RIVAS VACIAMADRID (MADRID) – 24 JULIO 2023
AUDITORIO MIGUEL RÍOS
ORGANIZA: LIVE NATION
Está claro que la esencia canalla de Mötley Crüe no encaja en los tiempos actuales de corrección política, pero si te abstraes y consideras esto como lo que és, un espectáculo, el viaje puede ser de lo más satisfactorio. Y precisamente eso es lo que nos ofrecieron Nikki Sixx, Tommy Lee, Vince Neil y Johny 5, un satisfactorio y culpable viaje a los 80 donde primaban los excesos y donde se apostaba todo a la diversión.
Es obvio que sus letras basadas en la oda a la fiesta, los excesos, las drogas, el sexo, las groupies y los locales de streptease no pasan el filtro de la contemporaneidad, pero cuando has basado tu carrera en ellos no puedes hacer una enmienda a la totalidad y no queda otra que una salida hacía delante. Y en eso consistió el concierto de Mötley Crüe, un paseo por el Sunset Strip de hace cuatro décadas rebosantes de temazos que forman parte del imaginario colectivo.
Acompañados de dos bailarinas que inundaban de poses sugerentes el escenario y que ocasionalmente ayudaban a los coros, los Crüe ofrecieron un buen concierto, alejado de polémicas previas donde les acusaban de llevar partes pregrabadas y hacer playback -nada de eso se vio en Rivas-, y donde su nuevo guitarrista Johny 5 -sustituto de Mick Mars el cual está inmerso en una batalla legal con sus antiguos compañeros- contagió al resto con su vitalidad, solvencia y virtuosismo.
Vince Neil nunca ha sido un gran vocalista, y numerosos son los conciertos donde ha rozado el bochorno, sin embargo en este concierto saldó satisfactoriamente su labor, logrando que sus temas míticos no se vieran perjudicados. Y es que de eso la banda va sobrada, «Wild Side», «Shout at the devil», «Too Fast For Love», «Live Wire», «Looks Than Kill» son hitazos cuyos primeros acordes accionan el resorte de tu cabeza, al igual que esa concesión punkarra en el medley con «helter Skelter», «Anarchy in the U.K» o «Blitzrieg Bop». Curiosamente, los temas más modernos fueron los que más desapercibidos pasaron, ni s quiera la parte rapeada de «The Dirt» con Machine Gun Kelly logró enganchar a un público mayoritariamente cuarentón que estaba allí esperando escuchar los temas de su época gloriosa.
Tommy Lee hoy en día es casi un icono pop, por eso puede permitirse sobradas como lo de pedir a las chicas que enseñen las tetas, -cosa que por cierto hicieron un buen número de asistentes- mientras que algún que otro asistente del público le decía con sorna que tuviera cuidado no fuera a ser que Irene Montero le enchironara…. Lo dicho, los Crüe lanzaron un órdago a la grande que era justo lo que se esperaba de ellos, genio y figura…
Para la parte final, otro racimo de temazos como «Home Sweet Home», «Dr Feelgood», «Same ol Situation», «Girls, Girl, Girls» donde aparecieron dos hinchables gigantescos en forma de mujeres robóticas, y guinda final con «Primal Scream» -temazo nunca justamente ponderado- y el enérgico y adrenalítico «Kickstart My Heart» para el final.
Lo dicho, puro placer culpable.
Tras la fiesta de Mötley Crüe llegó la propuesta muy diferente de los británicos Def Leppard. ¿Sonaron mejor? infinitamente, ¿Fueron más elegantes? Sin duda, ¿Sus canciones estuvieron tamizadas por la sofisticación? Sin ningún género de dudas, ¿Fueron más aburridos? Enormemente.
Es lo que le pasa a esta banda, su abundancia de medios tiempos y cortes más lentos no logra encender al máximo al público, lo suyo es algo más gourmet y a veces resulta más difícil disfrutarlo.
Eso sí, Joe Elliot cantó a las mil maravillas, Phill Collen y Vivian Campbell además de mostrar una forma física envidiable, demostraron el porque son unos dioses a las seis cuerdas, Rick Savage impregnó caracter y buen rollo, y Rick Allen volvió a sorprender una vez más de su capacidad pese a tener un único brazo -perdido en accidente de tráfico en 1984-.
Las grandes pantallas inundaron de luz una actuación brillante, pero algo descafeinada, donde repasaron su excelsa discografía, y donde temas como «Let’s Get Rocked», «Kick», «Hysteria», «Pour some sugar on me», «Rock of Ages» o «Photograph» hicieron vibrar a una audiencia que rozó los 25.000 espectadores.
Este duo de bandas logró transportarnos a una época musicalmente muy añorada por los carrozas como nosotros y demostraron una vez más la vigencia del rock y el metal. Con diferentes propuestas y diferentes formas de encarar un concierto, cada uno nos hizo disfrutar de una forma diferente.
¿Alguien dudaba de la vigencia del rock y el metal? Los más de 75.000 asistentes que han sumado este fin de semana los conciertos de Rammstein, Crüe y Leppard, demuestran su pujanza.
Juan José Díez