Max Metal

CRÓNICA: Fin de Gira de Lèpoka en Madrid – Noviembre 2025

LÈPOKA (Fin de Gira)

15 Noviembre 2025

La Sala (Movistar Arena) – Madrid

ORGANIZA: Asalto Sonoro

El frío y la lluvia de noviembre no intimidó a nadie. Desde más de una hora antes ya se intuía que aquella noche sería especial. Una fila larguísima doblaba la manzana, y en ella reinaban los brindis improvisados, camisetas de Lèpoka y esa mezcla de nervios y ganas que solo se respira en las noches grandes.

Última fecha de gira. Fin de fiesta. Y Madrid respondía con un SOLD OUT. Y no es para menos, porque los de Castellón los últimos años se han posicionado muy fuerte en el escalafón folk/rock del panorama nacional y han conseguido aunar a un público más metalero y un público más del mundo punk/ska, lo que les brinda adeptos en más de una plaza.

Tras una intro de 3 minutos en cuenta atrás, cubierta de un rojo suave y que tornó a verde arrancaba la noche con Antes del Amanecer, Seguimos en Pie, que despertó del todo al público que todavía se estaba quitando la chaqueta, y Eternia. Ya estábamos de lleno en faena. El público encendido, la banda sonriendo y los asistentes ya entrados en calor tras las lluvias de la tarde en la capital.

Tras ese arranque imparable llegó el bloque más reivindicativo del set. Pandemonium, donde Dani y Nem de Salduie hicieron brillar el tema, Dónde Vas y ese grito generacional convertido en pogo que es A las Calles. Entre canción y canción, críticas directas, humor ácido y el habitual desparpajo de Dani para ponerle palabras a lo que muchos piensan.

Tras tanta tralla llegó un remanso: Nimue, con Alba Moreno tomando el centro del escenario bajo una luz blanca que caía como un halo. Ese silencio respetuoso del público, que en segundos pasa de la locura al recogimiento más absoluto, es de los lujos que solo las bandas muy queridas pueden permitirse. En lo personal me sentí muy feliz de escuchar este tema en directo, pues me enganché a la banda con el Bibere Vivere y siempre es entrañable escuchar aquello que tan felices nos hizo. La banda muy compacta, y qué bien envejecen los temas más metaleros de la banda.

La tregua duró exactamente lo que tardó en sonar Tetris, ese preludio lúdico que ya es tradición. La pantalla se llenó de colores y todos empezaron a saltar incluso antes de que entrara El Baile de los Caídos. A esas alturas ya se había desatado el caos de celebración y es que si te descuidas un segundo puedes acabar dentro de un pogo sin darte cuenta.

Después vino un bloque que olía a casa. Un Año Más, un medley entre Picorsito, Skal y Resakoff, junto con ese momento en el que cada persona lleva dentro un vikingo celebrador.

Alba Moreno de nuevo en el escenario para homenajear a la Terreta con La Nit és Nostra. Otra vez valencià en la capital; otra vez coreos como si Madrid fuese Castelló por un día. La banda orgullosa y el público, entregado.

La segunda parte empezó con un giro dramático/emotivo hacia lo épico. La Misma Habitación, seguida de Ulls Verds y Bibere Vivere , y de nuevo un servidor volviendo a su habitación con la novela escrita por Zarach sumergiéndome en un mundo de fantasía.

No hacía más que empezar, ya que después llegó el gran triplete folk-metalero: Broceliande, Simon Barrel y Goliardos. Imposible no recordar aquellos tiempos en que Lèpoka se camuflaban tras una sotana.

Carta a María, la ya clasicaza Jagermeister of Puppets (siempre recibida como si fuese obligatorio brindar) y Beerserkers, que hizo honor a su nombre y dejó la sala temblando, quitaban seriedad al asunto y volvíamos todos a ser un poco más gamberros.

Encarando ya el final, sonó Brindo por Verte, justo antes de que Rubén Kelsen colaborara en Contando al Andar, que devolvió al público a un tono más cálido y moderno de la banda.

Para la penúltima tanda, la banda reservó una sorpresa: La Última y a Casa, que verá la luz próximamente y apunta a ser un himno para cerrar bares. Como lo es Chupito, que convirtió la sala en un brindis colectivo más grande que cualquier despedida de gira.

Dios Está Borracho. La canción que abrió la gira, la canción que da nombre al último disco, la canción que, en esta gira, también ha servido para cerrar los conciertos. Y funcionó mejor que nunca. Tras dos horas de concierto Contra Viento y Marea ya no anunciaba que la gira terminaba.

Lèpoka cerró su fin de gira con la convicción de una banda que ya no promete una gran noche: la garantiza. Volvieron a demostrar que lo suyo no es solo un concierto. Es un ritual colectivo donde se mezclan la fiesta, la crítica, el rock, la nostalgia y la borrachera emocional. Veremos qué nos trae de nuevo la banda, pero todo apunta a que el éxito logrado sigue y sigue hacia arriba.

Y si algo quedó claro al final es que nadie quería que terminara. Pero bueno… yo controlo, ¿no?

Crónica: Andrés Aranguren
Fotografías: Javier Paredes