HAMLET + SOMAS CURE + KATARSICK
BARCELONA – 14 de Noviembre
SALA BÓVEDA
Sería casi un tópico decir que el bolo de Hamlet fue la puta ostia, pero es que prácticamente imposible encontrar a nadie que discrepe; a no ser que sea por el repertorio, que etapas la banda ha tenido unas cuantas. El concierto, celebrado del pasado sábado 14 de Noviembre en la sala Bóveda, reunió además a un elenco potente de bandas, formado por los barceloneses de Katarsick y los madrileños de Somas Cure.
Los primeros en comenzar fueron los locales, a quien las sonrisa cómplices y los guiños con el público les delataba jugando en casa; y eso se notó: empezaron fuertes. A pesar de que durante su bolo la sala estaba comenzándose a llenar tímidamente, la formación de metal alternativo desplegó un movimiento en el escenario que dejó el listón alto. Se dirigían constantemente al público, haciéndoles partícipes de aquello sobre lo que versan las canciones e introduciendo los temas con un pequeño speech, todo un gesto de confianza que aúna lazos con lo que están abajo y que capta la atención de aquellos que no te conocen. Y no solo el trato cercano fue algo que destacar ya que el repertorio hizo mover a los que iban llegando, produciéndose el culmen en “Insane Inside” y el tema que da título a su single“Not Me”.
Tras la fuerza de la primera actuación salieron a la palestra Somas Cure, una banda que se vio un poco tímida, con poco contacto con el público. Los temas apenas se precedían de algún tipo de gesto hacia los asistentes, iban sonando prácticamente uno detrás de otro, pero eso sí: sonando de puta madre. La ejecución del quinteto madrileño fue de nivel, con unas composiciones elaboradas y repletas de melodía que hacían sonar de forma sencilla, pero sin público que las coreara. Todo se puede achacar a ser foráneos, y por supuesto que ello debió de influir en gran medida, es difícil desatar coros fuera de casa si no llevas un recorrido extenso, pero aún así, faltó un poco de conexión con los que estaban abajo.
Y cómo no, después llegaron Hamlet para ponerlo todo patas arribas, ya con la salida de Molly la gente empezó removerse, y no es menos, se salió. Desde el minuto uno empezó a agitar al público prácticamente con una mirada, era increíble el poderío que transmitía y se pudo ver. Se subió por la barra para ir de punta a punta de la sala mientras cantaba y de vez en cuando se acercaba al foso y cogía el brazo en alzas de alguno de los asistentes para apoyarse e inclinarse hacia el público para que coreasen algunos de sus temas más conocidos. El repertorio dejó fuera los temas de La puta y el diablo y se centró sobretodo en el último álbum y en sus temas más conocidos, aunque personalmente echara de menos algún tema mítico como “El color de los pañuelos” o “Vivir es una ilusión”. Pero a parte de preferencias personales, el bolo fue impecable, de una fuerza arrolladora que hizo sudar hasta las paredes.
CRÓNICA Y FOTOS POR: Francisco Jurado Pérez