GRAVEYARD – HOLD BACK THE DAWN
War Anthem Records
8.5
Sin pausa y destruyendo, así es como ataca Graveyard el oído humano en su nuevo trabajo, Hold Back the Dawn, esperado álbum después de tres años del anterior larga duración (aunque con otros trabajos entre ambos).
La banda se remonta al septiembre de 2007 y tiene en su historial una gran cantidad de álbumes compartidos con otras bandas, llamados «splits», cuatro álbumes de larga duración y tres más cortos. El estilo es death metal, un género que normalmente no me llama especialmente la atención. ¿Por qué este álbum sí lo ha hecho?
Los dos primeros temas, «Swarm of Flies» y «Winds Like Daggers», son puro death metal sin concesiones, pero a medida que se suceden sus riffs y la voz toma protagonismo, es fácil darse cuenta de que no solamente hay puro death metal de la vieja escuela. Este tipo de death metal siempre tuvo, en mi opinión, un fondo doom en las bandas que se atrevían a usar una primera guitarra en registros más agudos a lo largo de toda la canción. Como en el caso de la canción «Of Extant Cults and Living terrors», la canción se ralentiza hasta el medio tiempo, a veces hasta algo más lento, casi siempre que esa primera guitarra toma el control. Una marca de la casa que se ajusta mucho más a lo que me suele gustar a mí, y que también me recuerda un poco a los riffs de Chuck Schuldiner, legendario compositor y vocalista de Death.
«Hurled Unto Damnation» es mi canción favorita, pues hace uso de un tétrico fondo de teclado, tiene un inicio más acústico y unos brutales coros cantados a mitad dan la sensación de estar en un mausoleo. La lentitud de los riffs y su destacada distorsión, en vez de un aire de Doom, me transmite vibraciones propias del Black, y transiciona muy hábilmente entre estas influencias y el death que tienen de principal sello, en la misma canción y de cara a «The Storm Above (Port Sulphur)» y «The Shrike», mucho más agresivas. De hecho, esta sensación se puede extrapolar a todo el álbum, pues la producción está conseguida de una manera que se consigue mucha profundidad acústica y de verdad da la sensación de estar en un lugar lúgubre.
La temática de su música no es para menos. El uso del horror, los ambientes nocturnos y hasta la literatura de Lovecraft hace que este fondo de producción y unas vocales muy bien conseguidas se complementen perfectamente con la sensación de terror, también de la vieja escuela. El efecto de «escuchar una historia de terror» es quizás lo que más me atrae de este álbum. Los dos últimos temas, «O Lord My Beast I Fear Thy Name» y «Madre de la Noche», aunque son particularmente agresivos también, transmiten el efecto que la banda está allí para hacer música para una entidad que les supera en poder, y cierran el álbum con la sensación de haber estado presenciando rituales oscuros. Este álbum hace honor al nombre de la banda.
Para concluir, quiero decir que este es un álbum que hay que escuchar con calma e irlo interiorizando. No hay canciones que vayan a gustar instantáneamente, como, estoy seguro, es su intención. Con la repetición se encuentra el jugo de todos sus riffs y estos toques cercanos al doom y raramente al black a la hora de usar las melodías en sus guitarras y el ocasional teclado crean un ambiente especialmente evocado a lo old school en más de un aspecto.
Noel Soler