ASHBURY – Eye of the stygian witches

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ASHBURY – Eye of the stygian witches

HIGH ROLLER RECORDS

8/10

 

Ashbury han vuelto a la carga de forma casi inesperada. En agosto anunciaron la publicación del que será el tercer disco de su carrera, y si tenemos en cuenta que esta empezó en 1980 las expectativas suben como la espuma: los de Arizona no se prodigan mucho por el estudio, así que un nuevo álbum suyo es todo un reclamo. Y si bien la joya de incalculables quilates que supone su debut de 1983, Endless skies, dejó un listón tan alto como casi inalcanzable, Ashbury han superado el reto de su tercer larga duración de forma muy satisfactoria.

Nada más empezar, End of all time nos pone en plena tesitura: bonitas melodías de guitarra y de teclado, cien por cien marca de la casa, de esas tan agradables a los oídos a las que nos tienen acostumbrados. Estas se van repitiendo a lo largo de todo el álbum, siendo su tónica general. Hay que destacar en este sentido el impagable trabajo que Randy Davis ha realizado para esta nueva publicación, siendo en mi opinión el principal detonante de la magia que desprende en repetidos momentos.

Sin embargo, cualquier conocedor de la banda sabrá perfectamente que su magia no reside en unas simples melodías, ni en el uso impecable de guitarras acústicas, ni en los teclados… Lo que hace a Ashbury una banda totalmente única es esa especie de misticismo que los hermanos Davis saben implementar de forma magistral en sus composiciones. Siempre he dicho que Ashbury es la banda perfecta para escuchar en momentos de reflexión o de desconexión, pues tiene algo, algo a lo que no sabría ponerle un nombre exacto, pero hace que automáticamente cierres los ojos y te teletransporta a otro sitio. La mística toca techo especialmente en Waited so long, el corte más largo del álbum, y en la intro acústica con un magnífico trabajo de teclado de Out of the blue, muy fiel en este caso a lo que vendría a ser el estilo del Endless skies.

Más allá de ello, Ashbury no se han estancado en esta especie de rock espiritual, sino que han probado también diferentes matices sin alejarse de forma excesiva de su idea principal. Quien escuche Eye of the stygian witches podrá disfrutar entonces de dos canciones cortas (Summer fades away y All my memories) consistentes únicamente en punteados de guitarra de un tono muy dulce, acompañadas tan sólo de la voz, y de Amber glass, en la que se adentran en un aire de balada notoriamente nostálgico. Donde sí que los de Tucson se han mostrado más atrevidos ha sido en un par de temas que difieren bastante de la tónica del disco: si bien los riffs cercanos al estilo de Jethro Tull de Faceless waters no son tampoco nada nuevo en la discografía de Ashbury (los han utilizado en más de una ocasión), sí que es bastante chocante la marchosa y desenfadada Good guitar.

El pequeño detalle que no ha sido tan de mi agrado es el sonido de la batería, el cual se aprecia bastante sobreprocesado durante casi la totalidad del disco. Aun así, se puede afirmar que a excepción de ello el álbum ha contado con una producción casi sobresaliente.

El precio de hacer algo tan grande como el Endless skies es que su sombra es muy larga. Tanto que se hace prácticamente inconcebible repetir tal obra de culto. Eye of the stygian witches no será el álbum que le haga competencia, pero lo que no se puede negar es que Ashbury han hecho un trabajo como para ir con la cabeza bien alta. Verdaderamente el álbum es muy rico en matices y en suprema calidad mires por donde mires, y merece más de una escucha para degustarlo de forma completa.

 

Marc Paradell

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