SCORPIONS + UNBUTTONED HEART
17 Junio de 2011
Hessentagarena (Oberursel)
Casi cuarenta años después de sacar su primer álbum, los Scorpions han decidido poner punto y final a su trayectoria con una gira de despedida. Eso sí, el tour dura ya dos años, y parece que se alargará otro más. Y, sinceramente, después de verles en acción, podrían seguir otros diez años más.
El recinto del Hessentagarena se llenó hasta la bandera, acogiendo a una de las audiencias más heterogéneas que he visto en mi vida. Las clásicas camisetas negras se mezclaban con las camisas de cuadros de muchos cuarentones y cincuentones, los pantalones por encima de la cintura de muchas personas rondando los sesenta, los setenta y casi diría que los ochenta años, e incluso con los coloridas camisetas de niños que estaban como locos por ver un concierto de ese grupo que sus padres escuchaban antes de concebirles, y seguramente sigan escuchando a escondidas cuando los pequeños se van a dormir. Me sorprendió gratamente ver a muchas familias cantando y saltando juntas, sin ningún rubor, ni vergüenza y, sobre todo, sin ningún miedo por parte de los padres a que sus hijos escuchen esa música “del demonio”. La familia que rockea unida permanece unida.
Antes de entrar en la cuestión musical, otro punto que quiero destacar es la excelente organización. Entregaban un folleto con la historia del grupo y con letras de canciones a la entrada. La seguridad organizaba las filas sin problemas y sin necesidad de cacheos abusivos ni actitudes “perdonavidas”. Colocaron una plataforma elevada en medio del recinto para que las personas con discapacidad pudieran disfrutar del concierto. Habilitaron también dos pasillos de seguridad para evacuar a posibles mareados o golpeados. Había baños portátiles de sobra. Dentro del recinto había varios puestos de comida, bebida y hasta golosinas con los mismos precios que en cualquier bar… Vamos, detalles que demuestran que las autoridades regionales que lo organizaban entendieron que un concierto está para disfrutar, y no para apretarse como ovejas, hacer colas kilométricas para pedir o ir al baño, o pagar 8 euros por un refresco o una cerveza.
A las 20 en punto comenzaron los teloneros, Unbuttoned Heart. En la media hora que estuvieron me dejaron una sensación agridulce. Consiguieron calentar al público, y darse a conocer con buen sonido. Lo malo es que mostraron un repertorio con una calidad interesante, pero demasiado variopinto. Saltaron de canciones más rock clásico a otras cercanas al punk-pop, pasando por alguna parte acústica. Pero, en general, aprovecharon la oportunidad.
Tras una larga media hora de espera, y precedidos de un breve vídeo sobre la trayectoria del grupo, los Scorpions saltaron al escenario idolatrados desde el primer minuto por un público que sabe que son la banda de rock más importante que ha dado Alemania. Con un sonido perfecto desde el comienzo, y acompañados de breves ramalazos de pirotecnia, arrancaron con el tema que da título a su último álbum, “Sting in the tail”, del que después tocaron “Raised on rock” y “The best is yet to come”, para pasar sin tapujos a ofrecer un concierto basado en su etapa más clásica de principios de los 80, con la excepción de varios temas del “Crazy world”.
Salvo “No one like you” o “Coming home”, el resto de temazos fueron apareciendo poco a poco. “Make it real”, “Bad boys running wild”, “The zoo” (sensacional solo de Jabs), “Coast to coast” (con Klaus Meine también a la guitarra) y “Loving you Sunday morning” cayeron uno detrás de otro, provocando la locura en un público muy entregado.
Tras ese arsenal, pusieron el freno con un momento acústico en el que miles de gargantas corearon “Holiday” y “Send me an angel”, para volver a dar caña con “Tease me, please me” y “Dynamite”. En ese momento todos estábamos con un ojo en el escenario y otro en el cielo, porque lo que había comenzado como lluvia fina empezó a apretar con más fuerza, hasta convertirse en una tromba de agua brutal, que soportamos estoicamente durante más de veinte minutos. Al mismo tiempo, el concierto entró en su parte más floja, con largos e innecesarios solos de batería y guitarra, que se podrían acortar para hacer hueco a algún tema más.
Por suerte, la lluvia se fue, y el concierto repuntó con “Big city nights”, que llevó a los bises. En este punto vino la parte más emotiva del concierto. Primero “Still loving you”. Una de sus baladas más conocidas y, aunque seguramente otras nos puedan gustar más, esta es LA balada. Parejas de todas las edades vivieron abrazadas y besándose esta canción. Y después llegó un momento que nunca olvidaré. Empezó a sonar el silbido introductorio de “Wind of changes”, y en las pantallas aparecieron imágenes de la caída del Muro de Berlín. Todo el recinto cantó la canción de principio a fin, con las manos cogidas (sorprendente en un pueblo como el alemán, tan poco dado a gestos tan cálidos), y pude ver delante de mí a un hombre y una mujer de unos setenta años a los que se les saltaron las lágrimas recordando, seguramente, la alegría de ver caer, tras tantos años de sufrimiento, aquel muro de la vergüenza.
Para cerrar, una potentísima “Rock you like a hurricane” y el regalito en forma de segundo bis de “When the smoke is going down”. Así terminaba un concierto que me dejó un buen sabor de boca, sobre todo por el estado de forma del cantante Klaus Meine y el guitarrista Rudolph Schenker, que con 62 años estuvieron muy activos y precisos. Querían retirarse a tiempo, en un buen momento de forma, y a fe que lo van a conseguir. Muchas bandas deberían aprender de ellos.
Miguel Hernández (Fiti)
SET-LIST:
1.Sting in the tail
2.Make it real
3.Bad boys running wild
4.The zoo
5.Coast to coast
6.Loving you Sunday morning
7.The best is yet to come
8.Send me an angel (Acústica)
9.Holiday (Acústica)
10.Raised on rock
11.Tease me, please me
12.Dynamite
13.Kottak attack (Solo de batería)
14.Blackout
15.Six string sting (Solo de guitarra)
16.Big city nights
Bis 1:
17.Still loving you
18.Wind of change
19.Rock you like a hurricane
Bis 2:
20.When the smoke is going down