IRON MAIDEN + AVATAR
MADRID – 5 JULIO 2025
ESTADIO METROPOLITANO
Si tuviésemos que elegir una banda representativa del verdadero espíritu del Heavy Metal, esa sería, sin duda, Iron Maiden; ninguna otra banda logra congregar bajo su logo e icónica mascota varias generaciones dispuestos a recibir su bautismo, comunión o confirmación metalera. Y es que si el Heavy Metal es religión, Iron Maiden es su mejor profeta.
El estadio metropolitano de Madrid reunió más de 50.000 almas donde era difícil encontrar alguna que no fuera ataviada con el uniforme de gala, es decir, camiseta negra, logo de la banda, y un Eddie omnipresente que se ha convertido todo un icono en cuanto a moda metalera se refiere, tanto que ha trascendido más allá del habitual público heavy para convertirse en un reclamo de tiendas de ropa generalistas. En el público, pocos eran los que se estrenaban ante un directo de la doncella, abundando aquellos que llevan asistiendo a sus conciertos desde hace 5 décadas.
Y es que más que un concierto, fue la celebración de una banda eterna que para muchos supone algo más que música. El heavy y el amor a los «Maiden» es toda una forma de vida, y en una época donde las canciones y los grupos consumen y desechan a velocidad pasmosa, la pasión, fidelidad y constancia con la que sus seguidores viven la música de Iron Maiden es algo reseñable.
Aunque la banda atesora una discografía envidiable, no se han acomodado, han seguido sacando nuevos discos, pero obviamente sus clásicos de estos 50 años de carrera son los que les han granjeado su estatus de leyendas, y esta gira servía justo de celebración de esa historia a la que aún les quedan episodios por escribir. De hecho, la banda está empezando un nuevo capítulo con nuevo integrante tras la batería, un Simon Dawson que tiene la difícil misión de sustituir a un Nicko McBrain retirado debido a sus problemas de salud. Menos mal que los eternos Bruce Dickinson, Steve Harris, Dave Murray, Janick Gers y Adrian Smith siguen ahí en plena forma.
El habitual «Doctor, Doctor» de UFO derivó en la explosión generalizada de un público expectante por lo que estaba por venir, que no fue otra cosa que un puro espectáculo de celebración del heavy metal más auténtico, con una banda en plena forma que estrena escenografía, sustituyendo sus habituales telones intercambiables por una pantalla más acorde a los nuevos tiempos, tiempos que parecen inmutables en cuanto a su música, ahí está Steve Harris sosteniendo a la banda con su pasión y consistencia, ahí está el trío de guitarristas intercambiándose los solos -con mayor preponderancia de Dave Murray-, un Janick Gers eléctrico que no para ni un segundo quieto, y un Bruce hiperactivo, cuyo pelo blanco es el único testigo del paso de los años, ya que su voz sigue rindiendo a un nivel excelso.
«Murder in the Rue Morgue» abrió la noche, seguido de un «Wrathchild» inconmensurable que ya contó con una audiencia rendida y totalmente entregada, al igual que con clásicos como «Killers» o «Phantom of The Opera», aunque otros hits como «The Number of The Beast» lograron incrementar más -aún si cabe- una intensidad que se sentía en cada milímetro del estadio metropolitano. Es una lástima que la acústica deficiente de este recinto, pasa siempre con cualquier banda, impida disfrutar 100% de la experiencia, ya que son inevitables los rebotes o las variaciones del sonido debido al viento, pero pese a eso se cantó de lo lindo cada corte, ya fuera «The Clairvoyant», un épico «Powerslave» o el super coreado «2 Minutes to Midnight» donde 55.000 gargantas de desgañitaron de lo lindo.
También sabe Iron Maiden ponerse progresivo como demostró un pomposo «Rime of the ancient mariner», pero donde adquiere su verdadera dimensión es en composiciones míticas como «Run To The Hills», cuyo estribillo ha sido cantado por distintas generaciones y donde Madrid, volvió a cantarlo con ganas. Un placer escuchar de nuevo un «Seventh son of a seventh son», y recibir de nuevo la pasión colectiva que se vive en un «The Trooper» donde Bruce ondeó la bandera española además de la union-jack.
Aunque si hubiera que elegir un tema epítome de la comunión que logra Iron Maiden con sus seguidores, ese sería sin duda un «Hallowed be thy name» que logra un erizamiento de bello colectivo. Si no lo has vivido, no sabes lo que significa el heavy metal. Tras un reivindicativo «Iron Maiden» emprendieron la retirada para volver con unos bises siempre en ascenso hasta la explosión final con «Aces High», un «Fear of the dark» maravilloso con un Bruce sacando su vena más teatral candil en mano, y el fin de fiesta final por todo lo alto con «Wasted Years»
Si aún no te explicas por que el heavy metal es un género que trasciende a modas y que sobrevive pase lo que pase, un concierto de Iron Maiden te lo explica a las mil maravillas.
AVATAR
Antes de la misa heavy, Avatar encendió los ánimos con su teatralidad -apareció en escena de una caja de regalo- y riffs pegadizos. Poco a poco se han consolidado como un referente con su marcado histrionismo y unas canciones resultonas que siempre invitan al disfrute. Puede que no peguen del todo con el clasicismo de Iron Maiden, pero sin duda, es una banda que se merece el buen momento que está viviendo.
Cortes como «The Eagle Has Landed», «Smells Like a Freakshow» o «Hail to the Apocalypse» tienen todos los elementos para convertirse en clásicos gracias a su efectismo y riffs pegadizos, además, la banda es todo un espectáculo en directo que fusiona música, metal y teatro, con un Johannes Eckrström que es el paradigma perfecto de un buen frontman, simpático, comunicativo, lleno de expresividad y sobrado de carisma.
También muy correctos el resto de la banda haciendo que sus temas suenen potentes. No es fácil abrir para unos iconos como Iron Maiden, la gente está ansiosa por escuchar a sus ídolos, pero Avatar cuajó una buena actuación y seguro que se ganó unos cuantos seguidores. La banda luce mucho más en sala que en un gran estadio -los podremos ver en 2026-, pero demostraron el porque cada vez se habla más de ellos.
Gran noche.
Texto y fotos: Juan José Díez