Max Metal

HAKEN- VIRUS

HAKEN- VIRUS

INSIDE OUT MUSIC

9/10

Impresionante. Definitivamente estos ingleses van a arrebatarles a Dream Theater el cetro de mejor banda de metal progresivo. Tuve la suerte de poderles ver en un Be Prog! en el que dejaron boquiabiertos a todos los asistentes en la interpretación de “Cockroach King”. Fue de un nivel estratosférico, insultante. Siguen su escalada y lo hacen a lo grande con una obra tremenda, efectiva e inspirada. Es de lo más completo grabado hasta la fecha y la sucesión de genialidades es constante. Lo que más brilla esta vez es la composición de unas canciones que dan espacio y cancha para que todos los instrumentistas hagan sus diabluras. Virus es el certero título del disco, pero no hay intención alguna de referirse a la pandemia pues la gestación de esta obra fecha de cuando se grabó el anterior Vector. Es un material que compartió espacio y tiempo y perteneciente a unas mismas sesiones de grabación. Muy inspiradas, por cierto, y también más netamente metálicas que en sus primeros pasos.

El inicio es estelar con una maravilla de la talla de “Prosthetic” y con un Ross impresionante a las voces. Los efluvios de los Dream Theater son constantes tanto en algunos momentos por la guitarra de Richard Henshall como por los teclados tan a lo Jordan Rudess de Diego Tejeida. El estribillo se te quedará a la primera escucha y los desarrollos instrumentales son tan rotundos como pegadizos. Lucen el equilibrio perfecto entre técnica y composición. Hay que subrayar el tremendo riff y el excepcional sonido de la batería de Raymond Hearne. El altísimo nivel se mantiene en la preciosa “Invasion” con un inicio a capela de esos que marcan toda la personalidad del grupo. Material de este nivel va mucho más allá de poderles considerar una promesa y hay que hablar de firme realidad. Esta gente puede ser la punta de lanza del metal progresivo desde ya.

La extensa “Carousel” es delicada y hermosa bajando revoluciones y conectando con material más cercano a Radiohead. En sus 10 minutos hay contundencia sónica y esos detalles tan logrados como el hecho de cantar el estribillo doblado. Vuelven las comparaciones con los Dream Theater de la buena época, pero también le veo conexiones con grupos como Vanden Plas. Dejan el estribillo de base y van escalando y haciendo excursiones a nivel musical en los versos, siempre muy libres. Puede que “The Strain” sea la composición más directa y “fácil” del disco. Buscan impacto directo y no es hasta medio tema que Conner con su bajo y Raymond con su batería empiezan a romper estructuras. Una composición que podría funcionar sin toda la carga progresiva incluso. Vuelven los terrenos indies y un cambio de acera notable en “Canary Yellow”, aunque con muy buenos mimbres. La composición resulta con esa base pregrabada y ese regusto agridulce general del tema.

Luego ya viene el gran festín familiar con las cinco partes diferenciadas de “Messiah Complex”. Son casi 20 minutos de viaje progresivo donde se visitan composiciones antiguas con unos guiños muy bien llevados (otra vez algo muy Dream Theater) y sumando argumentos a uno de los temas más arriesgados y complejos que hayan grabado nunca. La separación en diferentes parcelas la hace menos pesada y liviana, aunque hay momentos de saturación instrumental como en la segunda, titulada “A Glutton for Punishment”. Juegan con cumbres y valles vuelve a quedar demostrado que la voz de Ross Jennings está a un nivel apabullante. Puro disfrute en el fragmento “Marigold” saturando con guitarras desacompasadas en tiempos marcianos. El canon polifónico ya les define y este irrumpe en la cuarta parte: “The Sect”. Una de las grandes genialidades es meterle efectos de videojuegos de los 80. Brillante y adictivo. Terminan a lo grande con “Ectobius Rex” y un épico final de ampulosos teclados. Antes despachan Charlie y Richard varios solos de guitarras mientras las voces tejen esas telarañas sónicas de tallada orfebrería. “Only Stars” se despide a modo de coda, en paz, y conectando, por ejemplo, con lo que han ofrecido en su última obra Riverside. Relax, teclados atmosféricos, ruiditos y sensación de espacios abiertos.

Podemos verles como un grupo nuevo pero el error sería mayúsculo. Son ya trece años y seis discos, por eso los juegos con números romanos en V(ector), VI(rus). Grupo excepcional con un material incendiario que en cada paso discográfico queman etapas y suben peldaños. Ross Jennings es el gran activo de un conjunto que también brilla en la técnica y cada vez más en la composición. Estamos hablando de metal progresivoasí que brillar en esto es algo al alcance de muy, muy pocos, sólo de los elegidos. Su decisión de apostar por los elementos más metal es evidente por mucho que también dejen puertas abiertas a otro tipo de estilos. Relájate, ponle atención y disfruta de uno de los discos del año.

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  • Nota de los lectores (5 Votos) 8.9