CRÓNICA: KOMA despertó a la fiera en Barcelona - Noviembre 2018

KOMA

30 DE NOVIEMBRE DE 2018

SALA RAZZMATAZZ – BARCELONA

Es pasado viernes 30 llegaba el momento de Barcelona, tras 3 sold out en Bilbao, 2 en Madrid y muy buena entrada en Zaragoza, era el momento de que los navarros Koma volvieran a poner en pie a todo barcelonés presente en Razzmatazz. Por si alguien tenía dudas en algún momento de cual sería el nivel de la banda durante su vuelta tras 6 años de pausa, aunque manteniéndose todos los miembros activos en distintas bandas, las despejaron según comenzó lo que sería una de las noches de heavy metal mas bestia del año. Koma no regresaba al 100%, lo hacía al 200%.

6 años han tenido que esperar algunos, o toda una vida, como ha sido mi caso y el de muchos otros «más jóvenes» que por cuestiones geográficas y de edad no llegamos a verlos, o al menos no como nos hubiera gustado, por lo que para todos era uno de los momentos más esperados del año desde que anunciara su vuelta. Cierto es también que La fiera nunca duerme, el recopilatorio publicado con motivo de este regreso, me dejó algo fría ya que no identificaba a la banda con ese sonido tan limpio y moderno, sin embargo, como bien pude comprobar, todos esos temas que en el disco se escuchan bajados de revoluciones, en directo volvieron a su velocidad normal, o a veces (parecía) incluso más.

Pasando algo más de 10 minutos de las 20.30h saltaron los cuatro al escenario, sin mucha floritura, y empezó a sonar Los niños de la posguerra, tras la que vinieron Tio Sam y Jack Queen Jack. Pocos parones vivimos durante la noche y uno fue antes de El Pato donde Brigi Duke aprovechó para dar las buenas noches y agradecer a los allí presentes después de su (tardía) vuelta a la ciudad condar.

Los temas se fueron sucediendo uno detrás de otro sin pausas entre ellos, o si las había eran de apenas segundos, el tiempo justo para cambiar las guitarras o el bajo y beber un trago de algo. Y si la banda no daba tregua el público ni os cuento; desde el primer tema ya empezaron los pogos en la parte central de la sala que siguieron y siguieron hasta el final, con más o menos intensidad, pero constantes (demasiado para mi gusto). Llevaba tiempo sin vivir un concierto tan bruto por parte de los asistentes.

Recordamos temas que no se encuentran en el recopilarorio como Jipis, El muro de Berlín o La almohada cervical con una banda, que como bien he dicho al principio, se encontraba en plenas facultades. Pudimos disfrutar de un Brigi más recuperado de su desgarro muscular, sus caras divertidas y su brutalidad desde el micro, interactuando a cada instante con su público, sobre todo con las primeras filas, y acompañado por el bajo machacón y sólido de Rafa Redín, la excelente guitarra solista de Natxo Zabala deslumbrando en muchos puntos de la noche y la base rítmica con una potencia ensordecedora de Juankar Aizpún.

Bien es cierto que tuvieron clemencia y nos dejaron unos minutos de de «relax» con la interpretación en acústico por parte de Brigi y Natxo, junto a un par de guitarras acústicas, de Deprimido singular y Buitres. Otro de los pocos momentos en los que la banda pudo dirigirse a los allí presentes, ya que el tiempo apremiaba y eran muchos los temas que llevabamos años queriendo escuchar, así que si queríamos música sobraban las palabras.

La única colaboración de la noche vino de manos del trompestita Ion Osés para hacer acompañamientos en El sonajero que, además añadir un buen colorido al tema se marcó un divertidísimo baile con Brigi y Natxo.

Y una vez creíamos que la noche se acababa y que a saber cuando íbamos a volver a ver a una banda tan heavy, divertida y, en conclusión, de esas que dejan una marca que no se puede borrar así como así, nos sorprendieron con 3 bises… pero no 3 cualquieras, si no Sé donde vives, Bienvenidos a degüelto (que paradójicamente siempre sirve de despedida) y un popurrí en el que sonaron El marqués de Txolapelada, Aquí huele que han fumao, Mi jefe y El infarto, los cuatro temas que sirven también para cerrar el recopilatorio que lleva el nombre de esta gira.

Más de dos horas de concierto con una dosis increíblemente alta (y merecida) de la que para mí es una de las grandes bandas del metal de este país; lo tienen todo: esas letras con denuncia pero divertidas, la velocidad aplastante sin perder de vista la calidad instrumental, y los ritmos que te levantan de la silla y te hacen partirte el cuello mientras le cantas a madre de tu novia, a tu jefe o a cualquiera que se merezca un buen aviso.

Ahora solo queda esperar… bueno, esperar y desear que la acogida que están teniendo les demuestre que los queremos aquí con nosotros, que necesitamos más temas, mas discos, más directos… en definitiva: más KOMA.