La tercera jornada del Rock Fest Barcelona 2025 llegó con el sol abrasando el césped de Can Zam y un cartel repleto de propuestas intensas, diversas y contundentes. Sin embargo, el día no estuvo exento de sobresaltos: la cancelación de Wolfmother apenas unas horas antes de su concierto sacudió la programación y dio lugar a una de las sorpresas más comentadas del festival. Los catalanes Radity, originalmente programados para la Rock Tent, fueron reubicados en horario central y aprovecharon la oportunidad con creces, desplegando su thrash metal directo y sin concesiones ante miles de personas que corearon, moshearon y descubrieron a una banda que no desaprovechó el salto inesperado al gran escenario.
A pesar de los cambios, el sábado mantuvo el pulso con una combinación de géneros y momentos memorables: la épica fantasiosa de Gloryhammer, el asalto sonoro de Exodus, la contundencia de Soziedad Alkoholika o la liturgia final y teatral del majestuoso King Diamond, que convirtió Can Zam en su propia catedral del metal oscuro. En paralelo, la Rock Tent vibró con los sonidos de Avatarium, Sínkope y Malaputa. La noche cerraba con una descarga final de nostalgia y potencia cortesía de Dirkschneider.
Una jornada imprevisible, ardiente y eufórica, donde el metal demostró, una vez más, que siempre sabe cómo adaptarse y rugir más fuerte, y que contó con una gran asistencia.
Un inicio de alto voltaje con The Electric Alley
The Electric Alley inauguró la jornada del sábado en el Rock Fest Barcelona con un directo potente y lleno de energía. Los gaditanos venían con Apache, su nuevo trabajo, bajo el brazo, y así es como abrieron la jornada, con el tema que da nombre al disco.

Rápidamente engancharon al público con una mezcla de hard rock melódico y actitud sureña. Desde el primer momento mostraron la solidez de la base rítmica, mientras que la química entre las guitarras de Jaime Moreno y Nando Perfumo elevó el nivel con riffs contundentes y cargados de emoción. Y es que la banda no solo brilló por su ejecución musical, sino también por su cercanía y conexión con la gente.
Me hubiera encantado que hubieran sido ellos los que ocuparan el hueco de Wolfmother porque, a pesar de todos sus años de carrera, aún creo que es una de las bandas más infravaloradas del cartel.

Metal y fantasía con Gloryhammer
Un invitado de lujo abría el concierto de Gloryhammer, y es que, mientras sonaba Delilah como intro, un Tom Jones de cartón en el centro del escenario hacía las veces de artista principal. Esto ya podía darnos una pista de como iba a ir la hora que teníamos por delante.

Desde la introducción instrumental amenazante hasta su primera canción, el quinteto—liderado por Sozos Michael encarnando a Angus McFife V—transformó Rock Fest en un vórtice de power metal galáctico. Temas como “The Land of Unicorns”, “Fly Away” o la propia «Gloryhammer» exhibieron un nivel de despliegue visual y musical que combinaba precisión y espectáculo. El frontman se movía con teatralidad, mientras el teclista Zargothrax y compañía mantenían el ritmo frenético. Incluso apareció un “duende verde” que animó al público, que ya de por sí estaba entregadísimo.
Sin duda, una de las actuaciones más dinámicas y divertidas de la jornada, sellando una performance memorable y épica.


«De Raíz» y sin filtros con Malaputa en Rock Tent
Nosotros nos ibamos corriendo, y es que teniamos una cita con Malaputa en la Rock Tente, que venían presentando su álbum De raíz frente a un público expectante tras ocho años de silencio.
La banda, liderada por “Piñas” junto a Kolibrí Díaz (Marea) y Euken Ubasos a la batería, desplegó un torrente de rock crudo y visceral, de ese rock de calle, con letras directas y sin mordaza.


Y es que que los navarros demostraban que, a pesar de llevar un nombre «nuevo», la solidez y experiencia que llevan a las espaldas es algo que los hace ser indiscutiblemente una gran banda de rock, con un sonido crudo y con esa voz rasposa tan característica del Piñas, protagonista indiscutible de la tarde.


La conexión con el público fue inmediata. Entre temas como “A toda velocidad” (versión de Barricada), «A las dos envido» y “De raíz”, la carpa se llenó de energía y honestidad. No hubo parafernalia durante el concierto, solo la fuerza de un rock honesto y tres grandes músicos. Un 10.
Obús en Rock Fest: cuarenta años de rock y energía imparable
Obús es siempre una apuesta segura, eso es un hecho. Y no solo porque lo diga yo, es que lo demostraron una vez más, congregando un gran número de personas frente a su escenario durante la hora que tenían en Barcelona Rock Fest.


Fortu y compañía ofrecieron una descarga de energía que hizo vibrar Can Zam desde el inicio, con temas como «Necesito más», «La raya«, «El que más» y «Te visitará la muerte» que la gente coreo incesante. La puesta en escena estuvo a la altura de su legado, con un sonido potente y una actitud arrolladora.
Fortu, con su inconfundible presencia, lideró la banda con carisma y entrega, mientras que Paco Laguna, Fernando Montesinos y Carlos Mirat demostraron una compenetración y destreza que evidencian su experiencia y pasión por el rock. El setlist incluyó clásicos imprescindibles como «Que te jodan», «Autopista» y «Dinero, dinero«. El cierre con «Vamos muy bien» con un escenario lleno fue el broche perfecto para una actuación que dejó claro que Obús sigue siendo un referente del metal nacional.


Moonlight Haze deslumbra con sinfonía celestial
Moonlight Haze llegaba por primera vez a Barcelona, y a España, para presentar un auténtico recital de metal sinfónico que reflejaba la elegancia y potencia de su último álbum Beyond, lanzado el pasado 23 de mayo. La banda italiana, liderada por la impresionante Chiara Tricarico –conocida por su trabajo con Avantasia– desplegó voces celestiales y arreglos orquestales que resonaron en cada rincón de la carpa. Comenzaron con “Chase the Light” y siguieron con baladas épicas y temas nuevos como “Awakening”, provocando una atmósfera envolvente en la que los oyentes se vieron inmersos en una experiencia musical intensa y sensorial.

La banda supo mantener un equilibrio ideal entre delicadeza y poder, conduciendo a la audiencia a través de pasajes melódicos y potentes crescendos.

EXODUS, thrash metal puro y duro
Exodus tomó el relevo en el escenario principal del Rock Fest 2025 con una actuación que combinó furia y nostalgia. La banda, liderada por Rob Dukes tras su reincorporación en enero, repasó himnos como “Bonded by Blood”, “The Toxic Waltz” y “Strike of the Beast” con una violencia implacable.
Aunque el sonido sufrió algunos altibajos en la mezcla, y para mi gusto se pasaron de volumen, la energía del quinteto fue contundente, con un brillante Gary Holt y un Lee Altus en llamativo estado de forma sobre el escenario.

El público respondió con igual furia: los pogos y circle pits dominaron el recinto, y se percibía la fraternidad metalera en cada estallido de “thrash” y es que puede que el de Exodus fuera el show más aplastante del sábado.


Los incombustibles THE BABOON SHOW arrasan con su punk desatado
Ya lo demostraron el año pasado llenando la Tent hasta los topes, y es que a día de hoy la banda no necesita presentación.

The Baboon Show ofreció un huracán de energía y actitud punk que arrasó y arrolló a todo Rock Fest. Liderados por Cecilia Boström, la banda sueca celebraba su vigésimo aniversario con un repertorio demoledor: arrancaron con “Be a Baboom” y “God Bless You All”, y no tardaron en desatar el caos controlado (o no tanto) del escenario y las primeras filas. Cecilia, comparable a un “tornado imparable”, se encaramó a la valla en múltiples ocasiones y provocó que cada tema se viviera como una auténtica celebración. El resto de la banda no se quedó atrás: Simon Dahlberg, Håkan y Frida aportaron una base sólida y compenetrada que permitió a la frontwoman desatar su voltaje escénico sin restricciones, aunque tampoco se puede decir que ellos se estén quietecitos.



Claramente la banda ofreció el concierto más potente de la jornada y es que pocas eran las almas que no fueron atraídos por los suecos a ver la que estaban liando.

Juventud, pasión y más thrash con RADITY
Lo cierto es que Radity se llevaron el premio gordo de la tarde, ya que pasaban de tocar en la Tent, compartiendo horario con The Baboon Show, a tocar en uno de los escenarios principales en una de las mejores horas del día.
Evidentemente, con Can Zam hasta la bandera los jóvenes, que jugaban en casa esta vez, nos dieron una dosis explosiva de thrash metal. Recién afianzados tras ganar la Wacken Metal Battle Spain en mayo, el cuarteto desgranó con precisión temas de su primer EP Fire at Will (2024), empuñando riffs veloces y baterías demoledoras a lo Testament o Megadeth, combinados con una actitud en escena que capturó al público local.

Daniel Carmona, al frente con voz y guitarra, lideró con aplomo mientras Carla Rodríguez al bajo aportaba garra y presencia, tal como destacó un crítico local . Junto a Pau Grané y Saúl Carmona, el grupo ofreció un espectáculo sólido y emocionante, con una dinámica de grupo sorprendente para su corta trayectoria.

AVATARIUM: Doom elegante bajo la sombra de la Rock Tent
En medio del frenesí del sábado en Rock Fest Barcelona, Avatarium ofreció un remanso oscuro y atmosférico dentro de la Rock Tent. La banda sueca desplegó su característico doom metal cargado de misticismo, melodía y melancolía, envolviendo a los asistentes en una liturgia de riffs pesados y una interpretación hipnótica por parte de Jennie-Ann Smith, cuya voz marcó cada nota con una intensidad poco habitual en el festival.
Temas como «Death, Where Is Your Sting« o «Moonhorse« se sucedieron con solemnidad, dejando momentos de dramatismo que contrastaron con la energía explosiva de otros escenarios. A pesar de no ser la propuesta más accesible del día, el público respondió con respeto y entrega, dejándose arrastrar por la atmósfera elegante y poética que la banda supo crear.


Soziedad Alkoholika desata el caos en Can Zam
En los escenarios principales, sin embargo, llegabamos a uno de sus picos más intensos de la jornada con la actuación de Soziedad Alkoholika. La banda de Vitoria no necesita presentaciones: son sinónimo de agresividad, crítica social y un directo que nunca deja indiferente. Y en esta ocasión, fieles a su reputación, arrasaron con su habitual descarga de hardcore, metal y actitud incendiaria, pese al calor sofocante que aún reinaba a estas horas de la noche.



Clásicos como “Política del miedo”, “Ratas” o “Cuando nada vale nada” levantaron un pogo constante que convirtió el césped de Can Zam en una olla a presión. La banda mantuvo su discurso afilado entre tema y tema, y su contundencia sonora hizo retumbar el escenario principal que ya ardía en llamas en muchos de ellos. El público respondió con la misma rabia y entrega que la banda proyectaba, en una comunión de puños en alto, sudor y gritos.


King Diamond: Su majestad oscura al mando de la noche
A las 23:35, cuando la oscuridad ya envolvía el recinto de Can Zam por completo y apenas vislumbrábamos la luna a través de las nubes, King Diamond subió al escenario principal para culminar la jornada del sábado con una misa negra de teatralidad, virtuosismo y puro heavy metal ocultista. Lo que allí ocurrió fue mucho más que un concierto: fue un ritual escénico, una obra de horror metal en varios actos, donde cada canción era un capítulo en una historia macabra y fascinante.


Acompañado por una banda en plena forma y un montaje escénico digno de una ópera de pesadilla —con escaleras, ataúdes, cruces invertidas y terroríficos muñecos—, el Rey ofreció un repertorio que combinó himnos como “Welcome Home”, “Sleepless Nights” o “Halloween”, con su inconfundible falsete al frente, tan afilado como inquietante.


Guardaba «Abigail» para el final, donde el público, ya entregado durante el concierto, respondió de manera ensordecedora ante un espectáculo tan único como el que nos encontrábamos, algo que dentro del metal últimamente es bastante complicado de ver, ya que fueron pocas las bandas con una puesta en escena tan espectacular como King Diamond. Todo un espectáculo que va mucho mas allá de la musica, convirtiendo el show en una degustación para los cinco sentidos.


Por desgracia y debido al inevitable solapamiento de horarios esta vez nos perdimos a Sínkope, que están de gira con su nuevo disco «Creer y Luchar».
Dirkschneider pone el candado de acero a una gran jornada de metal
Ya de madrugada y con el cansancio pesando sobre los cuerpos, Udo Dirkschneider salió al escenario para cerrar la jornada del sábado como solo él sabe: con puro heavy metal alemán de la vieja escuela, gritado con voz rasgada, puño en alto y una entrega que sigue intacta a sus más de 70 años.


Acompañado por una banda precisa y potente, el ex vocalista de Accept ofreció un set cargado de nostalgia, centrado en los clásicos de su etapa dorada, con trallazos como “Metal Heart”, “Fast as a Shark”, “Balls to the Wall” o “Princess of the Dawn”, que desataron los últimos coros y de una audiencia que, pese al cansancio, aguantó estoica y agradecida hasta el final.


Lejos de ser un mero ejercicio de memoria, el concierto fue un recordatorio de por qué Udo sigue siendo un pilar del género. Y es que la banda nos dio una lección de autenticidad que dejó claro que el metal clásico, cuando se hace con alma, nunca muere.

Tras una jornada como esta tocaba retirarse, pero en la Rock Tent la fiesta seguía de manos de Motörhits, los cuales no son uno de los mejores tributos que podamos ver en directo, si no que contaron con la participación del propio Mikkey Dee a la batería en varios de los temas. Solo los valientes pudieron vivir tal hito.

Por Irene Kilmister.