RIOT CITY – BURN THE NIGHT
NO REMORSE RECORDS
7,9/10
No cabe duda de que Riot City han irrumpido con fuerza en el panorama underground desde hace unos escasos meses. Desde la publicación del single In the dark se han extendido de forma casi viral dentro de esta escena, y en pocas semanas ya estaban confirmados para los festivales Keep It True y Up The Hammers para sus ediciones de 2020. No es para menos, pues el susodicho tema me parece tremendo y el resto del álbum sigue muy fielmente los patrones de este tipo de grupos. Es más, da incluso la sensación de que su estilo está perfectamente perfilado para el agrado de este tipo de público. Por momentos (y aquí viene lo “malo”), creo que incluso demasiado… Con Burn the night, Riot City se nos presentan como todo un homenaje al legado del heavy metal clásico de bandas como Judas Priest, Iron Maiden, Riot, Crimson Glory y una infinidad más.
Con Warrior of time ya presentan sus cartas, que no son otras que las de banda típica y canónica de heavy metal tradicional: riffs iniciales muy a lo Maiden, agudos por todos lados por parte del vocalista Cale Savy, estribillo acompañado por coros y rezumando potencia. Este primer tema nos define lo que será la tónica durante el resto del álbum, imperturbable excepto por momentos puntuales. Más rápida y directa encontramos Burn the night, con la que introducen un marcado aire de speed metal. Tanto la instrumentalización y el sentido de la melodía son innegablemente impecables.
Entonces sí, llega el momento más atmosférico, mágico y culminante del álbum: In the dark, muy emotiva en sus primeros compases y desgarradoramente intensa de allí a su fin. En ella Cale realiza todo un ejercicio de versatilidad vocal, el más pronunciado de todo el disco, al alternar fragmentos muy agudos con otros cantados de forma muy melódica. Lástima que no le dé más continuidad a esta faceta más armoniosa y elegante de su voz a lo largo del álbum, salvo por momentos puntuales, ya que se centra más bien en darle protagonismo a las notas altas en general.
El álbum, de allí hasta su fin, vuelve a ofrecernos repetidas dosis de este heavy metal de manual y fácil de seguir. Livin’ fast suena totalmente a Judas Priest en la era de Screaming for vengeance (creo que la misma portada ya le hace un claro guiño), mientras que con The hunter dibujan una pequeña salida de la línea, en la cual escapan brevemente de la fórmula para ofrecernos unos enormes interludios, extremadamente atmosféricos, en los que reflejan su enorme calidad instrumental. Steel rider y 329 insisten en la misma fórmula nuevamente, tirando totalmente de fuerza e ímpetu. Finalmente, como si de una película de horror se tratara, unos gritos lejanos introducen la intensa Halloween at midnight.
Sin duda, un grandísimo álbum debut de los canadienses. Tal y como sucede con gran parte de los grupos surgidos de este país, instrumentalmente no hay quien tosa a Riot City. Ellos, junto con Traveler, Striker, Metalian, Skull Fist, Cauldron y otros, demuestran el inmejorable estado de forma del joven heavy metal canadiense. Indudablemente el público amante de los sonidos clásicos (en el cual me incluyo el primero) disfrutará en gran medida de este Burn the night, tal y como creo que está sucediendo. El año que viene, como he mencionado al principio, girarán por Europa y esperemos poderlos ver para catar su directo (el cual debo decir que promete mucho siendo el tipo de banda que son y cómo suenan en estudio).
Sin embargo, me gustaría apuntar e incidir sobre el hecho de que en este álbum debut han sonado en muchos momentos demasiado genéricos. La fórmula que utilizan funciona de forma aplastante, y de primeras impresiona a cualquiera. Los agudos constantes, la melodía combinada sobre una base rítmica rápida, los coros apoyando los estribillos y aportándoles una enorme fuerza, siendo así perfectos de cara a un directo… Tanto es así que el defecto no está en la fórmula en sí, sino en el modo tan constante y casi invariable en el que se insiste en ella, y uno se da cuenta cuando le da varias vueltas al disco. Aparte de eso, nada que reprocharles.
Marc Paradell
