LEO JIMENEZ
Sala Salamandra, Barcelona
29 de febrero de 2020
Organiza: Damask Events
El sábado teníamos en Barcelona una cita más que especial, no solo porque este día ya no volverá a repetirse hasta dentro de otros cuatro años, sino porque Leo Jimenez, uno de los gigantes del metal de nuestro país, llegaba a presentarnos El Mesías, su último disco.
Con una puntualidad británica el madrileño saltaba al escenario entre las ovaciones de sus fieles, y es que, a pesar de coincidir en fecha con eventos similares en la ciudad (algo que está pasando mucho últimamente y sobre lo que podría escribir un reportaje entero), Leo cuenta con un séquito de seguidores que tienen clarísimo que la fecha de una cita con La Bestia en la ciudad condal está más que reservada y blindada, toque quien toque.
Bien es cierto que los primeros temas quedaron algo más «flojos», con un público más parado, algo con lo que el propio Leo bromeó varias veces, pero una vez que la cosa cogió temperatura el listón quedó más que alto. Aunque claro, Leo Jiménez sabe rodearse muy bien y cuenta con Rufo Cantero y Antonio Pino a las guitarras que se defienden a las mil maravillas, saben jugar con el público y demuestran un buen rollo increíble con sus compañeros, algo de lo que también nos habló Leo cuando comentó que todo el sentimiento que veíamos entre ellos era real y eso era lo que les daba energía.
A la batería cuenta con Carlos Expósito, uno de los mejores baterías de nuestro país sin lugar a dudas, y así lo demuestra en cada concierto, estableciendo las bases sin florituras ni alardeos, pero con una precisión y fuerza intachables. Y acompañando a Carlos en las bases se encuentra Edu Fernández, del que tengo que decir me sorprendió para muy bien por la presencia que tiene sobre las tablas. Sin duda, si hablamos de la parte musical de la banda no puedo poner ni un pero, y eso que hubo algún pequeño fallo técnico con una de las guitarras que la banda supo solventar de manera casi imperceptible para los presentes.
Leo Jimenez se colgaba y descolgaba la guitarra en momentos clave de la noche, aunque interpretó con ella la gran mayoría de los temas. Y así, La era de la invidualidad daba comienzo a una gran noche, seguida por Con razón o sin razón, Misantropía y Desde Niño, lo que auguraba que Leo venía pisando fuerte esta noche, y que el metal y la caña estaban más que aseguradas.
Con Ballena Negra, tema en el que originalmente colabora Diva Satánica, llegaba el primer invitado de la noche, Korpa, cantante de Fuck Division y colaborador habitual de la banda, tanto en directo como en estudio. Los guturales de Korpa aportan color y variedad en los temas y dan algo de tregua a Leo, además que su presencia en el escenario es como la de una apisonadora y no hay cabeza que no se mueva cuando saca toda esa energía de su cuerpo. Creo que Korpa se ha ganado un huequito en Los Leos y que, sin duda, deberían plantearse dejarlo fijo en la plantilla.
Más reivindicación con Hambre, antes de hacer un repaso a proyectos pasados con Condenado, tema de 037 e interpretar Aún sigo aquí (la versión llevada al castellano de Still Alive de Nocturnal Rites) y Neon Knights de Black Sabbath.
A estas alturas no quedaba un alma en la Sala Salamandra que no estuviera dejándose el cuello, cuernos en alto, y si quedaba alguno La ira, tema dedicado a Metallica como bien presentó Leo, acabó de atraparlos. Y justo en el momento preciso, Los Leos nos dieron un pequeño respiro e hicieron sonar Vuela alto, en la que Antonio Pino se colgó una guitarra acústica, los decibelios bajaron y la voz de Leo nos arropaba con la emotiva letra del tema.
En No hay canciones para ti, El Dilema y Soy libertad volvimos a disfrutar de Korpa sobre el escenario. Como veréis, el set list estaba pensando para dar cera y no dejar a nadie de los presentes indiferente, como ya he dicho. Y si a esto le añadimos la potencia vocal que Leo demostró durante toda la noche, acompañado o no, con guitarra o sin ella, podemos decir que la velada mereció mucho la pena. Y no había llegado el plato fuerte.
Para Keroseno, Leo invitó y cedió su guitarra a Chechu, guitarrista de Cuernos de Chivo, que hacía las veces de pipa de banda. Estos detalles son los que merecen ser reseñados y es que Leo Jimenez acostumbra a invitar a sus conciertos a compañeros músicos, ya sean guitarras, cantantes, metaleros o la reina del pop, todo para dar visibilidad y apoyo a bandas más noveles y apoyar la escena, sabiendo que desde su posición, esto puede ser un gran empujón para algunos. Yo por mi parte apoyo y aplaudo esta gran iniciativa. Algo tímido estuvo Chechu durante la interpretación del tema, pero impecable en cuanto a técnica, no dudo que con su banda y en su zona de confort esa timidez se difumine, por que la verdad es que apunta maneras.
Y ahora sí, me pongo emotiva. Leo Jimenez nos habló de su pasada actuación en el Escena Rock (podéis leer la crónica aquí) y subrayó que si alguien merecía estar en un escenario como ese eran Saratoga. Al faltar en el cartel decidieron homenajearlos con dos temas de la banda, Vientos de guerra y Maldito Corazón, y como no podía ser de otra manera, esto se repitió en Barcelona. Para mí, como para otros tantos, que conocimos Saratoga por Leo y a Leo por Saratoga, la emoción se apoderó de nosotros, algo que se notó claramente en el ambiente de la sala.
Y cuando no nos quedaban casi fuerzas para seguir levantando los brazos, comenzaba la recta final con Mesías, de nuevo con Korpa sobre las tablas y recordando a Mero Mero, al cual tiene «secuestrado en Vita Imana» dijo Leo entre risas, y Volar, que puso el broche final a una noche, cuanto menos, metalera.
Set list – Leo Jiménez – Sala Salamandra (Barcelona) – 29/02/2020
- La era de la individualidad
- Con razón o sin razón
- Misantropía
- Desde niño
- Ballena negra
- Hambre
- Condenado (037)
- Aún sigo aquí (Still Alive) (Nocturnal Rites cover)
- Neon Knights (Black Sabbath cover)
- La ira
- Vuela alto
- No hay más canciones para ti
- El dilema
- Soy libertad
- Keroseno
- Vientos de guerra (Saratoga)
- Maldito corazón (Saratoga)
Bises: - Mesías
- Volar
Redacción y fotografía por Irene Kilmister.