Dolmen Gate – Echoes of Ancient Tales
No Remorse Records
6,2 / 10
Cuando una banda se planta frente al espejo del pasado y decide mirarlo a los ojos, no para copiar, sino para dialogar —ahí es donde ocurre la alquimia. Eso es exactamente lo que ha hecho Dolmen Gate con Echoes of Ancient Tales, publicada el 3 de octubre de 2025 por No Remorse Records.
En un mundo metalero que a veces parece girar sobre su propio eje sin avanzar, este álbum es una flecha lanzada hacia lo eterno: historia, épica, melodía y acero conviven sin concesiones.
Dolmen Gate, quinteto lisboeta formado por Ana (voz, guitarra acústica), Kiko y Artur (guitarras), Nuno (bajo) y Alex (batería), construyen un panteón musical inspirado en los grandes del heavy épico, en la tradición de Manowar, Manilla Road o incluso ecos de Bathory en su era más legendaria.
El álbum abre con “Souls to Sea”, arrastrando el misticismo de tormentas e infinitos océanos al ámbito del heavy metal: guitarras que crujen como un viejo barco bajo el oleaje, batería que retumba con cadencia de paso marcial, voz que se alza en himno y lamento por igual. Aquí la producción consigue una claridad rara en este estilo: no todo es estruendo, hay espacio para la atmósfera. La lírica, que habla de almas al mar, culpa, redención y eternidad, le otorga al corte una gravedad casi mitológica.
En “The Maze” el quinteto acelera, las guitarras galopan, el redoble se abre como pórtico a la batalla interior: mente laberíntica, sombras que acechan, riffs que se enroscan como hiedra venenosa. Ana domina el registro con fuerza contenida, sin caer en la exhibición vacía: actitud y oficio. “The Prophecy” baja la velocidad, introduce un toque más melódico y narrativo, una balada de acero antes de la tormenta… evolución sutil, pero perceptible.
Bajo los estandartes del acero y el mito
El segundo tramo del álbum refuerza la identidad: “Rising Whispers” saca a relucir una doble bomba de batería que avanza como legión al alba, mientras las guitarras conjugan melodía y furia. Las voces de Ana tienen ese matiz épico-misterioso que pocas veces se oye en metal tradicional moderno: no un grito para el puro choque, sino un canto para la memoria.
Con “A Tale of Time’s End” la banda se toma tiempo para respirar con riffs graves y pausas dramáticas.
Luego “Carthage Eternal” rinde tributo al mito, a la ciudad que cayó pero nunca murió, y la música lo refleja: tonos majestuosos, solos de guitarra que gritan en la noche, estribillo que reclama el poder del pasado. El interludio “Afore the Storm” funciona como antesala acústica a la apoteosis final: un momento de calma tensa, ukelele eléctrico, presagio de tormenta. Y entonces, “We Are the Storm” cierra como un martillo: declarado himno de guerra, riffs fáciles de cantar, batería que aplasta, mensaje de unidad y destrucción. Un final digno para un álbum que aspira a más que canciones: aspira a leyenda.
Sentido, técnica y verdad
Desde la perspectiva técnica, Echoes of Ancient Tales exhibe un sonido pulido pero sin perder el filo. Este trabajo es un paso adelante respecto a su debut Gateways of Eternity.
Echoes of Ancient Tales es metal clásico sin sucumbir a la nostalgia hueca, es épica sin olvidarse de la melodía, es historia sin dejar de sudar.
Puede que no sorprenda al oyente que busca la ruptura radical; pero al que valora el acero templado con alma, este álbum le va a encontrar.
En un 2025 saturado de lanzamientos, Dolmen Gate ha alzado una antorcha en la noche.