GRIM COMET – AFTERLIFE
ART GATES RECORDS
7/10
Grim Comet es un power trio procedente de Madrid, formado en 2014 y que desde entonces ha publicado ya dos álbumes de larga duración: su debut God is dead, let’s eat him (2016) y este presente Afterlife publicado recientemente bajo el sello de Art Gates Records. Recuerdo que mi primera toma de contacto con ellos fue en directo, hará ya más de dos años, cuando tocaron como teloneros de Manilla Road en la Rocksound de Barcelona, y aunque tampoco destacaran mucho en aquella ocasión ante lo que vino después sí que nos dejaron una especie de doom/stoner metal bastante sólido y personal, la cual cosa me anima a escuchármelos con más calma en su vertiente de estudio. Y la verdad es que la experiencia no ha resultado nada mal.
Un álbum relativamente corto (sólo 28 minutos de duración), de canciones breves, pero en el cual la banda tiene tiempo suficiente como para tocar muchas teclas. Lo que más me agradaría señalar y remarcar de Afterlife es que Grim Comet ha logrado crear un álbum considerablemente abierto y dinámico, escapando de los clichés del stoner más plano y pesado de seguir para dar entrada a elementos de otros estilos, lo cual hace que no se encasillen profundamente en una sola sonoridad.
Destaca por encima de todos el papel fundamental de Willy Black, el líder de la banda, quien demuestra a lo largo del álbum su dominio de las seis cuerdas a base de variados y nítidos riffs y solos. Y aunque su registro vocal no sea precisamente extenso sí que dispone de recursos y diferentes formas de modular su voz, de forma que exprime su potencial al máximo posible. No puedo evitar mencionar lo mucho que su voz me recuerda a la de James Hetfield por momentos.
Para empezar nos abren la puerta los riffs vacilones de Dig up her bones, cuyo sonido podríamos describir como una especie de híbrido entre ZZ Top y Black Sabbath, una sonoridad relativamente oscura y a la vez con mucho groove. En Dead or alive y Over you se quitan esta máscara para adentrarse en territorio plenamente stoner, plenamente marca de la casa, demostrando así una versatilidad en diferentes estilos que se seguirá viendo acentuada a medida que avanza el álbum, como ya se puede apreciar precisamente en All on me: un corte en el que dejan de lado los riffs densos y contundentes para pasar a una canción parsimoniosa y fácil de seguir. No por mucho tiempo, ya que pronto vuelven a la carga con Born to die.
Y entonces sí, asistimos a algo que se aleja totalmente del camino trazado: In the dark nos recibe con unos armónicos de guitarra que nos abren directamente la puerta a un ambiente tenebroso y depresivo, predominado por las guitarras sin distorsión. On & on nos despierta repentinamente de esta atmósfera oscura para volver a la tónica densa y pesada de los anteriores temas. Una accesible y más bien plácida A million suns nos da paso a la instrumental Azabache, protagonizada solamente por un excelente punteado de guitarra acústica con el cual el álbum se desvanece llegando a su fin.
Debo decir que me ha causado muy buena impresión la solidez que Grim Comet han logrado plasmar en Afterlife, así como la madurez musical que demuestran al no crear una canción que suene igual a la siguiente. A lo largo del disco se puede escuchar doom, se puede escuchar stoner, se puede escuchar incluso grunge/rock alternativo… Todo un recorrido musical en un corto y ameno espacio de tiempo.
Marc Paradell