprendí la letra de los madrileños en sólo un par de escuchas. Décadas después ha caído en mis manos el libro del editorial Quarentena (precioso nombre para estos días) en el que su autor, Sergio Guillén de Renacer eléctrico conversaba con el eterno líder del La Frontera: Javier Andreu. Finales del los 80 y principios de los 90 fueron sus años dorados y como buenos francotiradores fueron a lo suyo, vestidos de cowboys e indagando en el country rock.
Es un libro cortito, muy entretenido y del que puedes devorar sus páginas rápidamente sin importar si eres fan o no del grupo. Un poco es una crónica de la vida del líder del grupo, pero hecha a través de conversaciones en un bar, y queda plasmada en este libro en forma de entrevista, es decir, pregunta y respuesta. Eso hace que todo sea bastante más ameno de lo que resultó, por ejemplo, el primer libro similar de otra de las mentes pensantes de la música hispana como es Julio Castejón de Asfalto. La vida de Andreu llega hasta 2014 pues es ese el año de la publicación del libro y en sus páginas ves al vocalista como un entrañable personaje que no tiene pelos en la lengua y habla con plena franqueza de todas las bandas que acompañaron a la Frontera a lo largo de los años. Mecano, Parálisis Permanente,Radio Futura, Calamaro, Polanski y el ardor… con todos ellos hubo admiración, fiestas y aventuras.
Desde los años en los que grababan discos en Ibiza a lo grande con Mariskal Romero y el batería de Judas Priest a las giras por Suiza y Portugal. Queda claro en estas páginas que la gran etapa del combo abarcó desde su homónimo primer disco (con una portada homenajeando a Iggy Pop) hasta el disco en directo Capturados vivos que les encumbró a lo más alto de las listas. Luego vino el bajón que supone el cambio de gustos de la humanidad con el grunge, pero también ese acercamiento al pop de su cabeza pensante. La Frontera siguen paseando su música tras tantas décadas, y, a decir verdad, su legado ha envejecido bien pues eran diferentes a todo. Banjos, violines, harmónicas y velocidad rock les hicieron especiales, pero, ante todo, la tremenda personalidad de un tipo como Javier Andreu.