Sala Salamandra, L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona)
17 de febrero de 2025
Organiza: Madness Live!
Ayer la Sala Salamandra de Barcelona se convirtió en el epicentro del metal industrial con un cartel de lujo encabezado por los suecos Pain y acompañados por dos grandes bandas: los nacionales Killus y los alemanes Oceans. Una velada donde la potencia, la energía y la intensidad dominaron cada minuto, dejando a los asistentes con la adrenalina por las nubes. Desde los primeros acordes hasta el último grito, el público fue testigo de una descarga sonora arrolladora que convirtió la noche en una auténtica celebración del género.
KILLUS: Metal Industrial de casa
Lo cierto es que cada vez me doy más cuenta de que somos un público bastante desagradecido con nuestro producto local.
El lunes en Barcelona, la tarde la abrió Killus. La banda liderada por Javi Ssagittar ofreció un espectáculo digno de las grandes agrupaciones de metal industrial europeo. Poco tienen que envidiar a otras bandas del género, ya que la potencia con la que arrasaron el escenario fue simplemente espectacular.
El setlist, en mi opinión, fue elegido de manera brillante, con un equilibrio perfecto entre caña y calma. Sonaron temas como Hypocrisy, Feel the Monster o Paralyzed y, para cerrar, sorprendieron con su particular e increíble versión de Gimme! Gimme! Gimme! (A Man After Midnight) de ABBA.
OCEANS desata el caos
La noche en Barcelona prometía intensidad, y los alemanes Oceans no defraudaron. Con su característico sonido que mezcla metalcore, death metal melódico y elementos electrónicos, la banda conquistó Barcelona.
Desde el arranque con «Parasite«, la energía en la sala fue pura electricidad. La banda sonó demoledora, con un Timo Rotten pletórico en las voces, alternando guturales desgarradores con pasajes melódicos, en los cuales hay que decir que no estaba tan acertado esta noche. «Spit« y «We Are Not Okay« mantuvieron la agresividad en lo más alto.
«Breed Consume Die«, desató el caos en la sala, aunque también hubo momentos más melódicos y emotivos con «Home« e «I Sing Alone«, demostrando que también saben jugar con la atmósfera y la emoción. El punto álgido llegó con «Shark Tooth», «Take the Crown», un tema con una fuerza arrolladora, y «The Awakening«, culminando en un final apoteósico con «Sulfur«, un último golpe de adrenalina que dejó a los asistentes sin aliento, y eso que aún estaba por llegar el plato fuerte de la noche.
PAIN, sonido brillante y una puesta en escena impecable
Con una puesta en escena impecable y un sonido demoledor, Pain, la banda liderada por Peter Tägtgren, saltaban al escenario para ofrecernos un concierto donde la fusión de metal industrial y toques electrónicos son los protagonistas, dotando a la banda de esa particularidad tan única.
Desde el arranque con «Just Dropped By» y «End of the Line«, el público se entregó por completo a una avalancha de riffs contundentes y sintetizadores hipnóticos. A lo largo de la velada, la banda demostró que su fuerza radica no solo en la potencia de sus temas, sino también en una cuidada producción visual. Un juego de luces envolvente y humo acompañaba cada canción, creando atmósferas que variaban desde lo siniestro hasta lo frenético, dotando así a los momentos en los que la banda permanecía más estática de un espectáculo visual extra.
Con «Suicide Machine« el videoclip oficial de la canción se proyectó en el fondo del escenario, intensificando la experiencia. La escenografía, bañada en tonos rojizos, acentuó la crudeza de cada acorde, creando una dimensión más oscura.
El setlist avanzó con temas emblemáticos como «Zombie Slam«, «Push the Pusher« y «Go With the Flow». Uno de los momentos más curiosos de la noche llegó con «Have a Drink on Me«, donde el escenario se transformó en una taberna texana con los miembros de la banda sentados, en un respiro momentáneo antes de que el huracán de metal rápido y agresivo volviera a caer sobre nosotros con su siguiente tema «Let Me Out«.
Fueron varios los momentos en los que la la banda cambiaba su dark outfit para convertirse en reinas de la fiesta, como en «Party in my Head» o sorprendiendo con diversos elementos lo que daba ese punto divertido a la noche.
El explosivo cierre llegaba con «Shut Your Mouth« en el que un alien irrumpió en escena, animando al público a corear la inconfundible melodía antes de que la banda saltara de nuevo a las tablas.
Pain alardeó de una calidad impactante dentro del metal industrial, con una puesta en escena calculada al milímetro y un sonido aplastante, lo que nos dejó claro tras su paso por Barcelona que su directo es una experiencia que hay que vivir al menos una vez en la vida.
Por Irene Kilmister.