CRÓNICA: RULO Y LA CONTRABANDA (Barcelona) – Febrero 2018

RULO Y LA CONTRABANDA

BARCELONA – 23 FEBRERO 2018

SALA BARTS

Como ya viene siendo habitual, Rulo y La Contrabanda se ha embarcado en una gira acústica por todo el país, cambiando las salas por teatros, con un formato más íntimo y cercano.

Veníamos apuntando la fecha del viernes 23 de febrero desde que se anunciara (a mediados del pasado octubre) y la verdad es que la noche prometía.

Para los que somos amantes de este estilo de música, se nos hace extraño llegar a un teatro y ver un concierto desde una butaca, pero la verdad es que Rulo es un artista tan polifacético que sabe adaptarse a cualquier ambiente e hizo que disfrutáramos por igual con la cara B de la banda, la versión acústica.

El concierto empezaba a las 21:00, pero desde una hora antes el público iba llenando el teatro, que estuvo a las puertas de colgar el cartel de sold out. Así, tras unos 15 minutos de cortesía, las luces se apagaron dejando paso al protagonista de la noche, Rulo, entrando a escena desde las escaleras laterales y empezando los primeros acordes y estrofas de “Objetos perdidos”, tema elegido para abrir la noche y que interpretó él solo junto con su guitarra.

Desde el primer momento que la voz de Rulo rompió el silencio en que se había quedado el teatro expectante, todo el público empezó a cantar con él todas las letras, pero sin estropear esa armonía que era que su voz destacara por encima de todo, es lo que tiene la acústica de los teatros.

Tras terminar esta primera canción, se escucharon las primeras notas de “Me gusta”, un tema un poco más movido y en el que el resto de La Contrabanda apareció en escena para acompañar las letras de esta canción y del resto que venían. Daniel Baraldés (Pati) y Adolfo Garmendia (Fito) a las guitarras, Quique Mavilla (al bajo, que en esta ocasión fue intercambiado por un contrabajo) y Carlos Arancegui a la batería.

Lo bueno que tienen los conciertos en formato acústico es que dan pie a interpretar algunas canciones que en formato eléctrico no acaban de encajar, como “Como Venecia sin agua” y “Me quedo contigo” (el que Fito dejó la guitarra dejando solo a Pati y Quique tomó el bajo eléctrico), que fueron los dos temas siguientes.

La siguiente canción elegida fue introducida por Rulo como “aquella canción que ojalá nunca hubiera tenido que componer y pidiendo que ojalá nunca más estuviéramos Divididos”. Tras esta canción siguió otra en la que Rulo admitió que nunca había dejado de ser un romántico y que era su canción favorita del disco, presentando el tema al himno de: “algo de mi murió y nació en Noviembre”

Así Rulo rescató temas de sus inicios y de aquel primer disco “Señales de humo” como “Descalzos nuestros pies”, tema en el que al final hizo una pausa para pedir al público que felicitara a Pati, ya que era su cumpleaños, y la sala se arrancó a cantarle el cumpleaños feliz.

Pudimos también disfrutar de la faceta pianística de Rulo, y se atrevió a interpretar un tema al desnudo al piano, “Mi Cenicienta”, con el escenario a oscuras, iluminado por su piano y por la luna que brillaba en lo alto.

Otro de los temas que daba pie a ser interpretado en acústico, que parecía ya olvidado de los últimos setlist que hemos podido disfrutar de Rulo, fue “Buscando el mar”, donde Quique Mavilla acompaño con el acordeón y Carlos Arancegui con la percusión.

Un tema que especialmente a mi me cautivó fue “La Flor” que cantó con sus dos partes (La Flor II, tras la que siguió La Flor) donde Rulo con un ramo de flores en mano bajó del escenario y recorrió toda la sala repartiendo estas flores a los más pequeños de la sala, un gesto único y precioso que espero que siga manteniendo en los conciertos.

Un alto en el concierto fue la siguiente canción, “Fauna Rara”, un tema que sorprendió a todos por lo que tenían preparado, y es que nada más y nada menos, el batería Carlos Arancegui, dejó la batería para ataviarse con el atuendo de DJ y una bola de discoteca descendió hasta lo alto del escenario para interpretar lo que fue una “Fauna Rara” en versión disco, con un toque electrónico, y que hizo que toda la sala se levantara de sus asientos. Algo que estoy segura que nadie se esperaba, y lejos de desentonar, le puso un toque diferente a lo que estaba siendo el concierto.

Después de este “subidón” no podían más que seguir dos temas de La Fuga, que yo ya estaba echando de menos, aunque va a gustos obviamente, ya que mucha gente cree que Rulo es Rulo y la Fuga es la Fuga, dos cosas totalmente distintas, pero para mí las canciones de La Fuga con la voz de Rulo siempre tendrán algo especial, y así la sala volvió a ponerse en pie al ritmo de “Buscando en la basura” y “Por verte sonreír”.

Tras “Por verte sonreír”, irremediablemente el concierto llegaba a su fin, y Rulo presentó uno a uno el elenco de “musicazos” que le acompañan desde que emprendió esta aventura allá por el 2010.

Tras la presentación la sala volvió al silencio y siguieron los temas de “Como a veces lo hice yo”, “La reina del barrio”, que dedicó a todas aquellas personas que sufren cada día la enfermedad del Alzheimer y a todos los que habían perdido a alguien por culpa de ésta, y la sala volvió a vibrar de la emoción.

El concierto iba terminando, y los temas elegidos para cerrar la noche fueron “32 escaleras” y “La cabecita loca”, donde el teatro volvió a ponerse en pie para despedir a toda la banda, que finalmente despidió el concierto con el tema idóneo para tal que es “El vals del adiós” y con el que la banda al conjunto se despidió de todo el público con una reverencia.

En conclusión, una noche mágica donde pudimos ver a un Rulo sin miedo de arrancarse a tocar la guitarra, a estar mano a mano con el piano, o a coger el micro y dejar la guitarra para cantar. Pero sin olvidar al resto de sus músicos, tan polifacéticos como él, capaces de tocar desde un contrabajo a un acordeón, o un bajo eléctrico, o un ukelele. Una gira imprescindible y diferente, que no os dejará indiferentes.