Max Metal

Crónica del Rock Imperium 2025

Rock Imperium

26-29 de junio de 2025 – Parque El Batel – Cartagena

Madness Live!

Fotos Oficiales

Aunque el Z Live ya había inaugurado el calendario de festivales, para nosotros el verdadero punto de partida fue el Rock Imperium. Sabíamos que cubrirlo sería un desafío, pero era una cita imprescindible. Nuestro equipo se trasladó a Cartagena, listo para sumergirse en cuatro días de música intensa. A pesar de que junio suele traer altas temperaturas, el clima fue soportable y no impidió disfrutar del ambiente ni del cartel, además de ofrecer un momento perfecto para reencontrarse con colegas y amigos del mundillo. Este año, una de las grandes incógnitas era la asistencia, ya que coincidía con otros dos festivales importantes. Sin embargo, la respuesta del público fue notable, especialmente teniendo en cuenta que el primer día, aunque sin llenazo total, mostró una participación más que decente. Una de las novedades que más gustó fue la «happy hour», con bebidas 2×1 antes de las 15:00, que dio un impulso extra al arranque de la jornada.

La música comenzó con Crummy, quienes, pese al calor y la hora temprana, ofrecieron una actuación intensa de heavy metal en castellano, con guitarras firmes y una entrega que recordó el potencial de este proyecto surgido de Marbella. Más tarde, Diabulus in Musica trajo su propuesta de metal sinfónico con tintes operísticos, encabezada por una Zuberoa impecable, que alternó voz y flauta travesera, mientras Gorka sumaba fuerza con guturales y teclado. Su directo, aunque breve, fue intenso y demostró que siguen en plena forma dentro del panorama nacional, y bajo un buque insignia como es Napalm Records. Luego llegó Hellripper, con un estallido de thrash metal crudo y veloz, al más puro estilo de la vieja escuela. Su líder, James McBain, no dio tregua, descargando tema tras tema con una energía contagiosa que hizo vibrar a quienes aguantaban el calor frente al escenario.

La gran sorpresa del día fue Far East Groove, una propuesta inesperada que fusionó metal con música tradicional japonesa y bandas sonoras de anime, gracias al talento del compositor Yasuharu Takanashi. La mezcla de imágenes de series como Naruto y Fairy Tail con el sonido potente en directo fue hipnótica, despertando incluso la nostalgia otaku entre los presentes. La jornada continuó con Satan, una banda histórica de la NWOBHM que, pese a no haber alcanzado el reconocimiento de otras, desplegó una actuación sólida, con canciones como “Trial by Fire” o “Alone in the Dark” que recordaron la elegancia y clase de su estilo, aunque para algunos su set resultó algo plano.

Gun tomaron el relevo con un show que combinó temas nuevos y clásicos. Aunque su alineación actual ha perdido parte de su esencia original, los hermanos Gizzi mantuvieron el tipo y lograron momentos brillantes con himnos como “Word Up”, “Better Days” o “Steal Your Fire”, que levantaron al público pese a que no todas las canciones recientes conectaron igual.

El plato fuerte de la jornada fue Airbourne, que desataron el caos con su característico hard rock, cargado de adrenalina, amplificadores a tope y una actitud que recuerda —sin copiar— a los AC/DC más salvajes. Desde el arranque con “Ready to Rock” hasta el final con “Runnin’ Wild”, el público no tuvo respiro. Joel O’Keeffe volvió a hacer de las suyas, recorriendo el público a hombros mientras seguía tocando su guitarra y repartiendo cerveza en honor a Lemmy. Aunque su espectáculo apenas ha cambiado con los años, sigue siendo eficaz y absolutamente demoledor.

Tras ellos, King Diamond ofreció un show cargado de teatralidad, con un escenario que simulaba un hospital psiquiátrico y una puesta en escena milimetrada. Aunque parte del público se marchó tras Airbourne y el sonido no acompañó en los primeros compases, el espectáculo fue visualmente impactante. Su mezcla de narrativa, ambientación macabra y metal oscuro logró atrapar a los presentes. Cerraron la jornada Kissin’ Dynamite, que con pocos recursos escénicos pero mucha actitud, ofrecieron uno de los conciertos más redondos del día. Hannes Braun se metió al público en el bolsillo desde el primer minuto, combinando energía, coreografías y un repertorio que pasó del desenfado de “The Devil Is a Woman” a la emotividad de “Not The End of the Road”. Con himnos como “Raise Your Glass”, firmaron un final a la altura, dejando claro que quieren liderar el hard rock europeo de la nueva generación.


La segunda jornada del Rock Imperium 2025 en Cartagena destacó por una mayor asistencia y actuaciones de alto nivel, siendo el día más esperado del festival. Scorpions celebró su 60 aniversario con su único concierto en España, atrayendo a una multitud que no quiso perderse la oportunidad de ver a estas leyendas del rock. Aunque la veteranía de Scorpions fue el gran atractivo, bandas más jóvenes como Amaranthe y Gloryhammer demostraron su gran potencial y consolidación en la escena, mientras que Stryper regresó con una actuación impactante que dejó a todos satisfechos.

Desde Granada, Oniric Prison aportó su thrash metal técnico bajo un sol intenso, mostrando un sonido potente y directo con mensajes críticos en sus letras. Por otro lado, Head Phones President, procedentes de Tokio, ofrecieron una mezcla de metal progresivo, alternativo y nü metal con una estética distintiva y un repertorio influenciado por Korn y Limp Bizkit. Su propuesta resultó entretenida y original, aunque el calor afectó tanto a la banda como al público.

Los murcianos 91 Suite, casi una banda residente del festival, ofrecieron un hard rock refinado y elegante, con Jesús Espin brillando en la voz y una puesta en escena pulcra que reafirmó su calidad y constancia en el evento. Sin embargo, para muchos el concierto más destacado fue el de Amaranthe, que con su energía arrolladora, tres vocalistas perfectamente compenetrados y una gran producción visual, lograron un show espectacular. La banda sueca combinó potencia, tecnología y emotividad, manteniendo un equilibrio impecable entre sus integrantes y conectando profundamente con el público.

Stryper ofreció un concierto más extenso y sólido que sus anteriores presentaciones en festivales, demostrando que su regreso desde 2005 les ha convertido en una banda de heavy metal con un sonido más moderno y potente. A pesar de algunos problemas iniciales de sonido, desplegaron una actuación con momentos memorables, incluyendo clásicos y temas de su última etapa, evidenciando su calidad y la pasión de sus seguidores.

Finalmente, Scorpions cerró la noche con un set lleno de clásicos, aunque el desgaste físico de Klaus Meine fue evidente. La banda mantuvo su nivel musical con sus compañeros Rudolf Schenker, Matthias Jabs, Paweł Mąciwoda y Mikkey Dee, entregando una actuación emotiva y nostálgica que culminó con un despliegue escénico espectacular protagonizado por un enorme escorpión mecánico. El público vibró con himnos como «Still Loving You» y «Rock You Like a Hurricane», disfrutando al máximo de esta posible despedida.

Para terminar la velada, Gloryhammer subió al escenario con su power metal cargado de historias fantásticas y melodías épicas, aunque la conexión con el público fue limitada. A pesar de contar con un impresionante escenario que recreaba una fortaleza, y una actuación sólida con temas como “The Land of Unicorns” y “Universe on Fire”, la banda no logró despertar la misma emoción que en anteriores ocasiones. Aun así, ofrecieron una entrega profesional y reconocieron influencias y homenajes en su set, completando así una jornada llena de contrastes y grandes momentos musicales.


En el tercer día del Rock Imperium en Cartagena, la jornada comenzó con fuerza bajo un sol intenso, disfrutando primero de las propuestas de Inxight y Mind. Inxight, una banda malagueña, presentó un hard rock moderno con influencias claras de Alter Bridge, destacando su tema “Rewind”. Por su parte, Mind, grupo local, ofreció un sonido alternativo con tintes noventeros que logró incluso provocar un mosh pese al calor extremo, demostrando la vitalidad de la escena metalera cartagenera. Michael Monroe brilló con un show impecable, combinando energía y espectáculo pese a las altas temperaturas, mostrando su carisma de leyenda y una banda de gran nivel que mantuvo al público entregado durante todo el concierto. Leprous trajo un tono más introspectivo y progresivo, comenzando con cierta timidez pero ganando confianza hasta ofrecer un show intenso y cargado de emociones que fue creciendo en calidad conforme avanzaba la actuación.

Blind Guardian fue el gran atractivo de la noche, reuniendo a un público numeroso que disfrutó de un setlist que repasó su discografía clásica más que su último álbum, destacando la impecable voz de Hansi Kürsch y momentos emblemáticos como “The Bard’s Song”. La banda demostró estar en plena forma y mantener su estatus como uno de los referentes internacionales del metal. The Cult ofreció una de sus mejores presentaciones en años, con Ian Astbury mostrando una energía y conexión con el público notables, mientras la banda desplegaba un sonido potente y un espectáculo visual sólido, aunque con poco uso de la gran pantalla trasera. Interpretaron clásicos como “She Sells Sanctuary” y “Love Removal Machine”, dejando claro que su vigencia y calidad siguen intactas.

Rhapsody of Fire entregó un concierto lleno de épica y fuerza, con una formación en excelente estado que hizo vibrar a la audiencia con temas emblemáticos como “Emerald Sword” y “Dawn of Victory”. La voz operística de Giacomo Voli y el despliegue energético de la banda crearon un ambiente vibrante, con el público respondiendo con entusiasmo incluso a la invitación a un wall of death.

Finalmente, Manticora sorprendió fusionando power metal con thrash y toques progresivos, logrando un sonido oscuro y técnico que cautivó a los presentes. Su combinación de agresividad y melodía ofreció un cierre potente a una jornada repleta de variedad y calidad musical, destacando temas que evidencian su dominio del metal épico y técnico.


El último día del Rock Imperium en Cartagena cerró con una mezcla intensa de energía, provocación y virtuosismo musical. Municipal Waste inició la jornada con una descarga brutal de thrash metal, desplegando un espectáculo directo y frenético que mantuvo al público en constante movimiento y euforia, con temas cargados de ritmo, humor y violencia, y un Tony Foresta entregado que conectó con la audiencia de manera cercana y desenfadada. Luego, D-A-D aprovechó la ausencia de otra banda para ofrecer un show más extenso y lleno de trucos escénicos, combinando hard rock con toques western y momentos memorables, como la provocativa exhibición de Stig Pedersen y un público completamente entregado que cantó y vibró con himnos como “Sleeping My Day Away”.

Soen aportó una dosis de elegancia y sofisticación al festival, con su propuesta de rock progresivo impecablemente ejecutada, donde la voz de Joel Ekelöf y la precisión instrumental crearon un ambiente íntimo pero poderoso. Su repertorio abarcó tanto temas recientes como clásicos, logrando una conexión sólida con los asistentes gracias a su mezcla de melodía, intensidad y atmósferas envolventes.

In Flames fue uno de los grandes protagonistas del día, entregando un concierto impecable que repasó toda su trayectoria, desde sus inicios en el death metal melódico hasta sus experimentos más recientes con metalcore y sonidos modernos. Su show destacó por una ejecución precisa, un sonido potente y una puesta en escena sobria pero efectiva, con momentos emotivos donde el vocalista Anders Fridén mostró agradecimiento por el cariño del público español, a pesar de una asistencia algo menor a la esperada. La banda repasó clásicos y nuevos temas con intensidad, dejando claro que se encuentran en un gran momento creativo y técnico.

El broche final fue para Till Lindemann, cuyo espectáculo fue una mezcla impactante de provocación, performance teatral y música. Con una estética militar y teatral, Lindemann sorprendió con escenas inquietantes y escandalosas, que combinaron elementos grotescos y provocadores con momentos de genuina emoción, como su versión de “Entre dos tierras” de Héroes del Silencio. El show desafió los límites de lo convencional, con actos que incluyeron tartazos, lanzamientos de objetos insólitos y una interacción directa con el público, generando reacciones encontradas pero dejando una huella imborrable. Su propuesta no es para todos, pero nadie pudo negar la potencia artística y el carácter transgresor que imprimió a esta última noche del festival.