AVANTASIA
MADRID – 27 DE ABRIL DE 2019
PALACIO VISTALEGRE
En los últimos años nos hemos mal acostumbrado y consideramos normal lo extraordinario; y no deberíamos, porque tener la posibilidad de ver en directo un concierto de Avantasia fuera de festivales no es algo baladí. Deberíamos otorgar el valor que se merece a la posibilidad de disfrutar de un show de estas características, producción, duración y elenco participante… afortunadamente el público de Madrid acudió con ganas a la llamada, y tras agotar rápidamente el aforo del primer recinto, este se pasó al Palacio Vistalegre, un gran acierto que la banda supo agradecer, dando efusívamente las gracias al público ante tal demanda, y haciendo valer que ese era el mayor concierto dado en España con una gira propia (fuera de festivales).
Puntuales, tras la intro de la 9ª sinfonía de Beethoven, comenzaban a sonar tras el telón los acordes de «Ghost in the Moon», que una vez caía dejaba ver un bonito escenario decorado en plan cuento de hadas, y Tobias Sammet encaramado a la plataforma.
Un tema largo de casi 10 minutos que sonó todo lo bien que puede sonar algo en este recinto, muchos han lidiado con la nefasta acústica del Palacio Vistalegre, desde Judas Priest a Iron Maiden, pasando por productos mainstream como 30 Seconds to Mars, y todos sufrieron de lo lindo para que sonara como es debido, aún así, podemos decir que el sonido aprobó dadas las circunstancias.
Tras este tema, aparición del primer invitado, con un Ronnie Atkins que ofreció su pasional voz al servicio de un buen «Starlight» y «Book of Shallows», donde también colaboró Adrienne Cowan. Esta iba a ser la tónica general de la noche, intercambio de vocalistas para evitar caer en la monotonía y hacer un show de lo más dinámico, algo esencial si tenemos en cuenta que estuvieron más de 3 horas.
«The Raven Child» dio la bienvenida al gran Jorn Lande, que apareció con una camisa más propia de un guiri jubilado pasado de vueltas en Benidorm, afortunadamente su voz y carisma fueron lo esperado, mostrando el gran vocalista que es… algo que continuó con «Lucifer».
Nuevo cambio y turno para uno de los invitados más esperados de la noche, Geoff Tate (ex Queensryche) que atacó con más sombras que luces «Alchemy» e «Invincible», ya que en ninguna de ellas se pudo disfrutar de la voz que encandiló y sorprendió a todos hace años…. no cantó mal, pero no tuvo nada de brillo, de todos los invitados fue el que ofreció una versión más pobre.
La ya conocida ausencia de Kiske, posiblemente el vocalista más intrinsicamente ligado al proyecto Avantasia, se hizo patente cuando llegó «Reach Out for the Light», aunque el guitarrista Oliver Hartmann, -también vocalista en At Vance- logró defenderla de forma muy digna, ayudado por una entregada corista Ina Morgan que se encargó de las partes más exigentes…. evidentemente no sonó como Kiske, pero fue una interpretación de lo más digna.
A estas alturas llegó uno de los momentos más graciosos de la noche, cuando Tobias pidió a un típico «birra-man» que le diera una cerveza, y éste le respondió que costaba 10€….. ni corto ni perezoso, corrió hacía al backstage para volver con los 10€ y obtener su preciada cerveza, eso sí…. echó pestes por el precio…. logrando inmediatamente la comunión y comprensión de un público que lleva sufriendo esa situación años. Desde ahí hasta el final, cada vez que acababa una canción recordaba, «the 10 fucking euros» que le había costado la cerveza….
Normalmente nos centramos en los vocalistas, pero en Avantasia también hay que dar su mérito al resto de los integrantes, empezando por los guitarristas Harman y el productor de los discos Sascha Paeth, o el batería Felix Bohnke (también en Edguy)
Llegó el turno para otra de las vocalistas invitadas de esta gira, cuando Adrianne Cowan interpretó «Moonglow», para de ahí pasar a la versión de «Maniac» que presentó diciendo que hacían esa canción, simple y llanamente porque podían…. tema por cierto donde hizo su aparición el eternamente joven, aunque cada vez menos, Eric Martin…. un vocalista descomunal que a estas alturas no hay que descubrir.
Ya estaba claro que el guión era dos temas para cada uno, y el segundo de Eric fue el coreadísimo «Dying for an Angel», convirtiéndose en uno de los más seguidos de la noche.
Quedaba un invitado más, y «Lavender» dio el testigo a un menudo pero entrañable Bob Catley, que con su sentimental voz conquistó a toda la audiencia. Se notaba el buen rollo entre todos, con constantes guiños, y tras una nueva queja a los 10 € de la cerveza, llegaron «The Story Ain’t Over», -también con Catley- y «The Scarecrow» con Jorn Lande. Tras él se unió Eric Martin para ejecutar «Promised Land» y «Twisted Mind» dando un merecido descanso a Tobias Sammet.
«Avantasia» corrió a cargo de Geoff Tate, indicando que ese fue el primer tema que escuchó de la banda, y donde Tobias indicó que hasta su amigo Kiske se había inspirado en la forma de cantar de Tate… obviamente eran otros tiempos, porque como he dicho anteriormente, su voz y personalidad vocal dista mucho de la de antaño.
Lande junto a Atkins participaron en «Let the Storm Descent Upon You», quedándose sólo Atkins junto a Sammet en «Master of the Pendulum». En «Shelter from the Rain», además de Catley, participó un Herbie Langhans que fue el gran desperdiciado de la noche, su papel fue muy secundario, ciñéndose casi exclusivamente a los coros, y en cierto modo, este fue el único punto negativo de la noche, ya que estoy convencido que muchos habrían disfrutado de su tonalidad más grave en la genial «Draconian times», que lamentablemente no entró en el set-list de la noche.
Para el final, «Mystery of a Blood Red Rose» (Catley) y «Lost in Space» a cargo íntegramente de Sammet. Para los bises no podía faltar «Farewell» y su masivo seguimiento por parte de un público entregado, donde de nuevo tomó protagonismo Cowan, y como guinda final, tras las perceptivas presentaciones de la banda, el medley «Sign of The Cross / The Seven Angels» interpretado con todos sobre el escenario.
En la despedida Tobias dijo que mientras durara Avantasia, Madrid estaría siempre en las giras, pero eso sí, buscando un sitio donde la cerveza no costara 10 €. Genio y figura.
3 horas y cuarto de puro metal que habría brillado mucho más con un sonido más claro.
Texto y fotos: Juan José Díez
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