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Crónica: El Z! Live cierra su X edición con la despedida de Sepultura – Junio 2025

Z! LIVE

ZAMORA – 14 JUNIO 2025

IFEZA

La X edición del Z! Live cerró con una media de asistencia de 10.000 personas diarias, lo que confirma la consolidación de un festival que, año tras año, ha ido creciendo hasta convertirse en una cita ineludible dentro de la agenda metalera.

Los sábados suelen ser los días más concurridos, pero lo bueno del Z! Live es que los conciertos siempre se disfrutan sin agobios, y eso es algo muy de agradecer.

ANKHARA

Ankhara hacía doblete en este Z! Live. Por la mañana participaron en los acústicos, y por la tarde ofrecieron su versión eléctrica o, como dijo su cantante Pacho Brea en tono de broma: «Veréis las dos versiones de Ankhara: la mala y la peor.»

Estas primeras horas de cada jornada suelen ser complicadas: hay que lidiar con el fuerte calor —aunque este tercer día fue el más fresco del festival—, la escasa afluencia y un sonido que aún no estaba del todo afinado.

Precisamente, el sonido fue lo que acabó lastrando la actuación de los madrileños: una mezcla emborronada, una voz que fluctuaba demasiado y un volumen final excesivo que opacó al resto de instrumentos. Las guitarras de Alberto Marín y Cecilio pasaron prácticamente desapercibidas.

Aun así, se lo trabajaron. Sus temas clásicos lograron calentar a un público todavía a medio gas. “3:40”, “Demasiado tarde”, “Un paso más”, “Océanos” abrieron el repertorio, seguidas de un coreado “No mires atrás”, para cerrar con “Acordes” y “Hasta el fin”.

Una lástima lo del mal sonido.

DYNAZTY

Los suecos Dynazty son una de esas bandas que casi siempre cumplen. No tienen nada espectacular ni especialmente innovador, pero su hard rock es accesible, bien ejecutado y muy agradable de escuchar. Además, se lo curran: son técnicamente impecables, y el sonido —ya afinado a estas alturas del día— permitió disfrutar de una banda sólida y compacta.

Es de esas formaciones que no hacen nada mal, pero que tampoco hacen estallar fuegos artificiales. Se disfrutan… pero se olvidan rápido. Aun así, objetivamente, no se les puede reprochar nada negativo.

“In the Arms of a Devil”, “Game of Faces”, “Natural Born Killer”, “The Grey”, “Waterfall”, “Presence of Mind”, “Human Paradox” y “Heartless Madness” fueron algunos de los temas que sonaron en esta jornada final.

RHAPSODY OF FIRE

El problema de Rhapsody of Fire —y de todos los herederos de los Rhapsody originales— es que su esencia se ha diluido a base de constantes cambios de formación y versiones paralelas de la banda. Aunque han seguido sacando discos bajo su nueva denominación, su relevancia sigue estando asociada a los temas que compusieron Luca Turilli, Fabio Lione y Alex Staropoli.

Alex Staropoli es el único miembro original que permanece, ahora acompañado de grandes músicos, entre ellos un vocalista sobresaliente como Giacomo Voli, que canta de forma magistral.

“Unholy Warcry”, “Rain of Fury”, “I’ll Be Your Hero” y “March of the Swordmaster” abrieron su set, seguidos de “Challenge the Wind”, “Wizard’s Dream” y “Chains of Destiny”, con ese toque “bombástico” tan característico. Eso sí, la habitual presencia de pistas pregrabadas restó algo de autenticidad al conjunto.

“Warrior Heart” y “Kreel’s Magic Staff” dieron paso al tema más coreado de la noche: “Dawn of Victory”, para cerrar con un “Emerald Sword” épico.

Bien, aunque uno no puede evitar pensar que tanto Rhapsody of Fire como Luca Turilli’s Rhapsody han acabado por convertirse en poco más que una franquicia.

GOTTHARD

Los suizos Gotthard son un valor seguro. Nunca fallan. Se nota la precisión suiza también en su música: su hard rock suena tan elegante y cálido en directo como en estudio, todo está medido al milímetro, con experiencia y calidad de sobra.

Es imposible no acordarse de su vocalista original, Steve Lee —fallecido en 2010—, pero a estas alturas, su sucesor Nic Maeder se ha ganado su sitio con creces. Ha firmado discos de calidad, y su carisma y simpatía sobre el escenario lo convierten en un pilar de Gotthard.

“AI & I”, “Thunder & Lightning”, “All We Are”, “Hush”, “Mountain Mama”, “Burning Bridges”, “Heaven”, “Feel What I Feel”, “Top of the World” y “Lift U Up” conformaron un concierto impecable.

Lo dicho: una banda que siempre cumple.

LITA FORD

En los carteles siempre hay un cabeza de cartel oficial… y otros más “morales”, ya sea por historia o una conexión más emocional, hay artistas que adquieren en nuestro subconsciente una importancia adicional. Ese fue el caso de Lita Ford, una de las bandas más esperadas por la audiencia más veterana del Z! Live.

Ofreció un concierto potente, lleno de clásicos que sonaron limpios y enérgicos gracias a una banda solvente y a una voz en buen estado. Lita derrochó autenticidad y carisma, cantó bien y su guitarra se complementó muy bien con la de Patrick Kennison, mientras que Martin Andresson al bajo y Bobby Rock a la batería aportaron la sustentación necesaria para que Lita brillara.

Buena parte del público estuvo ansioso esperando el «Cherry Bomb» que ya anticipó Lita que tocarían, pero que antes había que repasar otros temas como «Gotta Let Go», «Restless» o «The Bitch is black».

También de los más aplaudidos, el «Black Leather» de los Sex Pistols, y el mítico dueto que firmó con Ozzy, «Close My Eyes Forever», donde pudimos ver su mítica guitarra de doble mástil.

Show acorde al legado de un icono como Lita Ford.

SEPULTURA

Las giras de despedida —si es que realmente lo son— suelen dejar un poso agridulce. Por un lado, uno tiene la sensación de formar parte de la historia de la banda; por otro, es imposible obviar que otra de las grandes formaciones que conquistó un pedacito de tu corazón en la adolescencia se retira, dejando tras de sí una estela de recuerdos y obligándonos a tomar mayor conciencia del inexorable paso del tiempo.

Es cierto que el tiempo también ha pasado para Andreas Kisser, Paulo Jr. y Derrick Green, pero el concierto en Zamora mantuvo intacta la fiereza y contundencia que siempre caracterizó a Sepultura. Hubo altibajos: los himnos de Chaos A.D., Arise o Roots fueron recibidos con entusiasmo, mientras que los temas más recientes generaron algo más de frialdad —algo lógico en una banda con más de cuatro décadas de trayectoria.

Hablando del paso del tiempo, la reciente incorporación del joven batería Greyson Nekrutman, de solo 23 años, ha insuflado nueva energía a la banda. Igual que ocurrió con Eloy Casagrande en su día, Greyson es una auténtica bestia a la batería, un prodigio técnico con una entrega que contagia.

Kisser se dirigió al público en un perfecto castellano, agradeciendo el papel de España en la historia del grupo. Durante más de hora y media se celebró la historia de una banda rupturista, innovadora y con un legado innegable.

Los mejores momentos llegaron con “Territory”, “Orgasmatron”, “Ratamahatta” o “Roots Bloody Roots”, aunque “Kaiowas” sorprendió con una jam de percusión que fue un verdadero espectáculo.

Todas las despedidas son tristes, pero esta fue por todo lo alto, con una banda aún en gran forma.

DARK FUNERAL

El cartel de este Z! Live ha destacado por su eclecticismo, con propuestas muy variadas: desde el heavy clásico de Accept hasta el progresivo de Dream Theater, pasando por el thrash de Exodus, el hard melódico de Gotthard, el brutal death de Nile o el black metal, representado por bandas como Noctem o los suecos Dark Funeral, que actuaron en la recta final del festival.

El black metal, género lleno de matices, tiene ramas que apuestan por la brutalidad extrema y otras que dan mayor peso a la atmósfera y la melodía. Dark Funeral se sitúan en un punto intermedio: grandes músicos, composiciones variadas y una capacidad para crear atmósferas que no deja indiferente.

La oscuridad favoreció su propuesta —en contraste con la iluminación excesiva de Noctem—, y aunque su concierto estaba claramente orientado al público más entendido en el género, ofrecieron un show potente.

Tal vez en otro horario y con menos cansancio acumulado, se habría disfrutado más. Aun así, buen concierto.

Y hasta aquí llegaron nuestras fuerzas. Nos perdimos el cierre con Nanowar of Steel, que seguramente ofrecieron un fiestón, como ya es costumbre.

Una edición más del Z! Live que destaca por su buena organización: sin agobios en los conciertos, sin esperas en los puestos de comida (de mejor calidad que en años anteriores), en los baños (en constante mantenimiento) y con todo el personal derrochando amabilidad. A veces es mejor no crecer sin control y, como hace el Z!, centrarse en ofrecer una experiencia amable y cómoda.

Esperemos que siga muchos años más.

S.A. Sánchez y Juan José Díez