MARCO MENDOZA
BARCELONA – 18 MARZO 2017
SALA MONASTERIO
Gran músico, enorme frontman y una persona que realmente se hace querer. Así podríamos describir a este trotamundos del hard rock, que ha pasado durante su dilatada carrera por bandas del calibre de Whitesnake, Thin Lizzy, Blue Murder y Lynch Mob entre otras tantas. Marco Mendoza nos dio el pasado sábado en la sala Monasterio de Barcelona una enorme actuación repasando tanto composiciones propias como músicas que, según sus palabras, han inspirado en su carrera.
La velada empezó con un cierto tiempo de retraso (disculpable visto el resultado final) y después de que el reputado músico realizarse brevemente unas fotos con algunos fans que esperaban en la puerta de la sala. En su interior aguardaba un no muy extenso grupo de asistentes, la sala no llegó ni mucho menos a completar aforo, pero eso no restó relevancia al gran rato musical del que se pudo disfrutar. No tardó entonces a subirse al escenario acompañado por el guitarrista Fabio Cerrone y el batería Pino Liberti. A pesar de que un servidor no apuntó el setlist, le recordamos empezar a meterse el público en el bolsillo con «Hey baby», de su época con Ted Nugent, mostrando su enorme destreza al bajo y su buen estado vocal. Es justo y necesario un inciso en la gran actuación de Fabio Cerrone, el cual supo cuajar unos grandes riffs de blues y hard rock durante todo el concierto y se convirtió en el perfecto aliado de Marco Mendoza.
Siempre fiel a sus raíces, a las cuales hizo referencia en numerosas ocasiones, Mendoza prosiguió tocando un tema con un toque mucho más latino, que concluyó haciendo un curioso beat box. Con el público ya prácticamente ganado, Marco habló sobre los problemas que antaño le supusieron el alcohol y las drogas para terminar cantando (bajado del escenario y sin micro) «Go Bless The Child» una canción de la cantante de jazz Billie Holiday, quien murió por causa de estas mismas adicciones, poniéndonos los pelos de punta a todos los presentes. Después de tocar algunas composiciones propias, como «Hole in my pocket» (la cual compuso junto a Neal Schon de Journey), y con el respetable cada vez más entregado, finalizó en un bis con «Chinatown» de Thin Lizzy.
Posteriormente, Mendoza se bajó del escenario para cumplir con lo que había prometido durante todo el concierto: dedicó un buen rato a firmar discos y hacerse fotos con sus fans, a los cuales mostró un gran cariño y respeto durante y después de la actuación. Dicen mucho estos detalles de su naturaleza, humilde y siempre consciente de lo imprescindible que es el apoyo de sus seguidores. En resumen, una gran velada que superó con creces las expectativas y un artista muy recomendable de ver para futuras ocasiones.
Crónica (Texto y fotos): Marc Paradell