DOWNLOAD FESTIVAL 2019
MADRID – 30 JUNIO 2019
CAJA MÁGICA
La tercera edición del Download Festival madrileño cerró con una afluencia de 70.000 personas a través de los tres días de festival, buenas cifras si tenemos en cuenta el calor asfixiante y un cartel inferior al de otros años, demostrando que esta música sigue gozando de buena salud y asentando en la capital un gran festival donde los sonidos duros son los protagonistas.
Como el resto de días, los primeros conciertos fueron para valientes, aunque se notó que había muchas ganas de volver a ver a Tool en directo (su último paso por España se remonta a 2006), siendo el domingo el día de mayor afluencia del festival. En este día, la gran zona reservada para las entradas vips sufrió una importante merma, quedando su espacio reducido a una decena de filas… mucho mejor, sobre todo para que así las primeras bandas del día no tuvieran que lidiar con ese espacio vacío.
Toundra disfrutaron del escenario principal y ofrecieron una dosis de su hipnótica calidad, su música instrumental no es para todos y a veces cuesta que el público se suba a su ola, pero lograron meterse al público en el bolsillo demostrando que son una gran banda.
De Soulfly lo primero que sorprendió es el volumen que está adquiriendo Max Cavalera, como siga así, próximamente tendrá sus propio satélite, lo que no cambia es la forma en que ataca la guitarra así como la personalidad de su música. Siempre tendrá que luchar contra su propio pasado en Sepultura, pero tirando de repertorio logró que el Download Festival se olvidara del sol y botara con sus ritmos tribales.
Tirando de spanglish, sacando algún instrumento indígena, y apoyado en una buena banda donde destacó el carácter del hijo de Max, Zyon a la batería.
ARCHITECTS
El de Architects era uno de los conciertos que más ganas teníamos de ver. Esta nueva ola británica de metalcore es especialmente prolífica, y junto con While She Sleeps, es una de las bandas con un sonido más característico y personal. Para que esa marcada identidad musical funcione como es debido necesitan que todo el sonido esté en su sitio, si no, su música pierde muchos enteros. Es lo que pasó en el comienzo del show, donde un volumen desmesurado y unos bajos abrumadores sumieron en la oscuridad «Modern Misery» y «Nihilist».
Después la cosa se atinó, y «Nay» y «Thes Colors Don’t Run» sonaron mucho mejor, y ya en «Holy Hell» todo se ajustó definitvamente, logrando que el público comenzara a vibrar con la fuerza que transmite esta banda. Eso sí, ellos estuvieron demasiado sobrios sobre el escenario, hasta creo que no exagero si digo que fueron un poco sosos, menos mal que temas como «Royal Beggas», «Gravedigger», «Mortal After all» tienen la suficiente sal para resultar siempre sabrosos.
En la parte final del concierto, las grandes pantallas de fondo del escenario de Tool les jugaron una mala pasada, apareciendo unas líneas de prueba, pero rápidamente se sobrepusieron a la sorpresa para emprender un ascenso vertiginoso y acabar en todo lo alto con «A Match Made in Heaven», «Hereafter», «Gone With The Wind» y uno de los mejores temas de este género como «Doomsday».
La voz de Sam Carter es peculiar, a mucha gente le resulta estridente, pero es lo que le aporta un toque diferenciador sobre el resto de bandas, y hay que reconocerle que no se ahorró ni una nota rindiendo a un grandísimo nivel. Eran los encargados de la parte más contundente del día, y cumplieron.
SUM 41
Los canadienses, llegaron, vieron y vencieron. Concierto enérgico, sin descanso y lleno de vitalidad donde desgranaron buena parte de su discografía. Siendo una banda con tanto material, me extrañó que reservaran espacio para juguetear con versiones de Queen («We Will Rock You») y un trozo de Pink Floyd («Another Brick In The Wall»), pero se les perdona porque no especularon y dieron al público justo lo que buscaba… un poco de caña y buen rollo.
Bizzy D está en muy buena forma, y sigue manteniendo ese espíritu canalla que contagia al público, así logró metérselos en el bolsillo mientras atacaba «We’re all teh blame», «Goddamm I’M Dead Again», «Walking Disaster», «In Too Deep», «No reason» y otros cuantos de sus temas característicos.
Con con «Fat Lip» y «Still Waiting» pusieron la alfombra roja para que el público se encaminara a su cita con Tool 13 años después.
TOOL
Que jodídamente buenos son Tool, y que jodídamente peculiar es Maynard. Un directo de Tool tiene las connotaciones positivas y negativas que puede transmitirte escuchar un disco cómodamente en tu sofá. Lo positivo: suenan exactamente igual que el disco, son un puto reloj suizo, clavan cada nota, suenan cristalinos y da gusto escucharles. Lo negativo: apenas les ves, y es que nunca tienen un foco apuntándoles que te permita verles el rostro, y esto Maynard lo eleva a la enésima potencia ya que siempre se sitúa en la parte trasera del escenario, limitando al público a observar su silueta en el contraste con las grandes pantallas.
Una gran estrella de metal presidía el escenario, secundado por dos torres de luces móviles a los laterales, y tres pantallas partidas en la parte trasera que dejaban espacio para que los láseres pusieran más luz a los temas y resaltaran la cresta de Maynard.
Sin decir ni una palabra, se pusieron a la labor atacando tema tras tema sin piedad, el comienzo lo protagonizaron «Aenema» y «The Pot», seguido de un «Parabola» que consiguió los primeros vítores de la noche. Sin descansos ni charlas, y siempre secundados por originales proyecciones, siguieron con «Descending», «Schism» e «Invincible», todo sonando sobresaliente y mostrando todas las cualidades que han convertido a Tool en una banda de culto.
A estas alturas seguíamos sin ver la cara a ni un miembro de la banda, unos se ocultaba en la parte trasera, otro tras su gran juego de batería, y el resto entre su propia melena… un lástima, ya que uno en un concierto quiere sentir un poco más cerca a sus ídolos, menos mal que músicalmente fue irreprochable, y así, todo cortado por el patrón de la excelencia encadenaron «Intolerance», «Jambi», Forty six & 2″, y un final en todo lo alto con unos «Vicarius» y «Stikfist» sencillamente magistrales que lograron erizar todo el vello de mi cuerpo… y es que eso tiene la música de Tool, que logra conectar con tus emociones… y eso, no tiene precio. Esperemos que no haya que esperar otros 13 años para volver a verlos.
El «muchas gracias» final fueron las únicas palabras que escuchamos de su voz, y supusieron el epílogo perfecto para una tercera edición del Download Festival, que ojalá, no sea la última.
Si os preguntáis el porque de la ausencia de fotos del concierto de Tool, preguntad a la banda, como dijimos, son geniales pero tienen sus rarezas.
Juan José Díez