El simple hecho que se celebre una nueva edición del Z! Live es algo para celebrar. Después de varios años de pandemia y las consiguientes cancelaciones, retrasos, formatos reducidos y demás vicisitudes, el hecho de poder disfrutar de un festival en su máxima expresión es un motivo indudable de júbilo; con todos estos condicionantes, hasta elementos antes sagrados como las bandas participantes pasan a un segundo plano, ya que el verdadero protagonista es la propia celebración del festival. Y así respondió la gente en un primer día donde climatológicamente ocurrió de todo, desde el calor extremo a las tormentas, pero nada de eso pudo con las ganas de pasarlo bien de un público ávido de vivir la vida como antes.
Nuestro primer concierto del día fue el de los finlandeses Beast in Black, que bajo un sol de justicia y unos 36, 37 grados ofrecieron un buen show donde no se ahorraron nada, ni tan siquiera el atuendo de cuero tan poco preparado para estos calores. Así ofrecieron su show lleno de canciones festivas, divertidas y de un tono muy «eurovisivo», con un público que batallaba por refugiarse del impenitente sol en las pocas sombras disponibles a esas horas.
El sonido, una constante en el festival, estuvo un poco pasado de volumen, sobre todo a estas horas que la afluencia no había alcanzado su máxima expresión. «Blade Runner», «From Hell With Love», «Beast in Black», «Highway to Mars» y «Cry Out for a Hero» fueron las primeras en sonar, para de ahí atacar «Moonlight rendezvous», «Hardcore», «No surrender», «Die by the blade» y «One Night in Tokyo» donde vimos un bailecito un tanto peculiar de Yanis.
Kabanen, Heikkinen y compañía actuaron con una sonrisa permanente, y en cierto sentido contagiaron a un público entregado, y eso que las condiciones climatológicas no eran de lo más favorables. Para el final, «Blind and Frozen» y «End of the world» que dejaron un poso positivo.
Los madrileños Hiranya se vieron sorprendidos por una afluencia mayor de la esperada, con lo que dieron efusivamente las gracias y se emplearon a fondo para ofrecer una buena dosis de metal contemporáneo.
Cuando metalcore da la mano al death y al sonido más extremos, se logra un combo bombástico que explota en directo, y eso lo supo aprovechar una banda que ofreció un show enérgico protagonizado por los temas de sus dos discos, «Breathe in» y «Breathe out».
Caña, energía y buen rollo para luchar contra el sol, si alguien estaba aletargado a buen seguro que la descarga de Hiranya le puso las pilas.
Los portugueses eran uno de los platos fuertes de la noches, y no decepcionaron, con un impecable español, Fernando Riberio se afanó por ser comunicativo y estrechar los lazos entre «hermanos españoles y portugueses», y con una pequeño intro iba desgranando los temas de su extensa discografía. Quizá este fue uno de los peros de la noche, sé que es muy difícil contentar a todos, pero la elección de los temas, bajo mi humilde opinión, no fue la más adecuada, ya que abundaron cortes lentos que hacía que su show bajara muchos pistones en intensidad.
No sonó mal, alto como todos, pero donde se pudo disfrutar de la musicalidad de su propuesta, donde los temas míticos brillaron, «Opium», «Alma Mater», pero donde otros fueron demasiado densos, «Mephisto», «Vampiria», y sobre todo el tema con el que cerraron, «Full Moon Madness», que como guinda final no es el más adecuado.
Antes habían sonado otros como «Extinct», «Nigh Eternal», «Breathe…»
Bien, pero podrían haber estado mejor.
MORPHIUM
A Morphium le tocó bailar con la más fea. El inicio estuvo un poco trastabillado, tropezando Alex Bace pegándose una buena costalada, que solventó de forma muy profesional pero a que a buen seguro le dolió, pero lo peor llegó minutos después cuando una tormenta que había amenzado minutos antes, comenzó a descargar con furia; fueron solo 5 minutos, pero suficiente para que mucha gente buscara refugio en los lugares techados o los coches.
Los que quedaron, disfrutaron de una actuación aún más épica, donde a mi entender se abusó de demasiado discurso, cuando no se tiene una actuación muy larga es mejor aprovecharla para intentar meter la mayor cantidad de música posible.
Eso sí, de actitud, energía y ganas, nadie superó a Morphium.
KOORPIKLAANI
Eran los verdaderos cabeza de cartel de la noche, pero a mi entender se vieron superados por otras bandas de la noche. El caso de estos fineses es un poco paradójico, su música está orientada a la fiesta, su aire folk, supestamente enfatiza ese tono festivo, pero tras la sorpresa inicial, toda esta efervescencia acaba por diluirse y su propuesta resulta un poco plana.
Hace años encontraron un filón con el «Beer Beer» y han abusado un poco de la fórmula, y así llegan los «Vodka», «Tequila», «Jaggermeister» y demás, pero lo dicho, el trallazo inicial insufla energía, pero luego acaba perdiendo fuelle.
Por cierto, ¿que fue antes? ¿Jack Sparrow o todos los músicos que visten como él? Es increible las similitudes entre Jonne y el personaje interpretado por Johny Deep. El acordeon, y el violín sonaron bien, y la base rítmica sustentó con su energía una actuación un tanto desigual, eso sí, el público disfrutó, aplaudió y mayoritariamente acabó con una sonrisa en la cara.
VITA IMANA
Fueron los verdaderos triunfadores de la noche, su actuación fue la mejor del día, rebosante de garra, energía, fuerza y buen rollo, derrocharon actitud, potencia y ganas, y mitigaron el cansancio que ya se veía en algunos rostros.
A base de trallazos, con un inconmensurable Mero Mero y una banda perfectamente engrasada, soltaron su kilotón metalero donde brillaron temas como «No en mi nombre», «Romper con todo», «El duelo», «Paranoia» o «Un nuevo sol».
La base rítmica de esta banda es algo descomunal, y si sumamos a su impresionante batería, la labor de Miriam, hace que una descarga de esta banda no deje indiferente a nadie.
Conciertazo, el mejor de la noche
Actuación muy tardía para Avalanch, una banda con la que a estas alturas de su carrera es muy difícil conectar. Ha perdido su identidad, y ya es imposible saber con antelación con que formación nos vamos a encontrar. Antes de su actuación tuvimos que tragarnos otra innecesaria presentación llena de obviedades de Rafa Basa, y cual fue la sorpresa cuando con los primeros acordes vimos la enésima formación de la banda.
Nuevo bajista, nuevo teclado, Arilio Neto a las voces, y los que siguen, con Rionda, Terrana (sorprendente) y Jorge Salán. Es una banda muy buena, músicalmente muy sólida, pero carente de alma, al menos ya no conecto con ellos como lo hacía antes.
Los temas elegidos tampoco fueron los más adecuados, en unos la voz de Arilio sonaba bien, pero en muchos de ellos sonaba extraña, tampoco ayudó que en varios momentos perdiera el hilo de las letras.
Repasaron buena parte de su discografía, con temas de todas las épocas, unos encaban mejor a la voz de Alirio, pero en otros sonaba un poco desubicada, tampoco ayudó que en varios momentos perdiera el hilo de las letras; entre otros sonaron «Antojo de un dios», «Papel roto», «Alas de cristal», «Piel de barro», «Lucero»…
Eso sí, las dos guitarras sonaron a las mil maravillas. Le va a costar a Rionda lograr que la gente vuelva a reconocer a Avalanch como algo más que un proyecto personalísimo.
Y así acababa nuestra primera jornada del Z! Live Rock Fest. Da gusto volver a sentirse vivo.
Texto y fotos: Juan José Díez y S.A Sánchez