LUCA TURILLI’S RHAPSODY + TEMPERANCE + QANTICE
MADRID – 12 FEBRERO 2016
SALA CARACOL
Intensa y variada semana de conciertos en la capital. El martes rejuvenecimos con la efervescente propuesta de ParkWary Drive, el jueves fue el turno de la adrenalina con Machine Head, y el viernes tocó reencontrarse con sonidos más clásicos como los del power bombástico de Luca Turilli’s Rhapsody.
La verdad es que esperaba algo peor y me explico. En su tiempo Rhapsody fue una de esas bandas que me cautivó y me entusiasmó, pero con el paso del tiempo mi interés por fue disminuyendo hasta disolverse por completo, algo que también me pasó con otros grupos de un estilo que cada vez consideraba más caduco.
Pero en cuanto sonaron los acordes de “Knightrider of the doom” reconecté con mi yo de hace unos lustros, y redescubrí la razón por la que me gustaba esta banda. Su musicalidad es desbordante, se nota que son unas composiciones completas, y si a eso se une que la actual banda funciona como un reloj, tenemos ingredientes apropiados para una buena noche de metal.
Sé que las comparaciones son odiosas, pero es que el sonido de Rhapsody estaba a años luz del que tuviero los teloneros. De Qantice sólo pudimos ver el último tema, pero con Temperance, fue un quiero y no puedo, les faltó potencia, personalidad y variedad. Los temas cortados todos por un mismo patrón, y ni siquiera la entrega de la banda lograron encender al público.
El concierto de estos italianos fue decepcionante. Tienen una vocalista correcta, pero le faltaba un poco de carácter, pero lo peor fueron unos temas sin gancho.
Justo lo contrario que ocurre con los temas de Turilli, que iban cayendo uno tras otro sin errores, todos sonaban a la perfección, “Rosenkreuz”, “Land of immortals”, “War of the universe”, “Unholy Warcry”, “Son of Pain”, “Prometheus”… etc…
Obviamente, los de la etapa más antigua de Rhapsody eran recibidos con más calor, incluso los de aquel disco de aire futurista de Luca Turilli, mientras que los temas más actuales bajaban un poco de intensidad.
Cada tema estuvo acompañado de proyecciones sobre el fondo, y hubo algún toque curioso como el solo de batería a ritmo de “Juego de tronos”.
Buen detalle que los coros no estuvieran grabados, un hombre y una mujer acompañaron buena parte de los temas, y en alguno ella tomó mayor protagonismo. Fue un concierto largo, y en cierto sentido eso jugó un poco en su contra, ya que el cansancio hacía mella y los temas no se recibían con la misma pasión.
“Il cigno nero”, “The pride of the tyrant”, “Tormento e passionate”, “Demonheart”, “Dark fate of atlanteis”, “Of Michael the Archangel and Lucifer’s Fall” y “Dawn of Victory” supusieron la primera retirada, para volver al poco y culminar con “Ascending to Infinity” y “Emeral Sword”.
Concierto correcto que gustó a sus seguidores y que logró que los que nos habíamos alejado hace años nos reencontráramos con un músico con mayúsculas.
Crónica: S. A Sánchez
