CRÓNICA: DeWolff revientan el Rocksound y tiran de clase 70era

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DeWolff

Barcelona 18 octubre 2018

 Sala Rocksound

Todo barcelonés de pro sabe que en el Rocksound se cuece lo mejor del rock y el futuro del estilo en la capital catalana. Mucho hay que agradecerle al señor Ezquerro y a la gente que ha continuado su legado atreviéndose a traer a bandas como los holandeses DeWolff, que ya están despegando. Pero todo barcelonés de pro sabe también, que cuando se llena el Rocksound… falta visibilidad. Por un lado es genial que bandas y promotores consigan el máximo de gente, pero me pasó como a The Legendary Shake Shakers en su día, y en el mismo emplazamiento… vi muchas nucas de tipos altos.

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Ya les pude ver en el Garage Sound de Rivas Vaciamadrid y ya era su tercera vez en el Rocksound para los hermanos Van de Poel, con Pablo al frente. Su nueva obra Thurstes genial, y cada disco que sacan se superan con creces. Había dudas de cómo iban a meter el súper-órgano de Robin Piso, pero cupo, hasta el techo. La sala abarrotada sabía lo que venía a ver y DeWolff no defraudó en lo más mínimo. Desde los primeros compases de “Big Talk” el aroma retro y la agudísima voz de Pablo ya nos puso en solfa. A nivel instrumental esta banda es estelar, y eso que su juventud es su gran baza. Nacieron en un escenario, y se nota.

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Poco a poco las canciones y los estribillos han ido ganando peso sobre las jams y los juegos atmosféricos instrumentales. Siguen siendo su gran baza, pero en composición han ganado muchos enteros. Los coros de inspiración Bee Gees por parte de batería y teclista arropan elegantemente a un Pablo que canta como los ángeles. A ello hay que sumarle las indumentarias 70eras que incluyen sombreros y tonos marronosos de la era hippie.

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“Tombsotne Child” es otra de las gemas de Thurst, con ese inicio que reza: “nací en un ataúd…”. ¡Genial inicio de canción! Atmósferas densas y estribillos que enganchan con la clase de Luka Van de Poel a la batería, que parece muchas veces acariciar los parches. “Sugar Moon” nos recordó que hay un disco llamado Roux-Ga-Roux que les puso en el mapa, incluyendo los juegos de Luka con la bordonera. Pablo recordó que lo pasaron mal con su anterior manager y hubo unas palabras para el sr. Trump también. Se mostraron cercanos y encantadores con la gente para luego entrar de lleno en la cálida “Medicine”, de raíces blues. Pero el gran momento sigue siendo cuando la gente canta el “Double Crossing Man” con ese estribillo infeccioso de “My heart is on Fire”.

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Excelente durante todo el concierto Robin Piso y sus teclas. Un auténtico jefazo, muy a pesar de que sea Pablo el que lleva la voz cantante. Pura electricidad en “Satilla No. 3”, con la gente entregada. Sudor, cervezas, buena música y la impagable visión de decenas de nucas arboleando mi vista. “Tired of Loving You” y ese single llamado “Deceit and Woo” encandilaron al respetable haciendo el concierto sumamente especial. “Don’t You Go Up the Sky” puso el colofón a la noche dejando claro que lo de estos neerlandeses no es flor de un día. Son un de las bandas más originales de la actualidad y quedó claro que el Rocksound se les ha quedado pequeño para ellos.

Era un día complicado en Barcelona si tenemos en cuenta que esa misma noche tocaban Ben Poole, Ross the Boss y Emir Kusturica. Una impresionante oferta que será la tónica dominante este próximo noviembre. Me sorprendió por cierto que nadie estaba en el puesto de merchandising hasta que terminó el concierto, y fueron los propios músicos los que se encargaron de las ventas con una sonrisa en la cara. Y es que por mucho que el Rocksound se llene hasta los topes, allí se viven noches inolvidables.

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Texto: Jordi Tàrrega

Fotos: Jose Black

 

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