MARILYN MANSON – BORN VILLAIN
HELL ETC COOKYNG VINYL, PIAS
7 / 10
Quizás algo menos mediático que de costumbre a nadie se le escapa que MARILYN MANSON es uno de los grandes genios de los 90. Revolucionario en lo musical, obsceno y atrevido, provocador y llamativo e inteligente en su terreno Manson se ha dado a conocer en todo el mundo con gran odio y veneración.
Sus comienzos marcaron una época que fue la más grande del artista para poco a por ir “acomodándose” en facetas más instrospectivas y densas que quizás no han cuajado igual de bien pero que en cualquier caso sigue en el mainstream del rock más conocido.
Manson vuelve con una nueva obra “Born Villain” y cambios sustanciales en cuanto que edita bajo su sello “Hell Etc” y de algún modo, aunque se pasada mira a sus comienzos para algunos de sus temas, sin duda los mejores del disco.
Es así como “Born Villain” presenta un poco de todo y es ahí, en ese “un poco de todo” donde encontramos lo bueno y no tanto del cantante americano. Ante todo podemos decir que Manson es un artista a la hora de escoger singles, gran compositor de canciones de oscuro estadio pero no tanto a la hora de cuajar un disco realmente completo en concepción.
Sus comienzos y los mejores detalles los encontramos de inicio, en lo industrial de “Hey Cruel World” con guitarras agresivas y efectos, desatando la mala leche en la que tan bien se maneja. También la efectista y llamativa “No Reflections” que sirve de gran single con buen estribillo. A partir de aquí tenemos un poco de todo de vena irregular. Un buen “Pistol Whipped” lenta y asfixiante, o la intensa “Slo Motion” de lo más reconocible del cantante y la rockera de estribillo “The Gardener” que gana enteros cuanto más la escuchas.
Intensidad en “Lay Down Your Goddamn Arms” o lo industrial enloquecido de “Murderers Are Getting Prettier Every Day” suponen algunas de las mejores bazas del disco junto a su más bailable final. El problema lo encontramos entre todo eso, catorce canciones son demasiadas cuando Manson decide tirar en su gran mayoría por tiempos excesivamente lentos y densos, que rompen con un gran arranque y acaban sonando demasiado parecidos en sus inicios, resultando como viene siendo habitual un trabajo irregular en su totalidad.
Miguel Rivera