PARKWAY DRIVE + STICK TO YOUR GUNS + DARKEST HOUR
MADRID – 27 ABRIL 2017
LA RIVIERA
Había pasado poco más de un año de su última visita a la península, no había novedades discográficas desde entonces, pero había muchas ganas de ver a una de las bandas más importantes del nuevo panorama metalero gracias a una constante efervescencia alimentada a base de discos rompedores y directos brutales.
DARKEST HOUR
La noche la abrieron unos viejos conocidos como Darkest Hour, teloneros también de pasadas giras como la de Machine Head en 2014, que ofrecieron una tempranera actuación con un ligero adelanto respecto al horario previsto, de una duración expres, escasa media hora en la que intentaron desarrollar todo su potencial para convencer al mayor número de asistentes.
Correctos, sin grandes artificios donde sonaron «Knife in the safe room», «No God», «Rapture in exile», «Those who survided», «With a thousand words to say but one» y «The Sadist Nation».
STICK TO YOUR GUNS
Esta primera visita de los californianos Stick To Your Guns a España tras su paso por el Resurrection Fest del 2016 no podía haberles salido mejor. Su concierto dejó muy buenas sensaciones, demostraron el grupo que son y todas las armas que poseen, y su hardcore/metalcore resultó de lo más convincente.
Con un locuaz Jesse Barnet como cabeza visible, que además de cantar ofreció múltiples discursos de corte medio filosófico positivista, la banda ofreció un show rebosante de fuerza, un exceso de energía que sentó muy bien a cortes como «Bringing you down», «Empty heads», «Nobody» o «Such Pain».
El público encantado con lo que estaba viendo y demostrándolo con una sucesión de saltos, pogos, circle pit que contribuían a echar más gasolina a una banda ya de por sí llena de energía. «What Choice Did You Give Us?», «We Still Believe», «I Choose Nothing» fueron las siguientes en sonar, con una banda hiper dinámica sobre el escenario.
Buen sonido de principio a fin donde sonaron «Nothing You can do to me», «Amber» y «Against Them All». Gran concierto, y gran banda.
PARKWAY DRIVE
Tras su actuación en febrero de 2016 en Madrid, me volví una ferviente creyente de esta banda, pocas veces había sentido una energía tan intensa sobre el escenario, con lo que las ganas de volverles a ver eran muchas. No decepcionaron, sobre las tablas de una Sala Riviera que no llenó, los australianos ofrecieron una buena dosis de lo que mejor saben hacer.
Los primeros compases de «Wild Eyes» ya dejaron entrever que allí iba a sobrar potencia, tanto acústica (con un volumen para mi gusto excesivamente alto), como de una banda rebosante de intensidad que intentaron contagiar al público con un inicio de lo más explosivo protagonizado por el mencionado «Wild Eyes», «Carrion», «Dedicated» y el magistral «Vice Grip».
Sonaban bien, pero tanto volumen les restaba «limpieza» a su sonido, aún así el público recibió con entusiasmo cada corte, y «Karma», «Sleepwaker» o «Dark Days» se convirtieron en un monográfico de botes, cánticos, crowdsurfing y circle pits. Un elegante Winston McCall llevó las riendas de una banda engrasada a las mil maravillas, él cantó de forma sublime, clavando todas y cada una de las notas, con una voz que mantuvo el nivel de principio a fin, secundado por esos riffs llamativos de las guitarras de Jeff Ling y Luke Kilpatrick, y como no, por esa base contundente de Ben Gordon y Jia O’Connor.
La banda se lo pasaba bien sobre el escenario, y el público debajo, simbiosis perfecta que vivió un punto álgido con otro temazo como «Destroyer», tras él «Boneyards» y un «Writings on the wall» que convirtió la Sala Riviera en una especie de liturgia metalera cuyo cambio de ritmo encendió al 100% de los asistentes. Tras «Idols and anchors», llegó la primera retirada con un «Swing» al que se le añadió un solo de batería.
Para la vuelta, otra cápsula explosiva como «Crushed» y un «Romance is dead» que llegó tras una pequeña encuesta de Winston al público.
Como punto y final, gran elección con «Vicious». Conciertazo, pero poniéndonos super críticos, diría que su concierto de 2016 estuvo mejor, tanto por las luces utilizadas, como por un sonido mucho más limpio.
Texto: S. A. Sánchez
Fotos: Juan José Díez