FATES WARNING – Darkness in a different Light

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FATES WARNING – DARKNESS IN A DIFFERENTE LIGHT

INSIDE OUT

8 / 10

La vuelta de Frank Aresti a Fates Warning en el papel de guitarrista casi tan fundamental como el del líder Jim Matheos ha traído consigo un retorno a las estructuras (que no al sonido) de la que podríamos denominar “etapa media” de la banda, ese que fraguaron en discos como “Perfect Simmetry” y, en mayor medida, “Parallels” e “Inside out”. Eso quiere decir que estamos ante temas de duración media salvo un par de ellos, el que abre el trabajo y el que lo cierra. Pero en cuanto a sonido, y como es lógico, las guitarras y la batería nos traen el recuerdo de cedés más recientes: “Disconnected”, sin ir más lejos. Jim Matheos ha encontrado una evolución lógica en su forma de componer y sonar, y no se le puede pedir que vuelva a lo que hacía en 1990, por muy meritorio que fuera aquel trabajo.

Nueve años sin material nuevo es mucho tiempo. Jim Matheos se había volcado con su proyecto OSI de metal tecnológico. Ray Adler andaba grabando discos con Redemption en un aire metal progresivo ortodoxo y hasta cierto punto comercial. Por otra parte, el batería de toda la vida Mark Zonder se ha marchado, al parecer para siempre, de la banda. Al bajo está Joey Vera, que no es moco de pavo, y si no lo creen escuchen “La raza”, su último artefacto con los heavy metaleros Armored Saint.

Entrando en materia: “Firefly” y “Desire” son canciones de corta duración, potentes y heavys en una banda donde ese término ha dejado de tener el sentido que tenía en los lejanos años de su formación. Hoy, más que nunca, Fates Warning son un grupo progresivo, de metal, sí, pero progresivo además. “Falling” es una reflexiva e insustancial introducción acústica que no se sabe muy bien qué pinta aquí, la verdad. “I am” vuelve a la contundencia sonora que Jim Matheos había dejado de lado con su proyecto OSI, y se agradece que entre él y Aresti sigan creando esas atmósferas ultrametaleras cuando se ponen a ello. Siguen siendo unos heavys estos hombres, eso no se puede negar. En “Lighthouse” se enredan por fin a conciencia con las acústicas, los teclados y las preciosistas voces de Ray: un tema melancólico, progresivo y tranquilo. “Into the black” vuelve al asunto heavy de raíz Queensryche, Heir Apparent, Lizzy Borden, Hittman, Siam y Crimson Glory: sus coetáneos, al fin y al cabo. “O Chloroform” y “Kneel and obey” continúan la misma tónica: sobrios, contundentes y efectivos, la preparación perfecta para la apoteosis final: la suite de catorce minutos “And yet it moves”, por si alguien andaba echando de menos sus larguísimos desarrollos de trabajos como el comentado “Disconnected” o aquellos otros que Jim Matheos incorporaba al primer plástico de OSI, el más acercado al sonido Fates Warning.

Conclusión: la ausencia de Fates Warning del mercado discográfico, tal vez, ha merecido la pena. Ha sido, como se adelantó arriba, demasiado tiempo. El disco es correcto; las canciones, adecuadas; el tiempo de espera, excesivo. Que no nos hagan aguardar tanto para el próximo.

Emilio Morote Esquivel

 

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