MATAROCK V
BARCELONA – 10 DE MARZO 2018
SALA BÓVEDA
Matarock, festival barcelonés que rinde homenaje al desaparecido Juan Mata Góngora, llegó a su quinta edición el pasado sábado 10 de marzo. La presente contó con un cartel de lujo, me atrevería a afirmar que fue el más atractivo desde la creación del festival. Por lo visto, la gente respondió como tal y la sala Bóveda presentó una entrada casi excelente. La exclusividad y las ocasiones especiales son siempre los mejores alicientes, y en esta ocasión se acertó de pleno al llevar a Tytan, reconocida banda de la NWOBHM en su vertiente más melódica, por primera vez en España, y en programar la primera fecha de la gira que llevará a David Reece a interpretar el álbum Eat the heat de Accept.
Los primeros en actuar sobre el escenario de Bóveda fueron Sirius, banda de thrash metal con toques de crossover de Badalona formada en 2016. Lo primero que realmente me sorprendió fue que una banda de este estilo fuera la encargada de interpretar posteriormente el Eat the heat junto a David Reece, un álbum de heavy metal muy encarado al hard rock ochentero de la época. Supuse que deberían hacer todo un ejercicio de versatilidad musical para adaptarse, y más viniendo de una banda no profesional. El resultado será comentado más adelante, pero en cuanto a su propia actuación poco se les puede discutir. Thrash metal directo y agresivo, con mucha solidez y ejecutado con toda la convicción del mundo, cosa que siempre es buena de ver en bandas que llevan más bien poco recorrido. Su actuación fue un buen aperitivo de cara a los dos platos fuertes de la noche.
Los ingleses Tytan subieron al escenario pocos minutos después. Comandados por Kevin Riddles (único miembro original restante y fundador de los míticos Angel Witch), entraron con Love you to death, perteneciente a su reciente álbum Justice: served!, con la que empezaron a tantear el terreno. Durante la actuación se notó marcadamente la diferencia de entusiasmo del público entre las canciones del nuevo álbum y las del clásico Rough justice , publicación a la cual Tytan debe casi todo su nombre. Quedó claro con el despertar del público al sonar Cold bitch y Money for love. Ya de inicio pudimos apreciar la inmensa calidad que atesoran los nuevos miembros que acompañan a Kevin. Toda la banda sonaba extraordinariamente compacta. Dave Strange es un auténtico as a las seis cuerdas y nos dio toda una lección de clase y virtuosidad a lo largo del concierto. Así mismo, es también de justicia destacar el papel a las voces del cantante Tony Coldham, quién realizó una tarea impecable siempre con el apoyo de Kevin en los coros. Seguidamente fueron alternando clásicos con temas del nuevo disco. Destacó Rude awakening, la cual encendió a los asistentes con su característico estribillo, y Forever gone, mientras One last detail, Fight the fight y The cradle pasaban más bien desapercibidas. Para la recta final de su actuación, Tytan puso la quinta marcha para dejar el concierto en todo lo alto: la reclamada Blind men and fools dejó la sala patas arriba, y finalmente remataron con Women on the frontline y The ballad of Edward Case. Sin embargo, los asistentes quedamos con ganas de más, ya que la banda tocó bastante menos tiempo de lo previsto y se dejó en el tintero The watcher, uno de sus temas más esperados.
Finalmente, llegó la hora de abrir el melón. David Reece, acompañado de Sirius, se disponía a interpretar por primera vez el álbum Eat the heat que grabó con Accept en 1989. Dieron inicio a la esperada actuación con D-train, y pudimos apreciar las ganas y la ilusión con la que los miembros de Sirius afrontaban la difícil tarea que se les planteaba. Salieron a darlo todo, y David presentaba un estado vocal más que correcto. Poco tardaron en resolvernos la pequeña duda de si el Eat the heat iba a ocupar el repertorio entero, al sorprendernos con Restless and wild. Todo marchaba con la cabeza bien alta hasta el momento, pero a partir de allí fueron surgiendo cosas que hicieron que el concierto se fuera diluyendo. A mitad de Chain reaction, uno de los guitarristas de Sirius se vio obligado a cambiar la guitarra, y desconozco si esta fue la causa, pero a partir de aquel momento empezaron a ser evidentes algunos problemas de afinación que se arrastraron prácticamente hasta el final. Subió entonces al escenario uno de los dos invitados especiales con los que el concierto iba a contar: Gorka Alegre, reconocido bajista que fue miembro de Ñu y Barón Rojo entre otros. Juntos interpretaron Generation clash (supongo que la importante y característica línea de bajo del tema tuvo algo que ver con que saliera precisamente entonces) y también la popular XTC. De vuelta con el bajista de Sirius, la cosa empezó a ir un tanto a la deriva. Con Mistreated bajaron las revoluciones, y los problemas de sonido y afinación se hicieron aún más presentes, de forma que el tema quedó altamente deslucido. En Princess of the dawn quedó claro que David y Sirius iban uno por un lado y los otros por otro, sobre todo cuando David pidió improvisadamente que los músicos bajasen el ritmo de la canción y sólo los guitarristas y el bajista entendieron lo que pretendía, mientras el batería proseguía con la intensidad normal. Cosas como esta muestran la extrema importancia del ensayo previo, y más en un caso como este. Obviamente, David tuvo que aclarar que él y la banda se habían conocido el mismo día y que era la primera vez que tocaban juntos, sin haber ensayado ni en una ocasión. Con la banda visiblemente incómoda y David tirando de actitud más bien chulesca mandando “recaditos” a sus antiguas bandas Accept y Bonfire, continuaron con Love sensation, ya con la siguiente invitada sobre el escenario: la vocalista Connie Lynch, la cual apoyó a David en los coros de allí en adelante. Los problemas de sonido se sucedían e incluso el vocalista pidió que cortaran sus pantallas por el feed back que producían. Turn the Wheel y Hellhammer, muy celebrada por el público, parecían poner punto final a la actuación, pero pocos instantes después regresaron sobre el escenario los músicos y los organizadores de Matarock, quienes quisieron hacerle a David un detalle de recuerdo, y pusieron fin definitivamente a la actuación con un tema perteneciente al álbum Restless and wild de Accept, Shake your hands.
La primera aventura de David Reece con el Eat the heat resultó en un concierto ciertamente estrambótico. Además de la evidente y lógica falta de harmonía entre el vocalista y el resto de la banda, no se interpretó el álbum en su integridad, pues se olvidaron de Prisoner y Stand for what U are. Probablemente el transcurso del concierto precipitó los hechos y finalmente no se interpretaron dichos temas. Sin embargo, quedé con la impresión de que en futuras ocasiones, con David y la banda mejor cohesionados y sin tantos problemas de sonido de por medio, los resultados serán mucho más satisfactorios. En ningún caso de debe olvidar el trabajo que Sirius desarrollaron, aprendiéndose el álbum entero y pasando de tocar thrash metal a heavy metal ochentero. Es indudable que ha habido un notable trabajo acarreado tanto por parte de los músicos como de la organización para llevar a cabo este proyecto, y eso es siempre digno de ser destacado.