La semana pasada dos colaboradores de Max Metal tuvimos el honor y la suerte de visitar los Cube Studio en Madrid para disfrutar, junto con un grupo reducido de invitados, de lo que va a ser el próximo largo de Mägo de Oz. De la mano de Txus y Rafa Blas, así como de Alberto Seara “Flor” y Carlos Escobedo, quienes han producido el disco, nos acomodamos para, letras en mano, escuchar tema por tema, previa explicación de Txus, este Alicia en el Metalverso.
Hablar de una banda con más de 35 años de historia, tan importante e influyente como la que ataña hoy nunca es fácil, más aún cuando lleva tanto tiempo siendo la banda número uno y por tanto se espera de ellos música de gran nivel.
Nunca faltan los que en cada tema nuevo que lanzan están con el teclado cargado listos para fusilar con palabras de odio y reproche lo nuevo de la bruja. Que si ya no son lo que eran, que si Jose era mejor, que si Txus se ha cargado el grupo, etc. Voy a comentar mis impresiones sobre el nuevo trabajo con la perspectiva que el tiempo otorga a los artistas, dotándolos de nuevas inquietudes y desarrollos creativos y personales.
Si algo nos preocupa a los fans de toda la vida de Mägo es, casi por encima de la música, la temática, la historia, el concepto del disco. Comenzaré por ahí. La historia que va a acompañar a estas canciones es una adaptación que ha hecho Txus, una actualización me atrevería a decir, de Alicia en el País de las Maravillas. En esta ocasión nos habla de una chica transgénero que se adentra en un metaverso distópico, en el cual se enfrentará a acoso, bullying, ciberataques, bulimias y un sinfín de problemas. El Sombrero Loco es quién le acompaña en este duro camino, dando ese toque de ilusión a sus oscuros pensamientos.
El concepto es pura fantasía, mundo mágico, cruel y quizá en momentos podríamos encontrar similitudes con o parecidos con Ilussia en cuanto a ciertos mensajes y ciertas letras que son narradas. Conceptualmente no me llama demasiado la atención en un primer momento, si bien es cierto que las explicaciones previas a cada tema que Txus tuvo a bien afrontar, me hizo que me picase el gusanillo por seguir de cerca la historia. Aún así, creo que está lejos de la epicidad de los Gaia, del viaje interno y reflexivo de Finisterra o del homenaje a la mayor obra de la literatura que se lanzó allá por el 1998. Año donde un servidor era tan solo un sueño en la vida ideada de dos jóvenes recién casados.
En cualquier caso, lo que más me gusta de las historias que nos cuenta Di Fellatio no es la historia en sí, sino el aprendizaje o reflexión que pueda suponer en el lector/oyente. Estoy muy ansioso de poder tener el libreto entre manos y desengranar cada rincón de este metalverso.
En cuanto a lo musical comenzaré advirtiendo que, quien espere el típico Mägo de La Costa del Silencio, La Posada, Molinos, etc. No lo va a encontrar. ¿Esto es bueno o es malo? Pues al igual que un equipo de futbol que cambia la plantilla y tiene que afrontar los partidos a la contra, cuando antes preferían emular el tiki taka de Guardiola, una banda que cambia de músicos afronta las inquietudes y las maneras de contar las cosas distintas. Pero, así como el fin de ese equipo de fútbol sigue siendo ganar, sea cual sea su estilo, el fin de esta banda sigue siendo hacernos soñar, reír, llorar y disfrutar con su música.
Dos guitarristas nuevos de la talla del primerísimo nivel mundial, Víctor de Andrés y Jorge Salán, un teclista procedente de una banda de power, Francesco Antonelli, progresivo y sinfónico, un cantante más heavy que la propia palabra y ausencia de voz femenina, salvo coros y alguna estrofa esporádica. Estos son los nuevos fichajes con los que nos van a ir a por todas en esta, podría decirse, tercera etapa de la banda.
Recuerdo que salí de la escucha diciendo, qué disco más raro. En el buen sentido, claro. Lo esperable sería escuchar una intro orquestal, seguida de un tema a 160 bpm, una canción fiestera, una hard rockera, varias melódicas, la balada que nunca falta y cerrar con una canción larga.
Pues nada de eso. Estamos seguramente ante el disco más heavy de la carrera de la banda y el que más se sale del molde del 4/4 con flauta, violín y distorsión de guitarras.
Sería absurdo hablar tema por tema 3 meses previo a su lanzamiento, por lo que daré mis impresiones generales.
Por momentos, este disco, parece Dream Theater, recuperando en cierto modo estructuras más complejas como las que vimos en Gaia II o en Ira Dei. No es que catalogue este disco como un disco de metal progresivo, ni mucho menos, pero son detalles de una riqueza compositiva que, si has perdido la atención en un tema que peca de repetitivo, enseguida te hace prestar atención.
Las guitarras me han enamorado, y a los que sean fans del metal más duro y pesado creo que les va a sorprender que Mägo de Oz sea el dueño de varios de los pasajes que escucharemos en enero. Algunos riffs parecen Motörhead o Megadeth. Y es que las guitarras de Jorge Salán y Víctor de Andrés derrochan virtuosismo en cada momento, en ocasiones excesivo, dejando a un lado lo que pide la canción por recrearse en sus 30 segundos de solo, pero que todos los males sean esos.
Los teclados disfrutan y gozan de mucha libertad y presencia en todo el disco, siendo en muchas ocasiones el protagonista de lo que escuchamos. Juega con sonidos más modernos que abrigan a las canciones y le dan un sustento de comprensión entre ellas.
El sonido es muy Mägo, están presentes siempre Josema y Moha, que ya son una dupla icónica, Fernando Mainer al bajo muy consistente y con más licencias que en Bandera Negra, Txus a la batería deja guiños que son muy suyos, como redobles antes de un estribillo o golpes de timbales al acabar el tema, etc.
Llegamos a la voz, sin duda lo más notable de la nueva etapa. Y qué decir, pues que un 10. Alcanza agudos imposibles en tono y duración, pero cuando se tiene que poner tierno entiende las canciones a la perfección. Creo, sin desmerecer a Zeta, ni muchísimo menos, que Rafa es capaz de darle a la banda ese toque de garra, de fuerza, heavy, que muchos enamorados de José llevan pidiendo tantos años.
¿Me ha gustado el disco? Si, pero no es el mejor disco de Mägo, diría que no está ni en el top 5, pero eso habla muy bien de su carrera. Creo que es un disco cargado de frescura, que muchas canciones te las ponen sin decir nada y no dices que es Mägo, pero siempre hay algo ahí que dices, es Mägo. Quizá sean los estribillos, que todos son preciosos en música y letra, y son sello de la casa del señor Di Fellatio. Puede que tampoco sepa discernir mejor si me gusta más o menos porque solo lo he escuchado una vez, pero confío en el proyecto y considero que este Alicia en el Metalverso sea el punto de partida de una nueva etapa, cargada de nueva música, nuevos conceptos, nuevas inquietudes y deleite.
En definitiva, es un disco distinto, mucho más cañero, caña avalada por la voz y las guitarras, más poético en letras que Bandera Negra, con estribillos muy bonitos y pegadizos, una colaboración estelar de Isra Ramos, que por cierto ese fue mi tema favorito, y un concepto a explorar.
Si me tuviera que quedar con una impresión, como fan, al haberlo escuchado, me quedo con la ilusión. Ilusión de ver a la banda de mi vida con ganas de seguir creando, un compositor con ideas frescas, un nuevo rumbo y una nueva plantilla con un potencial de todavía más crecimiento si cabe, y unas ganas locas de volver a escuchar todo lo escuchado aquel día.
Desde aquí agradecer a Ana Carrero de Stäy Oz por gestionar la invitación y agradecer a Txus y Mägo de Oz por la iniciativa, la invitación, el trato y la constancia en hacer lo que tan bien se les da.