Buenos días Rulo, primero de todo, encantada, mi nombre es Yolanda. Saludos de parte de todo el staff de Maxmetal por tomarte unos minutos para contestar esta entrevista.
Con un artista tan prolífico como tú es difícil que nos vayamos a centrar en algo sólo, en tan sólo tres meses te aventuraste a hacer un concierto en la Sala La Riviera con motivo del décimo aniversario de “Señales de humo”, has publicado un libro biográfico de la mano de África Egido, y además, has publicado la reedición de “Basado en hechos reales” en el que has cantado a dúo con otros artistas cuatro de los temas más emblemáticos de este último disco y has interpretado el resto de temas en acústico.
R: Nada, gracias a vosotros.
Y: Antes de nada, esperamos que tanto tú, como tu familia y el resto de miembros de la contrabanda estéis bien y lidiando con esta situación de la mejor forma posible, que es lo más más importante.
R: Si, la verdad es que estamos arropándonos entre todo el staff. Somos quince, más la oficina. Quince somos los que salimos en la carretera. Algunos han pillado Covid, estamos pendientes de cómo están, ha habido un poco de todo. La mamá de uno falleció, bastante joven. Estamos como toda la sociedad creo yo, intentando que la pandemia no nos inmovilice del todo. De ahí el libro, la reedición del disco, de ahí todos los conciertos que hemos podido realizar aunque sea con el público enmascarado y con menos aforo. Pero creo que es lo que hay que hacer, que lo fácil es quedarse en casa, esperar a que vengan mejor dadas. Pero eso no va con mi manera de ver lo que está pasando ni con mi manera de ser. A mi me aplaca los nervios y los miedos el estar haciendo algo creativo, bien sea el libro, el concierto aniversario, el concierto autocine o todos los conciertos que hemos podido hacer. No voy a mentir diciendo que esto es mejor que lo que había antes, porque no es así. Pero el mundo de la música, que yo lo comparo con un enfermo que está muy malito, como tantos otros gremios, hay que mantenerlo vivo con sus constantes vitales. Porque si nos quedamos en casa cuando todo se recupere y vaya bien, igual no hay ese tejido de la música que está poco a poco desapareciendo.
Y: El decreto de estado de alarma te pilló casi arrancando la gira. De hecho, tuve la gran suerte de asistir al concierto de Santiago de Compostela a finales de febrero, ha sido de las pocas fechas que se pudo hacer antes de todo esto. ¿Cómo fue tener que parar toda vuestra actividad en seco? ¿Y ahora, cómo lo estás llevando?
R: Sí, Santiago fue uno de los ocho conciertos que pudimos dar en ese mes de gira, que fue casi un mes de gira, con sus cuatro semanas de conciertos. Estábamos en un momento muy dulce, piensa que la grabación del disco y la composición fueron un proceso de un año prácticamente. Un año en el que casi no tocamos, hicimos sólo 7 festivales porque estábamos totalmente entregados a la gestación y grabación del disco. Cuando justo lo sacas y sólo haces 8 conciertos, habíamos ensayado muchísimo, 15 días mañana y tarde, en un estudio maravilloso, en los estudios de Bori, en Montepríncipe. Es como si al labrador que empieza a recoger una siembra maravillosa y le viene una granizada y le salta todo. Es un poco así lo que pasó. Lo primero cuidarse en salud, que todo el mundo estuviera bien, y lo segundo, intentar dar algún concierto, aunque fuera un poco diferente.
Yo disfruto mucho incluso con el público más reducido. Cuesta más sacarlo adelante, con el público tan reducido es muy difícil llevar toda la escenografía que teníamos, que acabábamos de diseñar para la gira, pero hay que seguir haciendo. Respeto a quien no lo haga, pero me gustan los compañeros que están saliendo a dar conciertos, aunque sean cosas más pequeñas o más difíciles. Por supuesto es más bonito salir a una Sala Capitol llena, o cuando hicimos los tres conciertos en La Riviera, con 2000 personas cada noche. Nada que ver cuando hicimos el concierto aniversario para 500 personas, sentados. En el libro lo pone, empieza con una cita de Bertolt Brecht: «también hay que cantar en los tiempos oscuros«
Y: El otro día escuchaba tu entrevista con Mariskal Romero, y él decía que mientras otros artistas habían agachado la cabeza ante esta situación, tú hiciste totalmente lo contrario. El 29 de mayo fuiste de los primeros artistas que se lanzó a dar un concierto con las medidas de distancia social. Tras estos también se sucedieron otros: el autocine en Madrid, Gijón, Coslada, entre otras muchas cancelaciones también por desgracia… Creo que es pregunta obligatoria, ¿cómo fueron estos primeros conciertos? ¿Parecía que estuvieras en otro planeta?
R: Sin duda. Yo también tengo que decirte que soy inquieto y cero miedoso. No sé cómo decirte, todos estos conciertos fueron muy diferentes. El primero que mencionas de Santander, yo no me lo creía. Lo organizó el gobierno de Santander, bajo el lema «La cultura contraataca» y ellos querían contar conmigo. El primer concierto del postconfinamiento. Veníamos de pasarlo muy mal. Cuando me llamaron dije: ¿enserio que podemos dar un concierto? Fue el concierto más potente emocionalmente que he dado en mi vida. No sólo por lo que estábamos viviendo, si no que estábamos saliendo del confinamiento. Incluso el gobierno de Cantabria me hizo un salvo conducto y estuvimos en el escenario tres personas, a 2 metros de distancia. Esto se pudo hacer también porque el Covid atacó muy poco en Cantabria al principio, ahora ya no. Yo estaba flipando, y lo dije por el micro, yo pensé que iba a estar en pijama todo el año. Fue para 100 personas en la increíble bahía de Santander que es preciosa, hizo un sol increíble y de la hora que íbamos a tocar, acabamos tocando una hora y cuarenta. Emocionalmente, fue muy raro verse en el escenario.
Sin embargo, un mes y medio después, en el concierto del autocine, y ahí ya estábamos a sacar cabeza. Fue totalmente diferente. En el autocine pensaba que nos íbamos a encontrar un iceberg de hielo, o un cristal de coche gigante, pero todo lo contrario. La gente subida al capó, o con medio cuerpo fuera, y cuando acabábamos cada tema, dando ráfagas de luz y claxon a tope. Yo me lo pasé que te cagas la verdad.
Habrá opiniones de todo tipo, porque también habrá gente que diga que esto no es lo mismo, pero la otra opción es quedarse en casa en silencio. Ponerte la manta encima de la cabeza y no sacarla hasta que todo acabe. Cada uno de ellos fue muy diferente.
Otra fecha muy especial era la del 27 de septiembre, que fue el día que salió mi primer disco en solitario, en 2010. Tras un año de depresión en casa, hasta que no empecé a hacer canciones no resucité personalmente ni artísticamente. Yo había reservado la sala Joy Eslava, que es una sala muy especial con un aforo de 1000 personas, para hacer una única fecha y ese día. Sin embargo, cuando llegó el momento por razones de seguridad sólo podíamos meter a 200 personas y llevar a toda la banda y a quince personas del staff era imposible. Entonces llamamos a La Riviera y nos dijeron que podíamos meter a 500 personas y dijimos que lo íbamos a hacer, pese a ser una idea romántica, con tal que no perdiéramos dinero. Era muy especial ese concierto. Además el público reaccionó, sacamos las entradas para el primer pase y se agotaron en 8 minutos e hicimos otro pase. Claro que no me permití comparar la Riviera con lo que habíamos vivido en febrero, si no ¡qué bien que lo hemos logrado hacer! y ¡objetivo cumplido!. La verdad que fue un momento muy complicado para vender entradas, porque estaban confinando barrio a barrio Madrid, de hecho pensábamos que no se iba a poder hacer el concierto, pero lo logramos.
Había que hacer ese concierto, si hubiera sido el aniversario del segundo disco, no me hubiera emperrado tanto.
Lo que quiero decir es que cada concierto no solo ha sido diferente, si no el momento en que se daba concierto era diferente. Hemos vivido una montaña rusa. Podría haberme quedado en casa, pero no. Sentía que teníamos que salir.
También fue emotivo reencontrarme con la banda, la primera vez que los vi a todos fue en el autocine, porque en Santander sólo fuimos Fito y yo. Muchos retos se nos cayeron, Viña Rock se cayó, Vive Latino que se hacía por primera vez en Zaragoza también, muchísimos conciertos, Barcelona por segunda vez, Girona… Pero, hemos conseguido hacer cosas que nos han hecho sentirnos vivos y útiles.
Y: Antes de estos dos proyectos, a finales de septiembre se celebraba el 10º aniversario de “Señales de humo” y con ello quisiste celebrarlo realizando un concierto en la Sala La Riviera de Madrid, con dos pases seguidos. También tuve la suerte de asistir, y he de decir que pese a la incertidumbre en un Madrid que estaba al borde del cierre; la seguridad y la atención por todo el personal de la sala fue exquisito. No sé si el despliegue de personal y de todo lo que conlleva, además de que el aforo de la sala se ve notablemente reducido es rentable económicamente, pero puedo asegurar que como público se disfrutó al 100%. ¿Mereció la pena?
R: Afortunadamente al hacer doble pase, no perdimos dinero. Ahora mismo con la reducción de aforo la gente puede pensar, el alquiler de la sala será más barato, para nada, no. Ahora hay que contratar a más personal organizativo con muchas más medidas higiénicas, que eso vale un dineral. Yo no habría hecho el concierto si es por lo que te he comentado antes. Yo tenía que celebrar ese concierto. Ese 10º aniversario que para mi fue tan especial.
También tuvimos que ensayar todos juntos por supuesto, porque había canciones que no habíamos tocado en años, y nos juntamos todos para ensayar en Zaragoza, una semana antes del concierto, que nos pillaba a todos un poco en medio. También tengo un público muy fiel, no sólo llené una vez, si no dos. El público nos dio el sí dos veces. Los gastos que conllevaba ensayar todos juntos en Zaragoza, alquilar la sala con todo el protocolo Covid… Al final gracias al segundo pase, no fue un concierto deficitario. Pero yo hago lo que siento, y sentía que tenía que hacerlo.
Al hacer dos pases, lo disfrutamos dos veces, un sólo pase nos habría sabido a nada. El público supo valorar el esfuerzo no sólo de la banda, de las medidas de seguridad… Pero bueno, como ya te dije, mi motor principal no es el dinero. También vamos a muchos países, donde sabes que la primera vez no vas a ganar dinero, de hecho vas a ponerlo. Pero nunca nos movió eso, nos han movido las corazonadas.
Y: 10 años han pasado desde el lanzamiento de “Señales de humo”. Aquel primer disco que Rulo sacaba en solitario y que era toda una prueba de fuego. Creo que todo ha ido sobre ruedas desde entonces, ¿así lo ves tú?
R: Yo, todavía no me lo creo. Ahora que he parado lo veo con perspectiva, y sí, he hecho una retrospectiva. Se ve muy claro en el libro. Un libro que la verdad si no hubiera habido pandemia, no lo habría hecho. Lo hubiera hecho tal vez con 65 o 70 años. Pero es verdad que yo tenía mucho que contar. Desde mi primer concierto con 14 a ahora 41, son 27 años nada menos. Me ha servido para mirar atrás y mirando atrás sólo puedo decir gracias. Hasta que hice el libro no me había parado a pensar en todo lo que había hecho esta ahora. Yo siempre lo dije: soy el chico de Reinosa que soñaba con cantar, y mira que soñaba a lo grande, pero no tanto. Ha sido increíble, giras por tantos países, muchos discos. Desde que empecé hasta ahora he visto muchos grupos que estaban muy arriba y de repente han desaparecido. La regularidad en la música es muy difícil de conseguir, tener tu público, sacar discos regularmente…
Siempre he visto la música como una maratón de 42km que no que 100 metros en 7 segundos. Y creo que es lo difícil, llevar años y no desaparecer.
Y: La idea del libro surge antes del confinamiento, ¿tenías ya tú algún presagio? ¿O era una idea para más adelante?
R: Era una idea para más adelante. A mí esto me cayó como a todos. Nosotros estábamos tocando en Pamplona un viernes y el sábado en Bilbao y en el camerino de Bilbao nos acordamos muchas veces y pensamos «ilusos de nosotros». La semana siguiente íbamos a tocar en Barcelona y no, estábamos en casa encerrados. Nos lo tomábamos un poco como todos ¿no?, diciendo, «mira los chinos la que han liado allí», nos parecía algo ajeno. Y pum, en cinco días en casa.
Nada, fue un proyecto que quería hacer. Se lo comenté a África en febrero y era algo que quería empezar a hacer que igual no veía la luz en tres años, porque si estás en gira no puedes dedicarle ese tiempo. Pero claro, vino el confinamiento, y yo le dije a Áfrico, esto es una señal, hay que hacerlo. Estamos a huevo para hacerlo ahora.
Y: He tenido el gusto de leerlo, y digo gusto, porque realmente me lo ha parecido. Me ha sorprendido encontrar en estas páginas un Rulo que desnuda su corazón, sin medias tintas. Con lo bueno y con lo malo. Y con ello he entendido muchas cosas. No quisiera desgranar mucho puesto que no hay mejor manera de saborearlo que leyéndolo uno mismo. Si es cierto que hay ciertos detalles sí me gustaría preguntarte. Empiezas componiendo a una edad temprana, y afirmas haber sido mal estudiante en tu época de BUP. Está claro que llegar a componer letras que te toquen el corazón no está reñido con aprobar un curso en el instituto, pero ¿de dónde vino toda esa cultura verbal, ese gusto y el don de las letras?
R: Gracias por el piropo, pero no sé. Empecé muy joven. Ayuda mucho leer, viajar. Siempre fue mi mejor manera de comunicarme. Soy un tío muy para adentro. Por ejemplo, la semana pasada murió una persona que conocía, y yo no soy de exteriorizarlo. Mi manera de canalizar lo que siento por dentro y no sé expresar son las canciones. Y siempre he intentado con los años ir mejorando. Me gustan los artistas que cuidan los textos, las letras… Yo las sigo cuidando e intento mejorar. Pero no tengo la clave desde luego. No creo que sea una cosa que se pueda estudiar. Yo no sabría explicarle a alguien cómo se hace una canción. Leer, viajar, y sobre todo, meter muchas horas. Es una búsqueda. Por cada canción que yo publico, hay 3 o 4 que se han quedado en la papelera del olvido.
Y: Has dicho muchas veces en el libro también que eres de corazonadas, la verdad es que eres la persona que creo que más veces le han salido bien las corazonadas. Algo que dice mucho de ti y también refleja madurez emocional. Creo que también das una lección, y que es algo que tendríamos que aplicarnos todos día a día. ¿Ha habido alguna de la que te hayas arrepentido?
R: Bueno, somos la consecuencia de nuestros errores y nuestros aciertos, y se aprende más de los errores. Sí que es verdad que me he equivocado en alguna que otra corazonada, no de gran relevancia. En el libro por ejemplo menciono si he puesto a alguien en el lugar que no quería, o le he encargado hacerse cargo de cosas en las que no se encontraba cómodo y yo pensaba que sí. No tengo una descorazonada en ese sentido. En todo lo demás, con sus aciertos mayores y menores, me han funcionado.
Y: Cuando hablas de las relaciones con gente cercana a ti como Fito o Javi San Martín, has hablado también de lo bueno y de lo malo, sin tapujos. Algo que creo que también debería hacernos reflexionar sobre que incluso las mejores amistades no viven el 100% de sus momentos en la cresta de la ola, y que como personas, también hay buenos y malos momentos que hacen temblar los cimientos. Un gusto amargo, la verdad, la página en blanco dedicada a Pau Donés. ¿Ha sido duro hablar de esto a corazón abierto?
R: Yo he hecho como las canciones, he sido yo y me he abierto en canal. Lo que sí que sientes es cierto pudor cuando el libro sale al aire. Luego lo pensé: va a haber diferentes lecturas, como la de mis padres, cuando hablo de su divorcio traumático, de mi hija, que ya tiene 13 años, amigos… Pero yo también hago ese ejercicio conmigo. No estoy todo el rato siendo autocomplaciente conmigo, también me meto conmigo en cosas que yo no hice bien. Cuando leo algún libro de algún músico, yo leo mucho biografía o conversaciones, y veo que no hablan de lo malo, me resulta poco real. Creo que es la manera de calar un poco en el lector, pero ya no sólo por eso. Lo he hecho porque soy así. África empezaba el libro precisamente diciendo si le iba a poner algún límite, y yo no sabía qué me iba a preguntar ella. Lo que sí tenía claro es que yo necesitaba a alguien de confianza para yo desnudarme. Es como desnudarme delante de alguien. Cuando contestaba las preguntas, lo transmitía, tenía que ser alguien que me diera confianza.
Sólo quité dos cosas del libro, porque con el trabajazo que se había pegado África de trascribirlo, porque lo ha hecho con una maestría increíble, para que no fuera monótono. Quité sólo dos cosas que me parecían irrelevantes de mi historia personal y sabía que iba a hacer daño a dos personas. Era una chorrada.
Yo creo que acerté, hablo de cosas que pasaron, de errores que cometió gente conmigo y de errores que cometí yo con ellos. Es la vida, es así, todas las amistades, si han llegado a ser largas, es porque han sobrevivido a crisis, igual que las relaciones sentimentales, de pareja. Si llegan a ser largas es porque también sobrevivieron a crisis. Y si quieres hablar de tu vida, y no vas a hablar de esas crisis, entonces no estás hablando de tu vida, estás pintando que tu vida sólo tuvo luces y no tuvo sombras.
Y: Hablas de canciones de tu carrera que han sido importantes para ti por el momento en que llegaron o lo que han significado para el público. Sin embargo, ¿qué canciones han significado eso para ti? (de otros artistas me refiero)
R: Son muchísimas, podrían ser muchas de las playlist que he añadido en el libro. Aunque yo las he llamado setlist. Al principio de cada capítulo hay un código QR, que ahora con los restaurantes todo el mundo sabe lo que es, y ahí invito a escuchar canciones que más o menos escuchaba yo en esa época de mi vida. Ahí se ve que mis gustos son de todos los colores. Eso también fue un ejercicio muy bonito, bucear en esa música de hace unos años. Porque toda la selección la he hecho yo personalmente. No sólo hice el viaje haciendo el libro, que fue una terapia increíble, si no que también fue terapia bucear en canciones.
Y: Casi sin respiro, tras el libro se publicó la reedición de “Basado en hechos reales”, con las colaboraciones de Coque Malla, Andrés Suárez, Kutxi Romero y Álvaro Urquijo. Además de estos duetos, has regrabado en versión acústica los 10 temas del disco. ¿Cómo ha sido este proceso de grabación? ¿Tanto la guitarra como la voz y los coros, los has hecho tú solo?
R: Bueno, la verdad es que es una reedición ambiciosa. Habíamos podido presentar este disco muy poco en directo, y sentíamos que teníamos que cuidar especialmente esta reedición. Y por ello sale en edición doble, y se me ocurrió hacer las once canciones en el mismo orden en formato trío, tocadas totalmente en directo y en nunca más de tres tomas, algo que les dije a Pati (guitarra) e Iñaki (teclados) al principio. Fuimos a Estudio Uno, en Colmenar, es un estudio increíble, con unas salas muy grandes, y eso permite grabar en directo. Íbamos a jugárnosla un poco con tres tomas. Iba a ser la antítesis de la grabación en Los Ángeles con Thom Russo. Sólo tres músicos tocando en directo, volver casi a las canciones en su estado original. Y lo pasamos muy bien. Iñaki me decía que algunos músicos jamás se atreverían a dejar algunas canciones con ciertas imperfecciones. Pero es que a mí las imperfecciones me gustan, obviamente si son imperfecciones, no si son fallos o desafinaciones.
Y: Hay mucha gente que todavía tiene la concepción que los músicos que vemos en el escenario con el artista son los mismos que han participado en la grabación. Y no siempre se cumple esta premisa. Me gustaría desmitificar esta idea, y que nos expliques un poco cómo surge buscar guitarristas, o baterías, bajistas, teclistas… los músicos en general a la hora de grabar un disco en un estudio.
R: Bueno es que yo tengo un híbrido entre tener una banda o ser solista. Con una banda obviamente grabas con la banda y con algún músico adicional que aporte algo de color a la propia banda. Yo en ese sentido he grabado discos con la Contrabanda y ha habido discos que no. Es un aspecto que cuando tienes una banda no puedes hacer. Para muchas cosas somos una banda, porque al final los 5, el núcleo duro, llevamos 10 años juntos, y queriéndonos como el primer día. Y por otro lado no me tengo que privar de grabar con gente como Randy Cooke o Eric Holden que son para mí una referencia. Para mí Randy Cooke es uno de mis baterías favoritos junto con Laboriel (Paul McCartney) y yo no sé cuántas veces en mi vida voy a disponer del apoyo de mi compañía como en este disco, que me dijeron, puedes ir a grabar a dónde quieras. Tengo suerte también que Charly, el batería de la banda no se enfade conmigo por ello. Entonces, el resultado de las baterías de este disco es increíble. Randy Cooke y Eric Holden al bajo grabaron las bases en directo y luego las guitarras todas las grabó Pati (Dani Baraldés) y los coros los grabó Fito Garmendia, que es mi hermano del alma, con el que fundé La Fuga y sigue conmigo ahora en La Contrabanda. En ese sentido somos una banda para muchas cosas y para otras no.
Y: Este 2020 está llegando a su fin y con él, muchos sentimientos encontrados este año. Aunque el futuro es muy incierto, ¿qué espera Rulo del 2021? Sabemos que tu cabecita loca no para nunca y seguro que ya tienes ideas en mente.
R: Espero que veamos la luz, yo soy optimista. Creo que el 2021 no va a ser un año normal, pero sí el de la recuperación. El de paso a paso, un poco más de aforos, más conciertos. Y como sociedad vamos a vivir un año ilusionante aunque creo que va a ser lento, también. Sólo con que sea una pequeña subidita, veremos la luz.
Y: Normalmente en la revista nos gusta hacer un especial al final de año de lo mejor y peor de ese año. Mejores conciertos, festivales, noticias… Desde luego este año va a ser especial, en muchos sentidos y nos centraremos sólo en lo positivo. ¿Qué saca de positivo Rulo del 2020?
R: Cuesta rascarle algo positivo al 20 la verdad, haber publicado el libro, que para mí ha sido un ejercicio muy bonito. Además me he animado a producirlo yo, como los primeros discos de La Fuga, y he aprendido mucho de la autoproducción. Intento sacar petróleo de donde no hay. Me quedo con que estoy vivo, con muchos proyectos que quiero hacer y que ojalá la pandemia nos deje hacer cuando todo esto afloje un poco.
Y: Y por último sólo quería pedir si nos puedes dar alguna recomendación para estos días. Puedes ser de películas, series, libros… Tú eliges.
R: Siempre cuando leo un libro bueno o algún disco pienso, tengo que recomendar este cuando me pregunten, y luego siempre me quedo en blanco. Ahora estoy con la biografía de Woody Allen, aunque voy tarde. Soy muy fan de él y de su filmografía. Algunas de sus películas me parecen increíbles. Y si él saca una película, yo voy al cine, y soy fiel a toda su carrera. A mí me gusta comprar libros, el otro día entré a La Casa del Libro, y qué bonito es ir a bucear en una librería. Me compré la biografía de Lenny Kravitz, la de Jimi Hendrix que ha salido nueva, la segunda parte de Fargo Rock City y la segunda de Patti Smith. No hay libro de música que no me compre. Incluso con grupos que no me llaman, por ejemplo, me compré el libro del batería de Los Planetas y me encantó.
Y: Pues muchas gracias Rulo por concedernos unos minutos para hablar de todo un poco. Por mi parte sólo me queda desearte lo mejor para este fin de año y para todos los próximos proyectos que están por venir. Esperamos verte muy pronto de nuevo en los escenarios, por toda España también si es posible.
R: Muchas gracias a vosotros. Seguro que sí, a partir de primavera seguro que sí.