BON VIVANT + Erik Cruz
SALA NAZCA (Madrid)
02 de Noviembre de 2019
Por Andrea Fernández
El pasado 2 de noviembre Bon Vivant presentaba su nuevo álbum: “Cuentos y retratos”. Antes de ellos, Javier Oliva (Beethoven R.) y Erik Cruz salieron a escena como teloneros de la banda. Mientras la voz de Erik sonaba mágica y conseguía darle a los temas ese toque de “en sueño”, Javi y su guitarra daban ese toque potente que invitó al público a acercarse al escenario.
Entre los temas que tocaron no faltaron esos más rockeros como Livin on a Prayer’ (Bon Jovi) o incluso algunos más progresivos como Watch over you (Alter Bridge) pero, sin duda, el tema que más me transmitió y que si hubiera durado unos minutos más hasta me hubiera conseguido hacer llorar fue: Thinking Out Loud de Ed Sheeran. Una maravillosa forma de dar comienzo a aquella noche.
Una escenografía compuesta por dos pantallas verticales, una a cada lado de la batería y una tercera pantalla horizontal sobre la misma, irían mostrando a lo largo de la noche los videoclips de los temas que irían sonando o imágenes relacionadas con ellos. De las todas las veces que he estado en esa sala, esta vez me llamó la atención que la banda se había tomado la molestia de llevar su propio equipo de iluminación que sin duda no pasó desapercibido.
Con una intro que rápidamente acabó siendo los primeros acordes Tormenta a casa salían a escena los miembros de Bon Vivant. Unos coros que según avanzaba el tema iban involucrando cada vez más al público e iban ganando fuerza, y una batería muy potente presagiaban una noche que dejaría sin voz a más de uno de los asistentes; y sin dejarnos descanso daban paso a Sin límite, un tema que me esperaba que sonase más grave en directo y que sonando más aguda de lo esperado, resultaba más cómoda para que el público la cantara junto a la banda. Un buen trabajo por parte de las guitarras.
Charly aprovechaba para agradecer la asistencia a los presentes y, como era de esperar, por parte del grupo no iban a dejar al fan más veterano sin sus temas clásicos. Poquito a poco fue el tema perfecto para que el público fuera también protagonista de esa noche. Bon Vivant estaba dispuesto a Darlo todo esa noche y, claro estaba, este tema no podía faltar; quizá fue uno de los más tranquilos de la noche y tal vez llegó un poco pronto, pero fue igualmente un gran trabajo por parte de los miembros de la banda.
Volviendo al nuevo disco esta vez sonaba el tema Invencibles, en el que, además, Charly nos demostró sus dotes con el violín por primera vez en la noche, antes de introducir el tema Soy el cual compusieron junto con Joaquín Padilla, a quien quisieron dedicárselo. Me sorprendió lo bien que Charly consiguió hacerlo suyo, habiendo un muy buen trabajo a las voces, estando además muy bien acompañado por los coros.
Sin mucha introducción dieron paso a los temas El tiempo robado, Pido perdón y Hacia rutas salvajes terminando esta serie con A la deriva. Estos temas fueron la parte más “light” del directo ya que al sonar tan seguidos y sin presentación entre ellos para cuando el último terminó se echaban en falta algunas palabras o introducción al siguiente tema por parte de la banda.
Subía al escenario, de nuevo, Erik Cruz, el primer invitado de la noche para presentar el tema Un poquito de ti, un tema bastante bueno en el que las voces de Charly y Erik sonaban bastante a la par que se compaginaban a la perfección. Seguía el tema Calíope, del disco «A juego de ti», tema dirigido a todos esos fans que ya llevaban un tiempo escuchándoles y tras está llegaba Gritarle al mar, en la que subía Carlos Escobedo a escena, replicando la colaboración que hace tanto en el disco como en el propio videoclip.
El grupo hacia entonces una pequeña pausa para volver al escenario con el último colaborador de la noche Carlos Clerencia y su cello. En este tema, a diferencia de otros conciertos en la misma sala, el cello si se escuchó perfectamente, llegando a ser casi el propio protagonista del tema. Sin duda, un hecho que demostró que la banda se había encargado personalmente de que la sala estuviera preparada al 100% para todos los momentos que iban a sucederse.
No hay estribillos en Madrid y Felicidad, dos temas clásicos de la banda, ponían fin a una noche que acabó con el tema homónimo del nuevo disco: Cuentos y retratos en el que la banda terminó de dar todo lo que tenía dentro esa noche, con varios cambios de instrumentos y unos enfrentamientos de guitarras que no dejaron a nadie indiferente.
Una noche llena de buena música, con una magnífica puesta en escena y una muy buena calidad de sonido, que hace que cualquiera que les haya visto, quiera repetir la experiencia.